Vivir contigo, vivir sin mí (Mirlos para F. Enrique)

[Ramón Castro Méndez]

"Quiero dormir contigo espalda con espalda
sin aliento que nos separe
sin palabras que nos distraigan
sin ojos que nos mientan
sin ropa."
JOYCE MANSOUR

Para F. Enrique

Para vivir contigo,
me llegué hasta tu altura de raíz y me sumergí
en la inabordable astrología de vivir sin mí.
Te seguí hasta orillas sin cruzar
durante días sin nombre,
durante noches de sol que no tenían patria,
a través de túneles sin memoria,
abracé, a tu paso, árboles sin fe
bajo una lluvia ciega de penumbras.
Tus pies descalzos herían mis sentimientos.

Construí una casa, tan lejos como me fue posible
de las grúas y de los teléfonos, que nunca fue mía.
Siete peldaños para subir, siete para bajar.
Un sótano a barlovento, a sotavento un desván,
según los cánones, unas bombillas desnudas
como un redoble de luz marchita, y una terraza
desde donde ver las afueras del mar
a la semifusa luz de votivos almendros.

Sé que yo vine aquí
para ocultarme del tiempo,
porque ya no era joven, nunca lo fui,
para esconder mi rostro entre tus blancas
y cómplices manos y poder llorar sin miedo,
para sentir este frío que me avergüenza,
para perder tus medias y mis zapatos
bajo la cama y, mansamente, hundirme,
con mi doble de ginebra naufragando,
en ese laissez faire, laissez passer
del sax no end, sex no end
con el que Ben Webster siempre ha sabido
engatusarme y de un corazón , ciega pupila,
que ya apenas puede palpitar.
Desamueblé las sombras
donde todo gira alrededor de un ansia,
escribí una carta, teñida de grises pálidos
y amables musgos cálidos, a la soledad,
armé mi viejo corazón, que ya agonizaba,
de muebles nuevos tratando de evitar el oxímoron de la tristeza.

[F. Enrique]

Gran poema, no podía ser de otra forma, mientras recuerdas a tu amada, esté o no esté contigo.

Gracias.

Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

"Quiero dormir contigo espalda con espalda
sin aliento que nos separe
sin palabras que nos distraigan
sin ojos que nos mientan
sin ropa."
JOYCE MANSOUR




Para F. Enrique






Para vivir contigo,
me llegué hasta tu altura de raíz y me sumergí
en la inabordable astrología de vivir sin mí.
Te seguí hasta orillas sin cruzar
durante días sin nombre,
durante noches de sol que no tenían patria,
a través de túneles sin memoria,
abracé, a tu paso, árboles sin fe
bajo una lluvia ciega de penumbras.
Tus pies descalzos herían mis sentimientos.

Construí una casa, tan lejos como me fue posible
de las grúas y de los teléfonos, que nunca fue mía.
Siete peldaños para subir, siete para bajar.
Un sótano a barlovento, a sotavento un desván,
según los cánones, unas bombillas desnudas
como un redoble de luz marchita, y una terraza
desde donde ver las afueras del mar
a la semifusa luz de votivos almendros.

Sé que yo vine aquí
para ocultarme del tiempo,
porque ya no era joven, nunca lo fui,
para esconder mi rostro entre tus blancas
y cómplices manos y poder llorar sin miedo,
para sentir este frío que me avergüenza,
para perder tus medias y mis zapatos
bajo la cama y, mansamente, hundirme,
con mi doble de ginebra naufragando,
en ese laissez faire, laissez passer
del sax no end, sex no end
con el que Ben Webster siempre ha sabido
engatusarme y de un corazón , ciega pupila,
que ya apenas puede palpitar.
Desamueblé las sombras
donde todo gira alrededor de un ansia,
escribí una carta, teñida de grises pálidos
y amables musgos cálidos, a la soledad,
armé mi viejo corazón, que ya agonizaba,
de muebles nuevos tratando de evitar el oximoron de la tristeza.

[Ramón Castro Méndez]

Gran poema, no podía ser de otra forma, mientras recuerdas a tu amada, esté o no esté contigo.

Gracias.

Un abrazo.

