Signos (con enorme cariño a J. L. Villena)

[Dolors Alberola.]

Hasta los signos vienen
las sombras torturadas.
ANTONIO GAMONEDA



¿Es tu memoria, acaso, más que sombra?
¿Cuándo supiste tú de otros momentos
que no acabaran pronto en algún humo?
Quieres guardarlos, abres
la caja del ayer como si fuese un libro
y lees las palabras solamente.
Nunca los textos
pudieron arrojar tantas imágenes.
El papel del pasado está lleno de líneas
y lleno de sucesos que fuiste desechando.
Pero nunca se borran, son los signos
que no quieres leer
y vuelven, vagabundos, por tu mente.

Ellos llevan maletas de cansancio
y llaman a una puerta que aún les pertenece.
Pretendes no atender su insistente llamada
mas no dejas por ello de escuchar el sonido.
Llaman constantemente. No están muertos,
aunque su rostro sea más frío que el invierno.
Sombras son, sí. Quizás por eso sombras
ocupan tus espacios y tus sueños.

Llegan de otras ciudades, de otro mar, de otro hombre
que fuiste tú con ellos. Tú no eras
entonces sino un ágil muchacho que tenía
un tiempo más que tiempo,
un amor que no fue sino fuego o bebida,
toda una historia larga que narrar.

No contaste con ellos.
Quisiste ser el dueño de tu vida
y firmar amplias páginas escritas a tu antojo.
Ellos, pequeñas bestias, te temían,
escondiéndose siempre detrás de los olvidos.


Pasaron tantas cosas que los hicieron fuertes
y no tuvieron ya más temor que su inercia.
Salieron, como salen los tigres de los árboles
y en los árboles dejan su arañazo y su sombra.
Ahora siguen contigo y asoman su cabeza
cada vez que la vida se tuerce en una esquina.

Son las notas borradas de tus folios,
los tristes garabatos que vivieron
a través del engaño de tu tinta.
Nada saben de ti. Tal vez ya han olvidado
y sólo tú recuerdas su existencia y los traes
a vivir nuevamente su martirio.

¿Es tu memoria entonces
un dios que va dejando en el olvido
todo lo que fue hoy y ahora es ya pasado?
Los muertos no se olvidan. Siguen, muertos,
recordando la mente que los hizo.
¿Cuándo supieron ellos de no nacer, no ser,
no doler en la vida? No los culpes.
Deja su inexistencia aún latente
y llévalos contigo en humildad.

También tú, que los niegas,
fuiste deseo un día de tus padres,
circunstancia de un cuerpo que te llevó en su cuerpo,
negación de otros sueños que no alcanzaron nada.
Sombras junto a las sombras, vamos todos,
olvidando, al olvido,
como un navío fúnebre en sus aguas.

[Rafel Calle]

Bienvenida, amiga Tristana, esperemos que te sientas a gusto con nosotros.
Me ha encantado este homenaje al compañero José Luis Villena. Él fue uno de los mejores poetas que he conocido en Internet.
En fin, nos iremos leyendo.
Recibe un cordial saludo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Excelente poema que abre el camino a la elegía por vía del discurso y la conversación amable y dolorida. Con mis felicitaciones.
Salud.

[Javier Dicenzo]

Felicitaciones , muy buen poema, en recuerdo de este poeta.
javier

[Dolors Alberola.]

Gracias, Rafael, un gesto encantador el tuyo. Saludos

[Dolors Alberola.]

Julio, celebro tanto este reencuentro. Abrazos

[Dolors Alberola.]

Muchísimas gracias, Javier. Amabilísimas tus palabras. Abrazos

[Hallie Hernández Alfaro]

Un poema precioso y enorme!

Enhorabuena y bienvenidísima seas.

Hallie

[Blanca Sandino]

Un bello homenaje. Y también lo es tu poema.

Se bienvenida, y gracias por compartirlo

Blanca

Llaman constantemente. No están muertos,
aunque su rostro sea más frío que el invierno.
Sombras son, sí. Quizás por eso sombras
ocupan tus espacios y tus sueños.

[Sara Castelar Lorca]

Un poema desgarrador, las sombras se instalan en lugares insospechados y no es fácil deshacerse de ellas. Me gusta la profundidad a la que arrojas luz, Tristana, el poeta, desde donde se encuentre, estará atentamente despierto y agradecido.

Un abrazo y bienvenida

Sara

[Dolors Alberola.]

Gracias Hallie, se está bien entre vosotros y me da la ocasión de ver a maravillosos amigos que hacía tiempo echaba de menos. Mi abrazo sea contigo.

[Luis Oroz]

Impresionante poema!

Hacía tiempo que no leía algo tan arrolladora y magistralmente visceral.

Pasaron tantas cosas que los hicieron fuertes
y no tuvieron ya más temor que su inercia.
Salieron, como salen los tigres de los árboles
y en los árboles dejan su arañazo y su sombra.

Toda Elegía bien escrita lleva una carga de solemnidad, pero esta mezcla tuya de rutinaria emotividad es francamente reseñable.
Mi humilde aplauso, compañera.

Luis Oroz.

[Dolors Alberola.]

Gracias, Blanca, espero que la palabra nos ilumine a todos. Saludos

[Benjamín León]

Tristana, magnífico tu poema en la memoria de nuestro amigo. Desde la cita en adelante el poema se crece y emociona, llega en su hondura y en su profundidad. Gracias por compartir tu trabajo.

Un saludo afectuoso, Benjamín.

[Dolors Alberola.]

Gracias, Sara, tus palabras sólo las puede escribir una poeta de tu talla. Besos