Crítica literaria a Noticias al alba de octubre, de Julio González Alonso
- Rafel Calle
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Crítica literaria a Noticias al alba de octubre, de Julio González Alonso
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En Noticias al alba de octubre, nuestro amigo Julio González Alonso entrega una obra que es al mismo tiempo elegía, paisaje y revelación. Bajo una estructura de verso libre y con una carga simbólica muy densa, el autor se aproxima al instante en que le fue comunicada la muerte de su padre. El escenario es León, su ciudad natal, y el tiempo, el alba: ese umbral entre la noche y el día que en la tradición poética —y más aún en la experiencia humana— siempre ha representado un espacio liminal, cargado de presagios.
Desde sus primeros versos, el poema despliega una atmósfera de quietud y recogimiento. Las figuras que “pasan por delante de tu puerta” no están plenamente vivas ni del todo ausentes: son presencias veladas, tal vez el mensajero del luto, tal vez los recuerdos que emergen como bruma. “Musgo de la mañana”, “picos abiertos de pájaros a la claror del día”, “olas de brumas rasgadas en los faedos”: el lenguaje es visual, táctil, incluso húmedo. La naturaleza no es decorado, sino prolongación emocional del yo poético.
El momento de la noticia se funde con el paisaje, y la muerte del padre no se nombra directamente, pero se insinúa en cada imagen: la “canción ya muerta por la boca”, los “brocales de pozos de oscurecidas aguas”, el “aire en escarcha en las márgenes del río”. La ciudad de León aparece desierta, como paralizada por el dolor. Todo lo que era familiar se vuelve símbolo de pérdida, incluso las calles, incluso el alba misma.
Hay, sin embargo, momentos de belleza luminosa que rompen la frialdad del duelo: “Eran del alba como del labio el beso / y una flor encarnada”. El beso y la flor roja introducen un amor latente, acaso el vínculo entre padre e hijo, o la propia capacidad de Julio para transfigurar el dolor en imagen.
La dimensión simbólica del poema es amplia y profunda: la luz del amanecer, las raíces y la sangre, las cruces y campanillas, el río detenido por la escarcha. Todo remite a un tránsito, a un pasaje entre mundos. La muerte del padre no se dice, se intuye, se encarna en esos signos. De todos modos, en cuanto tenga tiempo, abundaré sobre la simbología de este poema, porque parece que el simbolismo es cosa de un estilo de poesía concreto, pero nada más lejos de la realidad, como demostraré muy en breve.
Y, bueno, el poema cierra con una ternura inesperada: “Del alba eran, / enamoradas”. Esas figuras que recorren el poema —fantasmas, recuerdos, mensajeros— no solo pertenecen al amanecer: también traen consigo amor. Julio González Alonso no se despide con desesperación, sino con una serena aceptación, casi con gratitud. El padre se ha ido, pero lo ha hecho “enamorado”, en paz con el mundo al que pertenecía.
En fin, Noticias al alba de octubre es un ejemplo conmovedor de cómo la poesía puede hablar del duelo sin nombrarlo, convertir una pérdida íntima en una experiencia compartida, y usar el lenguaje no para cerrar heridas, sino para nombrarlas con belleza y dignidad.