Ángela

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

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Marisa Peral
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Re: -ÁNGELA-

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

Después de escribir mi poema “Secretos” recordé este relato de 1.999 que rescato hoy.
Marisa Peral escribió: Lun, 06 Jul 2015 14:36
-ÁNGELA-

Como todos los días sonó el despertador a las siete de la mañana y Ángela se
levantó a duras penas, tras una de tantas noches de insomnio.
Miró por la ventana, todavía estaban encendidas las farolas de la calle, llovía
y hacía frío. Era otra mañana fría y solitaria, como casi todas en su vida.
Después de una ducha, se arregló, tomó un café y conectó su ordenador, comprobó
si tenía correo y ¡clic! ¡ahí estaba!

Hoooolaaaaa,
Estoy en Dusseldorf
Llego hoy a Barajas a las 9,45 en el vuelo IB3521, irás a buscarme ¿verdad?
Allí te espero.- No te enfades, ya, ya sé que llevas mucho tiempo sin noticias
mías, ya te contaré.
No me falles, te quiero. Pablo.

El correo electrónico era el único medio por el que de vez en cuando y en los
últimos dos años Ángela sabía dónde estaba Pablo y siempre sus mensajes eran
así, cortos y exigentes.

- ¡Maldita sea!, siempre me hace lo mismo, tendré que llamar al despacho y
cancelar las entrevistas que tenía esta mañana.

Habló con su secretaria y le pidió que intentase cambiar esas citas.

- Consigue cambiarlas como sea Rita, no puedo ir hoy, Pablo llega a Barajas a
las 9:45 y no sé qué planes tiene, como siempre. Te llamaré luego.

Durante el trayecto hacia el aeropuerto pensaba en Pablo y en lo que le hacía
sufrir permanentemente.
¿Cómo estará? pensaba.
Al verle, un escalofrío recorrió su espalda, estaba delgadísimo, esquelético.
Se abrazo a ella como antes, como cuando era un niño.

- ¿Estás bien Pablo?
- Sí, ahora sí, vamos a casa mamá.

Cuánto tiempo hacía que no la llamaba así, ahora estaba segura de que algo grave
pasaba.

- Cuéntame Pablo, para qué has vuelto, no me interpretes mal porque estoy
contenta de verte, pero quiero saber qué pasa.

Pablo callaba, no sabía por dónde empezar.

- ¿La has dejado? No sigues con ella ¿verdad?
- No Ángela, no es eso.
- ¿Qué es entonces?
- No sé, me he cansado de vagabundear, no tengo dinero ni trabajo y he pensado
que tú…. Que aquí, contigo.
- Pablo, tienes 26 años ¿has pensado ya qué quieres o qué puedes hacer?
- No puedo hacer nada, ya nada.

Ángela le observaba y se daba cuenta por momentos de lo que estaba ocurriendo.

- Tenemos que ir a un médico Pablo, no estás bien.
----------------

Tumbado allí, en aquella cama de hospital, Pablo le decía a Ángela.

- Como has envejecido mamá y yo soy el culpable.
- No he querido ver tu sacrificio ni tu sufrimiento pero te quiero, te quiero
tanto y ahora ya es tarde.
- Pablo, olvida eso ahora, te pondrás bien.
- No mamá, ya no es hora de seguir con mentiras y hasta ahora sólo eso te había
contado, mentiras que tu tapabas y que al pasar del tiempo has pagado muy caro.
- Tu padre no hizo nada por entendernos, a ninguno de los dos.
- Recuerdo cuando era niño, aquella canción que me cantabas y me hacía dormir,
quiero volver a dormir como entonces.- Quiero acabar con esto mamá y una vez más
tú, solo tú puedes ayudarme.
- No puedo Pablo, sé que nunca la has dejado pero no me pidas eso ahora.
- Cómprala mamá, la más dura, una dosis fuerte acabará conmigo y dejaré de
sufrir. ¿Ves? mi egoísmo no tiene límites, incluso en mis últimos momentos sólo
pienso en mi.

