Donde los suicidas elevan sus plegarias

[Ana Muela Sopeña]

La ciudad es un mundo de suburbios
atados a una grieta.
Allí donde termina la locura
se puede ver un lúcido fractal
de sangre sumergida
en las cloacas inmersas en la sombra.
La sordidez de calles, anónimas cual río de la luna,
se parece a un instante imaginario
en el cementerio de la herida.

Hay polvo en las cenizas de la tarde y una neblina suave que bosteza en túneles del metro, donde los suicidas elevan sus plegarias a los absurdos dioses del destino.

En los blancos crepúsculos,
el sueño
coquetea con las nubes
y sonríe sin límite
a los vagabundos de la noche.

Las avenidas saben de tristeza y también de desgarro en la melancolía de las horas. El tiempo se hace nítido en el vértigo de recuerdos sonámbulos. La nostalgia se percibe en el presagio, más allá de los márgenes, de la urbe condenada a ser de bruma.

Un relámpago azul va diluyéndose
en radiante evanescencia
de la memoria de los días.

La visión de los cirros y los cúmulos se hunde en jeroglíficos de arena con lluvia silenciosa.

Las palabras nunca pronunciadas
habitan en el centro de las piedras
durmientes bajo atmósfera de plomo
en turbios adoquines,
sobre asfalto.


Ana Muela Sopeña

[Alejandro Costa]

Terrible, tortuoso y a la vez muy bello.

Me han encantado estos versos, Ana.

Manejas los escritos con una elegancia, de la que trato de sacar jugo, y que este, me sirva de aprendizaje.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias por venir, Alejandro:

Un abrazo
Ana

[Carmela Viñas]

Gran lirismo en tu poesía urbana. Las imágenes melancólicas se entrelazan con la naturaleza. Muy bello, Ana! Llevan tu sello estos preciosos versos.

Abrazos.

[Pilar Morte]

La sordidez de la marginación queda reflejada con belleza en el poema. Siempre me dejaron sentimientos de tristeza los suburbios. Buen poema.
Un abrazo grande

[Ana García]

Tiene algo gótico este poema, Ana.
Imaginaba el resurgir de las gárgolas desde el fondo de la piedra y sobrevolar los adoquines.
Es un poema de otro tiempo. ¿Hasta dónde viajaste, querida amiga?
Me ha encantado.
Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Agradezco tu paso por estos versos, Carmela:

Un beso grande
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias por venir, Pilar:

Un beso grande
Ana

[Ignacio Mincholed]

Ana, este poema tiene aciertos muy significativos como el caso de los dos primeros versos:

La ciudad es un mundo de suburbios
atados a una grieta.

Contienen esos dos versos en su construcción una amplísima visión de cada significado, ciudad, mundo… cada uno modifica al siguiente y al anterior; un gran acierto expresivo intercalado en contraste con un tono naturalmente narrativo.

Felicidades y un abrazo.
Ignacio

[Raul Muñoz]

Un poema exquisito, Ana, amiga, en su cincelada semántica y ritmos, que acompasan muy bien el tono emocional de lo que describe; además, aderezado con un manto o aurea, que parecen góticos, como como bien señala Ana; o de otras esferas o lugares de la imaginación. El gran acierto, de tu espléndido poema, es su universalidad de vanguardia y el simbolismo propio de la autora. Es un gusto leerte. Gracias por compartir.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Dibujas con precisión una realidad con la que convivimos y que permanece oculta y sin las ayudas necesarias.
Leerte es como ver una película, una ficción surrealista e increíble.

Enhorabuena, Ana.

Besos.

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Ana:

Hace pocos años, fui al metro. Ya en el andén vi que había un cordón policial y un montón de personal sanitario. Nos dijeron que alguien se había caído a las vías del metro. Pero no... alguien se había tirado. Y... ya no respiraba. Me impactó.

No escribí nada en su momento. El impacto fue demasiado fuerte... pero hace unos días salió este poema.

La ciudad como entramado de suburbios (falta de dinero, falta de trabajo, familias rotas, personas con dolencias crónicas), los suicidios, la sordidez... Salió así este poema...

Un beso y gracias por tus palabras
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Ignacio, me alegra que hayas disfrutado de este poema. Efectivamente he querido describir una especie de mundos en bucle dentro de la ciudad. Entramados de suburbios donde hay otros mundos que se escapan a la mirada. Y uno de ellos es la realidad de las personas que se suicidan cada día...

Un abrazo
Ana

[E. R. Aristy]

La ciudad es un mundo de suburbios
atados a una grieta.
Allí donde termina la locura
se puede ver un lúcido fractal
de sangre sumergida
en las cloacas inmersas en la sombra.
La sordidez de calles, anónimas cual río de la luna,
se parece a un instante imaginario
en el cementerio de la herida.

Hay polvo en las cenizas de la tarde y una neblina suave que bosteza en túneles del metro, donde los suicidas elevan sus plegarias a los absurdos dioses del destino.

En los blancos crepúsculos,
el sueño
coquetea con las nubes
y sonríe sin límite
a los vagabundos de la noche.

Las avenidas saben de tristeza y también de desgarro en la melancolía de las horas. El tiempo se hace nítido en el vértigo de recuerdos sonámbulos. La nostalgia se percibe en el presagio, más allá de los márgenes, de la urbe condenada a ser de bruma.

Un relámpago azul va diluyéndose
en radiante evanescencia
de la memoria de los días.

La visión de los cirros y los cúmulos se hunde en jeroglíficos de arena con lluvia silenciosa.

Las palabras nunca pronunciadas
habitan en el centro de las piedras
durmientes bajo atmósfera de plomo
en turbios adoquines,
sobre asfalto.


Ana Muela Sopeña

Es un poema duro, verdadero, esencial. Necesitamos decir la verdad y de ella nace la esperanza y la resiliencia humana. Estos jeroglíficos son a veces la poesía de la revelación y por tanto de la comprensión. ¡Eres imprescindible, Ana! Abrazos.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Raul, por venir...

Sí, hay un simbolismo en el que la ciudad alberga otros mundos diferentes a los visibles.

Un beso enorme
Ana