
mis ilusiones son de otra calaña,
no hay ni malos ni buenos
en su historia, pues no se les engaña.
Vasos medio vacíos, medio llenos,
cristal que no se empaña,
son la luz en la caja de los truenos,
no es cuestión de maña.
Son lo opuesto al empeño, al raciocinio,
su estro salva la vida,
o tan solo decora el exterminio.
No hay quien lo decida,
nadie que las maneje con dominio,
vienen sin avisar, se van sin despedida.