Pablo le dijo donde tenía que ir.
Ángela salió del Hospital y cogió un taxi, tuvo que convencer al conductor para
que la llevase y esperase para volver y le costó bastante tiempo conseguirlo, a
los taxistas no les gusta ir a esos poblados marginales.
Cuando llegó de nuevo al hospital eran casi la 2 de la madrugada.
Se abrazaron y sin decir nada, aquella noche y después de mucho tiempo por fin
durmieron.
Ángela y Pablo emprendieron juntos su último vuelo.
-----
© MAR - Febrero 1.999

Pongo aquí este relato porque sé que necesita más de una y dos correcciones y lo dejo en vuestras manos.
Está escrito en 1999 coincidiendo con la muerte de Enrique Urquijo.
Espero vuestros comentarios.
Gracias por todo.
—-
Marisa Peral Sánchez

¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
Corre y se feliz!

—-
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Marisa Peral
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Reponiendo - Re: -ÁNGELA-

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

Marisa Peral escribió: Mar, 10 Sep 2024 12:49 Después de escribir mi poema “Secretos” recordé este relato de 1.999 que rescato hoy.
Marisa Peral escribió: Lun, 06 Jul 2015 14:36
-ÁNGELA-

Como todos los días sonó el despertador a las siete de la mañana y Ángela se
levantó a duras penas, tras una de tantas noches de insomnio.
Miró por la ventana, todavía estaban encendidas las farolas de la calle, llovía
y hacía frío. Era otra mañana fría y solitaria, como casi todas en su vida.
Después de una ducha, se arregló, tomó un café y conectó su ordenador, comprobó
si tenía correo y ¡clic! ¡ahí estaba!

Hoooolaaaaa,
Estoy en Dusseldorf
Llego hoy a Barajas a las 9,45 en el vuelo IB3521, irás a buscarme ¿verdad?
Allí te espero.- No te enfades, ya, ya sé que llevas mucho tiempo sin noticias
mías, ya te contaré.
No me falles, te quiero. Pablo.

El correo electrónico era el único medio por el que de vez en cuando y en los
últimos dos años Ángela sabía dónde estaba Pablo y siempre sus mensajes eran
así, cortos y exigentes.

- ¡Maldita sea!, siempre me hace lo mismo, tendré que llamar al despacho y
cancelar las entrevistas que tenía esta mañana.

Habló con su secretaria y le pidió que intentase cambiar esas citas.

- Consigue cambiarlas como sea Rita, no puedo ir hoy, Pablo llega a Barajas a
las 9:45 y no sé qué planes tiene, como siempre. Te llamaré luego.

Durante el trayecto hacia el aeropuerto pensaba en Pablo y en lo que le hacía
sufrir permanentemente.
¿Cómo estará? pensaba.
Al verle, un escalofrío recorrió su espalda, estaba delgadísimo, esquelético.
Se abrazo a ella como antes, como cuando era un niño.

- ¿Estás bien Pablo?
- Sí, ahora sí, vamos a casa mamá.

Cuánto tiempo hacía que no la llamaba así, ahora estaba segura de que algo grave
pasaba.

- Cuéntame Pablo, para qué has vuelto, no me interpretes mal porque estoy
contenta de verte, pero quiero saber qué pasa.

Pablo callaba, no sabía por dónde empezar.

- ¿La has dejado? No sigues con ella ¿verdad?
- No Ángela, no es eso.
- ¿Qué es entonces?
- No sé, me he cansado de vagabundear, no tengo dinero ni trabajo y he pensado
que tú…. Que aquí, contigo.
- Pablo, tienes 26 años ¿has pensado ya qué quieres o qué puedes hacer?
- No puedo hacer nada, ya nada.

Ángela le observaba y se daba cuenta por momentos de lo que estaba ocurriendo.

- Tenemos que ir a un médico Pablo, no estás bien.
----------------

Tumbado allí, en aquella cama de hospital, Pablo le decía a Ángela.

