Dios se durmió cuando creó al hombre y todavía no ha despertado.
Quien busca la verdad puede vivir la angustia de no encontrarla, pero si lo hace es muy probable que viva una eterna agonía.
Ya no lloramos por un pájaro muerto, ya no soñamos con un gran amor, el tiempo nos ha quitado las maletas de la mano y la identidad del bolsillo de la camisa.
El Tiempo existió durante mucho tiempo sin nosotros y seguirá su camino interminable aunque no estemos nosotros para medirlo.
El hombre sincero solo llega a mentir por amor.
El pasado dichoso no existe aunque lo evoquemos cuando pensamos en las miserias del presente y en el temor del futuro.
Me parece genial tu idea, Carmela.
Un abrazo.