Ante todo disculparme contigo, y con los compañeros que sigan, por el error, ajeno a mi voluntad, de que el poema hubiera salido partido. Se me atascó el teclado, intenté arreglar el desguisado, pero no he sido capaz, informáticamente, estoy saliendo aún del Neolítico. Por otra parte, me ha venido bien, porque en la segunda escritura le añadí algún verso y le hice algún pequeño cambio en otros. Quizás hasta puede que lo haya estropeado, pero la idea original no ha cambiado nada.

Muchas gracias, F. Enrique, por tus amables palabras, que aprecio mucho.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

[F. Enrique]

Gran poema, no podía ser de otra forma, mientras recuerdas a tu amada, esté o no esté contigo.

Gracias.

Un abrazo.

Ante todo disculparme contigo, y con los compañeros que sigan, por el error, ajeno a mi voluntad, de que el poema hubiera salido partido. Se me atascó el teclado, intenté arreglar el desguisado, pero no he sido capaz, informáticamente, estoy saliendo aún del Neolítico. Por otra parte, me ha venido bien, porque en la segunda escritura le añadí algún verso y le hice algún pequeño cambio en otros. Quizás hasta puede que lo haya estropeado, pero la idea original no ha cambiado nada.

Muchas gracias, F. Enrique, por tus amables palabras, que aprecio mucho.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

Yo estoy aún en el Paleolítico informático.

Creo que has engrandecido el poema. ¡Bravo!

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Muy bueno.

Elegante y con tu calidad.

Felicidades a ambos.

Abrazos.

Salud, paz y felicidad.

[Ana Muela Sopeña]

Sensacional poema dedicado, Ramón:

Aquí lo que importa es la Poesía. Lo demás, si estamos en el Neolítico o Paleolítico a nivel informático, no importa.

Me quedo disfrutando de tus excelentes versos.

Buen dedicado...

Un beso
Felicitaciones
Ana

[Raul Muñoz]

Ya el primer mirlo, nos introduce en la oscuridad necesaria para entregarse a lo desconocido, amar sin condiciones. Veo tu hermoso poema, Ramón, amigo, imbricado en los símbolos del misticismo, en particular, las siete moradas de Teresa de Jesús, con esos " siete peldaños para subir, siete para bajar "; y las " noches de sol ", la noche oscura de San Juan de la Cruz, con la fe que guía en la oscuridad. Así me llega más tu hermoso poema, que también termina imbricándose en los más cotidiano del amor, en sus claves de la memoria y lo vivido. Me gustó leerte. Mi enhorabuena por tu hermosa dedicatoria a Enrique. Gracias por compartir. Y mi enhorabuena, también a Enrique.

Abrazos.

[Armilo Brotón]

Me apasionan los poemas, querido Frodimir, que me sugieren, que me recuerdan cosas bellas. El fabuloso poema del piano de Tom Waits, por ejmplo, porque tiene cierto aire de blus y canallesco. Pero al tiempo, como apunta Raúl también transitas por la mística como buen monje. Vamos, un poema completito, de esos que emocionan. Un regalo acorde al compañero Paco.
Felicidades a ambos.
Un abrazotote bro

[Marisa Peral]

"Quiero dormir contigo espalda con espalda
sin aliento que nos separe
sin palabras que nos distraigan
sin ojos que nos mientan
sin ropa."
JOYCE MANSOUR




Para F. Enrique






Para vivir contigo,
me llegué hasta tu altura de raíz y me sumergí
en la inabordable astrología de vivir sin mí.
Te seguí hasta orillas sin cruzar
durante días sin nombre,
durante noches de sol que no tenían patria,
a través de túneles sin memoria,
abracé, a tu paso, árboles sin fe
bajo una lluvia ciega de penumbras.
Tus pies descalzos herían mis sentimientos.

Construí una casa, tan lejos como me fue posible
de las grúas y de los teléfonos, que nunca fue mía.
Siete peldaños para subir, siete para bajar.
Un sótano a barlovento, a sotavento un desván,
según los cánones, unas bombillas desnudas
como un redoble de luz marchita, y una terraza
desde donde ver las afueras del mar
a la semifusa luz de votivos almendros.