- Como has envejecido mamá y yo soy el culpable.
- No he querido ver tu sacrificio ni tu sufrimiento pero te quiero, te quiero
tanto y ahora ya es tarde.
- Pablo, olvida eso ahora, te pondrás bien.
- No mamá, ya no es hora de seguir con mentiras y hasta ahora sólo eso te había
contado, mentiras que tu tapabas y que al pasar del tiempo has pagado muy caro.
- Tu padre no hizo nada por entendernos, a ninguno de los dos.
- Recuerdo cuando era niño, aquella canción que me cantabas y me hacía dormir,
quiero volver a dormir como entonces.- Quiero acabar con esto mamá y una vez más
tú, solo tú puedes ayudarme.
- No puedo Pablo, sé que nunca la has dejado pero no me pidas eso ahora.
- Cómprala mamá, la más dura, una dosis fuerte acabará conmigo y dejaré de
sufrir. ¿Ves? mi egoísmo no tiene límites, incluso en mis últimos momentos sólo
pienso en mi.

Pablo le dijo donde tenía que ir.
Ángela salió del Hospital y cogió un taxi, tuvo que convencer al conductor para
que la llevase y esperase para volver y le costó bastante tiempo conseguirlo, a
los taxistas no les gusta ir a esos poblados marginales.
Cuando llegó de nuevo al hospital eran casi la 2 de la madrugada.
Se abrazaron y sin decir nada, aquella noche y después de mucho tiempo por fin
durmieron.
Ángela y Pablo emprendieron juntos su último vuelo.
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© MAR - Febrero 1.999

Pongo aquí este relato porque sé que necesita más de una y dos correcciones y lo dejo en vuestras manos.
Está escrito en 1999 coincidiendo con la muerte de Enrique Urquijo.
Espero vuestros comentarios.
Gracias por todo.
—-
Marisa Peral Sánchez

¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
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Carmen Moro Frías
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Registrado: Vie, 16 Dic 2022 17:33

Re: Ángela

Mensaje sin leer por Carmen Moro Frías »

Hola Marisa
Me has dejado sin palabras. Una ternura enorme rodeada de pena y culpa.
Realmente magnífico.
No puedo decir nada. Un abrazo
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Marisa Peral
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Re: Ángela

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

Carmen Moro Frías escribió: Sab, 19 Abr 2025 17:09 Hola Marisa
Me has dejado sin palabras. Una ternura enorme rodeada de pena y culpa.
Realmente magnífico.
No puedo decir nada. Un abrazo

Muchas gracias a ti, Carmen, por leer este relato y comentarlo.
Me alegro si te ha gustado.
Un abrazo.
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Marisa Peral Sánchez

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José M. F. Febles
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Registrado: Sab, 19 Abr 2025 8:51

Re: Ángela

Mensaje sin leer por José M. F. Febles »

Marisa Peral escribió: Lun, 06 Jul 2015 14:36 -ÁNGELA-

Como todos los días sonó el despertador a las siete de la mañana y Ángela se
levantó a duras penas, tras una de tantas noches de insomnio.
Miró por la ventana, todavía estaban encendidas las farolas de la calle, llovía
y hacía frío. Era otra mañana fría y solitaria, como casi todas en su vida.
Después de una ducha, se arregló, tomó un café y conectó su ordenador, comprobó
si tenía correo y ¡clic! ¡ahí estaba!

Hoooolaaaaa,
Estoy en Dusseldorf
Llego hoy a Barajas a las 9,45 en el vuelo IB3521, irás a buscarme ¿verdad?
Allí te espero.- No te enfades, ya, ya sé que llevas mucho tiempo sin noticias
mías, ya te contaré.
No me falles, te quiero. Pablo.

El correo electrónico era el único medio por el que de vez en cuando y en los
últimos dos años Ángela sabía dónde estaba Pablo y siempre sus mensajes eran
así, cortos y exigentes.

- ¡Maldita sea!, siempre me hace lo mismo, tendré que llamar al despacho y
cancelar las entrevistas que tenía esta mañana.

Habló con su secretaria y le pidió que intentase cambiar esas citas.

