La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Alonso Vicent escribió: ↑Mié, 18 Jun 2025 15:13
Y el mundo estaba más acá: con soledades, sufrimientos y recuerdos que no se reflejan ya en los espejos.
Un sufrir hecho poema que indaga los presentes.
Un abrazo, Alejandro, y cuidado con los pactos, que ese también lo firmé yo, entre otros.
Gracias Alonso.
Un placer recibirte en mis letras.
Un abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
He buscado el mundo en la vereda que permite el cielo,
con la distancia que dibuja la nieve caída,
la espina dormida en algún lugar de la almohada
y el suelo roto avistado desde un espejo ciego.
Y, ¿sabes? No lo encontré.
Creí que sentado en un banco de piedra
los recuerdos me indicarían si estaba bien posicionado,
pero, estaba solo, sin nadie a mi lado,
y los pasillos de la mente tenían las puertas cerradas.
Y, ¿sabes? No supe abrirlas.
Me tomé el pulso por si no estaba en condiciones,
y comprobé que, hasta en el calzado,
los cordones también estaban atenazados
y durante un buen rato, no atendí a razones.
Y, ¿sabes? Creo que nunca lo hice.
Llovió tanto que la frente se ahogó
y no fue el agua culpable,
traté entonces de comprender lo tantas veces incomprendido,
y quedé tendido sobre el vómito de mi piel.
Y, ¿sabes? Nunca comprendí la realidad.
Firmé un pacto contra mi propio yo,
quise ser el eslabón que aglutinara mi delirio,
solo fue martirio para mis ácidas venas
y nadé sobre el barro de un agua convertida en lodazal.
Y, ¿sabes? No supe a donde me conducía.
Ahora ya no siento más que la tortura de los días,
la eterna melodía de una sinfonía en decadencia,
solo le pido a la demencia que me libere de sus grilletes
y, a estas manos liberadas, que iluminen aquel rincón oscuro.
Y, ¿sabes? Aún sigo sin verte.
Cierro, por tanto, el epílogo con la tinta de mis lágrimas,
con la ausencia de tu cuerpo y de tu alma,
para buscar con la calma más serena, una luz que se apiade de mí,
y convertir tu imagen y mi ser, en el único recuerdo de ayer.
Y, ¿sabes? Te buscaré hasta que deje de quererte.
Aunque mi cuerpo siga sufriendo el dolor que me provocaste
y mis ojos no dejen de observar tu imagen.
¿Sabes? Y todo, por amarte tanto.
Interesante poema, donde comulga la tristeza con la originalidad de su destino. Excelente.
Desde la soledad de mi isla, un abrazo.
José Manuel Febles
Gracias, José Manuel.
Eres muy amable.
Cuídate.
Un fuerte abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…