Pensó en un gigantesco trozo de gelatina o en la espuma aislante que se inyectaba y crecía como un tumor en las cámaras de las paredes. Con esa idea todos ustedes tendrán una imagen bastante aproximada de lo que A. ve cuando siente hostilidad en cualquier habitación del mundo.
Por eso le cuesta tanto penetrar ese fluido, particular y asfixiante, que contiene un ambiente con olor a humanidad.
Pero no tiene más remedio que desenfundar el afilado machete del valor y abrirse paso a través de la gelatina, aromática y pegajosa, como si de una incursión en la maraña de una selva tropical se tratara.
Deseó disociarse, separar los diversos componentes de la sustancia A. pero de forma gradual: primero deshacerse de su enorme olfato y, después, una vez que su propia esencia se hallara lejos del habitáculo de la enfermedad, iniciar un proceso de disociación del resto de los sentidos, evitando que sus compañeros se percaten de tan anormal circunstancia. Cosa harto difícil puesto que tiene que hablar, continuamente, con unos y con otros.
Ya estaba en el umbral de la habitación, observando sin ojos su propio cuerpo.
A. se sintió aliviada, como cuando uno vomita, por fin, todas las miserias de una gran borrachera nocturna. Me pregunto si otros son capaces de despojarse de sus cuerpos con la maestría y limpieza como ella lo hace.
Pero el objeto de tal disociación no era el mero hecho de descomponerse en sus múltiples partes, en todo este proceso subyace una intención de mayor alcance: la fuga de la sala, eso sí, con absoluta discreción.
La gelatina había vibrado excesivamente transmitiendo a todos y cada uno de los puntos de la sala información sobre lo que en ella acababa de suceder. Pero nadie se había percatado.
A. se sintió satisfecha, la operación había concluido con éxito, todos sus sentidos se encontraban en el umbral de la sala y unos momentos de intensa concentración bastaría para repararlos.
Después, la reunión, la integración, la asociación de esencia y cuerpo, y el abandono definitivo de la pieza.
Con mil trozos de soledad en un solo cuerpo.