- Consigue cambiarlas como sea Rita, no puedo ir hoy, Pablo llega a Barajas a
las 9:45 y no sé qué planes tiene, como siempre. Te llamaré luego.

Durante el trayecto hacia el aeropuerto pensaba en Pablo y en lo que le hacía
sufrir permanentemente.
¿Cómo estará? pensaba.
Al verle, un escalofrío recorrió su espalda, estaba delgadísimo, esquelético.
Se abrazo a ella como antes, como cuando era un niño.

- ¿Estás bien Pablo?
- Sí, ahora sí, vamos a casa mamá.

Cuánto tiempo hacía que no la llamaba así, ahora estaba segura de que algo grave
pasaba.

- Cuéntame Pablo, para qué has vuelto, no me interpretes mal porque estoy
contenta de verte, pero quiero saber qué pasa.

Pablo callaba, no sabía por dónde empezar.

- ¿La has dejado? No sigues con ella ¿verdad?
- No Ángela, no es eso.
- ¿Qué es entonces?
- No sé, me he cansado de vagabundear, no tengo dinero ni trabajo y he pensado
que tú…. Que aquí, contigo.
- Pablo, tienes 26 años ¿has pensado ya qué quieres o qué puedes hacer?
- No puedo hacer nada, ya nada.

Ángela le observaba y se daba cuenta por momentos de lo que estaba ocurriendo.

- Tenemos que ir a un médico Pablo, no estás bien.
----------------

Tumbado allí, en aquella cama de hospital, Pablo le decía a Ángela.

- Como has envejecido mamá y yo soy el culpable.
- No he querido ver tu sacrificio ni tu sufrimiento pero te quiero, te quiero
tanto y ahora ya es tarde.
- Pablo, olvida eso ahora, te pondrás bien.
- No mamá, ya no es hora de seguir con mentiras y hasta ahora sólo eso te había
contado, mentiras que tu tapabas y que al pasar del tiempo has pagado muy caro.
- Tu padre no hizo nada por entendernos, a ninguno de los dos.
- Recuerdo cuando era niño, aquella canción que me cantabas y me hacía dormir,
quiero volver a dormir como entonces.- Quiero acabar con esto mamá y una vez más
tú, solo tú puedes ayudarme.
- No puedo Pablo, sé que nunca la has dejado pero no me pidas eso ahora.
- Cómprala mamá, la más dura, una dosis fuerte acabará conmigo y dejaré de
sufrir. ¿Ves? mi egoísmo no tiene límites, incluso en mis últimos momentos sólo
pienso en mi.

Pablo le dijo donde tenía que ir.
Ángela salió del Hospital y cogió un taxi, tuvo que convencer al conductor para
que la llevase y esperase para volver y le costó bastante tiempo conseguirlo, a
los taxistas no les gusta ir a esos poblados marginales.
Cuando llegó de nuevo al hospital eran casi la 2 de la madrugada.
Se abrazaron y sin decir nada, aquella noche y después de mucho tiempo por fin
durmieron.
Ángela y Pablo emprendieron juntos su último vuelo.
-----
© MAR - Febrero 1.999

Pongo aquí este relato porque sé que necesita más de una y dos correcciones y lo dejo en vuestras manos.
Está escrito en 1999 coincidiendo con la muerte de Enrique Urquijo.
Espero vuestros comentarios.
Gracias por todo.
[

Mi más sincera felicitación.

Desde la soledad de mi isla

José Manuel Febles
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Marisa Peral
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Re: Ángela

Mensaje sin leer por Marisa Peral »

José M. F. Febles escribió: Dom, 27 Abr 2025 7:59
Marisa Peral escribió: Lun, 06 Jul 2015 14:36 -ÁNGELA-


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Mi más sincera felicitación.

Desde la soledad de mi isla

José Manuel Febles

Me alegra verte por este foro de Prosa, José Manuel, y agradezco tu sincera y afectuosa felicitación.

Un abrazo grande.
—-
Marisa Peral Sánchez

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