Sé que yo vine aquí
para ocultarme del tiempo,
porque ya no era joven, nunca lo fui,
para esconder mi rostro entre tus blancas
y cómplices manos y poder llorar sin miedo,
para sentir este frío que me avergüenza,
para perder tus medias y mis zapatos
bajo la cama y, mansamente, hundirme,
con mi doble de ginebra naufragando,
en ese laissez faire, laissez passer
del sax no end, sex no end
con el que Ben Webster siempre ha sabido
engatusarme y de un corazón , ciega pupila,
que ya apenas puede palpitar.
Desamueblé las sombras
donde todo gira alrededor de un ansia,
escribí una carta, teñida de grises pálidos
y amables musgos cálidos, a la soledad,
armé mi viejo corazón, que ya agonizaba,
de muebles nuevos tratando de evitar el oximoron de la tristeza.

Además de la entradilla de Joyce Mansour, además del dedicado a Paco, este poema es inmenso, Ramón.
De principio a fin me quedo con todo.
Querido amigo, es placer leerte, felicidades a ti y a F.Enrique,

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Muy bueno.

Elegante y con tu calidad.

Felicidades a ambos.

Abrazos.

Salud, paz y felicidad.

Muchas gracias, Alejandro por acercarte hasta estas letras. Aprecio en mucho tu comentario.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Sensacional poema dedicado, Ramón:

Aquí lo que importa es la Poesía. Lo demás, si estamos en el Neolítico o Paleolítico a nivel informático, no importa.

Me quedo disfrutando de tus excelentes versos.

Buen dedicado...

Un beso
Felicitaciones
Ana

Muchas gracias, Ana, me alegra que estas letras hayan sido de tu agrado.

Besos.

[Ramón Castro Méndez]

Ya el primer mirlo, nos introduce en la oscuridad necesaria para entregarse a lo desconocido, amar sin condiciones. Veo tu hermoso poema, Ramón, amigo, imbricado en los símbolos del misticismo, en particular, las siete moradas de Teresa de Jesús, con esos " siete peldaños para subir, siete para bajar "; y las " noches de sol ", la noche oscura de San Juan de la Cruz, con la fe que guía en la oscuridad. Así me llega más tu hermoso poema, que también termina imbricándose en los más cotidiano del amor, en sus claves de la memoria y lo vivido. Me gustó leerte. Mi enhorabuena por tu hermosa dedicatoria a Enrique. Gracias por compartir. Y mi enhorabuena, también a Enrique.

Abrazos.

A los poemas, amigo Raúl, cada lector le da su interpretación. Quería expresar, aunque al final manda más el poema que el que escribe, al menos en mi caso, que, a veces, hay una parte, en la pareja, que pierde su identidad y se vuelca más en los deseos del otro-a. Algo así como si se diluyera. Lo de los siete escalones, me parecieron los justos y necesarios, o, tal vez, me sobrevoló, sin ser yo consciente, algún tipo de simbología o numerología un tanto oscura. Muchas gracias, amigo, por tus palabras siempre amables.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Me apasionan los poemas, querido Frodimir, que me sugieren, que me recuerdan cosas bellas. El fabuloso poema del piano de Tom Waits, por ejmplo, porque tiene cierto aire de blus y canallesco. Pero al tiempo, como apunta Raúl también transitas por la mística como buen monje. Vamos, un poema completito, de esos que emocionan. Un regalo acorde al compañero Paco.
Felicidades a ambos.
Un abrazotote bro

Obrigado, bro. Muito obrigado pro os parabens. Estoy con un curso de portugués por fascículos. Tú sigue con el catalán, casi lo dominas ya. Te veo con el bombín por la diagonal. El poema sobre el piano de Tom Waits, and the piano has been drinkin', not me, fue algo puntual que me gustaría volver a retomar. Lo mío con Tom Waits fue un flechazo, un día escuché una canción suya por la radio y me quedé completamente impactado. Esa voz rota y aguardentosa, y esa fusión de rock, blues y jazz hicieron el resto. Así que un amigo se iba a Estados Unidos y le encargué toda la discografía que tenía hasta entonces, creo que fueron seis discos. Luego salió "Swordisfishtrombone" y ahí se nos rompió el amor. Fue un intento de escribir un poema como si fuera una canción de rock, blues, jazz o similar. Quiero repetir algo en la misma onda, pero tiene que venirme el fogonazo. Me confabularé con Frodimir y Kazuhiko. Me alegro que te haya gustado el poema.

Abrazote, mi pana.

[Pilar Morte]

Inmenso el poema plagado de un lirismo atrapante. Todo él me impresionó y me hizo disfrutar buena poesía. Siempre aprendo.
Felicidades a ti y al destinatario de estos hermosos versos.
Un abrazo grande a los dos