La caza

[Francesch Vicent]

Cae la noche ciega y sobre mí la lluvia
-no espero que me limpie los pesares-
persiguiendo el anhelado sueño,
pero solo he conseguido perder
mis apoyos y las botas
por un camino de agravios.

Nada como acariciar una cuesta
con los pies mordidos por las piedras
y el corazón atrapado en un jardín
de cuchillos luchando por mi vida.

Soy la presa y me adentro
en un lugar sombrío y estéril,
paisaje penoso que no me digno
a seguir mirando,
porque es mi vivo retrato.

Huyo, porque la caza ha comenzado.
Siento su paso suave incendiar
los bosques, su aliento sobre mi espalda
y su beso mortal aplastando mi cuello.

Atranco las puertas de mis miedos.
Está subiendo las escaleras
y lamiendo ruidosamente los peldaños,
pero antes del sacrificio absoluto
quiero tener el alivio de ver
cómo reverdece la luna asolada.

[Alejandro Costa]

¡Magnífico!

Esta caza me ha encantado, con versos agónicos, pero a la vez muy poéticos, y unas metáforas que engrandecen el escrito.

Tarde o temprano, todos seremos cazados.

Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

.

Un poema pleno de aciertos; sostiene el ritmo, el mensaje, el grito.
Me ha cautivado su coherencia, su fuerza transmisora.

Salud y felicidad, querido compañero.

[Ana Muela Sopeña]

Una alegoría fabulosa, Francesch:

La caza puede ser tantas cosas...

Felicidades
Un beso

Ana

[José M. F. Febles]

Cae la noche ciega y sobre mí la lluvia
-no espero que me limpie los pesares-
persiguiendo el anhelado sueño,
pero solo he conseguido perder
mis apoyos y las botas
por un camino de agravios.

Nada como acariciar una cuesta
con los pies mordidos por las piedras
y el corazón atrapado en un jardín
de cuchillos luchando por mi vida.

Soy la presa y me adentro
en un lugar sombrío y estéril,
paisaje penoso que no me digno
a seguir mirando,
porque es mi vivo retrato.

Huyo, porque la caza ha comenzado.
Siento su paso suave incendiar
los bosques, su aliento sobre mi espalda
y su beso mortal aplastando mi cuello.

Atranco las puertas de mis miedos.
Está subiendo las escaleras
y lamiendo ruidosamente los peldaños,
pero antes del sacrificio absoluto
quiero tener el alivio de ver
cómo reverdece la luna asolada.


El ritmo y la claridad expresa en tú hermoso poema, me lleva a confesar mi íntegra comunión con lo poéticamente expuesto.
Mi más sincera felicitación, amigo-

Desde la soledad de mi isla,

José Manuel Febles

[Alonso Vicent]

Cae la noche ciega y sobre mí la lluvia
-no espero que me limpie los pesares-
persiguiendo el anhelado sueño,
pero solo he conseguido perder
mis apoyos y las botas
por un camino de agravios.

Nada como acariciar una cuesta
con los pies mordidos por las piedras
y el corazón atrapado en un jardín
de cuchillos luchando por mi vida.

Soy la presa y me adentro
en un lugar sombrío y estéril,
paisaje penoso que no me digno
a seguir mirando,
porque es mi vivo retrato.

Huyo, porque la caza ha comenzado.
Siento su paso suave incendiar
los bosques, su aliento sobre mi espalda
y su beso mortal aplastando mi cuello.

Atranco las puertas de mis miedos.
Está subiendo las escaleras
y lamiendo ruidosamente los peldaños,
pero antes del sacrificio absoluto
quiero tener el alivio de ver
cómo reverdece la luna asolada.

No es lo mismo cazar que ser cazado, y en este bosque-vida-muerte el miedo puede ser un salvoconducto o simplemente una espera.
Un poema que indaga en las huidas y los temores del presente.
Un saludote, Fransesch.