despliega sus soledades
para que juegues con ellas:
I.
Sin miedo,
me gusta soñarte a mis pies;
recostado,
con la mirada perdida
en un pasado gris
que se pierde en el tiempo.
Te aferras a mis brazos
contemplando una laguna y un desierto
en mis pupilas.
II.
Esta noche la nostalgia
me abofetea el alma,
y yo la dejo.
¡Nostalgia malvada!
Me haces por instantes tu presa
y luego te vas,
—te evaporas—
me dejas sin nada.
Picoteas entre recuerdos,
los que más dañan.
Te odio nostalgia
pero a veces…
… a veces, me haces falta.
III.
Voy a dormirme en ti
para respirar tus sueños
y hacer mías tus ilusiones.
Pasearme por el laberinto
de tu mente
para perderme…
… perderme entre tus ideas.
Mas despertarme en yo!