Nostalgia (primer amor, primer dolor)

[Ramón Castro Méndez]

Transmites muy bien esos recuerdos del primer amor, que queda para siempre en nuestra memoria y, además, creo que nunca dejamos de preguntarnos cómo hubiera sido la vida con él, o ella.
Nostalgia derramada en estas letras que he disfrutado.
Gracias por compartir, Ramón.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias, amiga Marisa, por pasarte por mis letras. Fíjate que yo pienso que en esto del amor es lanzar una moneda al aire, a veces sale cara y otras cruz. No quiero pontificar, lo digo en mi experiencia.

Un gran abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Hermoso este recorrido, hacia atrás, hacia los recuerdos, como cerrar los ojos y ver de nuevo.
Me gusta como transita el poema como una conversación con ese amor perdido, y como se agarra a esa esperanza ultima a pesar de que se vislumbra la imposibilidad en esa melancolía aceptada.
Muy hermoso amigo, un placer leerte
Abrazos

Muchas gracias, amigo Ventura, por acercarte hasta mis letras y dejarme tu atento comentario.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Mi querido Frodimir, hermano, siempre la primera vez duele algo, hasta que el julajó alcanza un diámetro amable al receptor; es entonces cuando rueda y rueda el aro, como la terra nostra alrededor del sol. El corazón es algo así, creo. Tú has plasmado, en notables versos, esa desazón del amor primero, ciertamente falso. El tiempo no ha pasado en valde y vemos la realidad de forma menos cruenta a nuestros intereses, digamos que con cierta distancia. Esa primera nostalgia no es sana, es como el Síndrome de Estocolmo, las segundas son más placenteras.
Te has dado cuenta que en el Corumelo promulgamos el distanciamiento emocional: ¡Caiga, caiga el velo de Maya! Siéntete libre para nuevas experiencias que hagan crecer tu excomunión.

Abrazote en la fe de Cristo, que hoy descansa en la cruz por tu pecados.
Y tráete el julajó al refectorio, que si hay que dilatar se dilata acorde a tu panza.
Amén

Eminencia: vos sabéis que mi experiencia en el tema es exigua, pequeños e inocentes escarceos de juventud, y que soy un consumado y consumido seguidor de la regla, así que de mujeres nada. Hablo de oídas. Os ruego no me tengáis en cuenta este pecaminoso y profano poemilla. No quiero ir destinado a letrinas, mi sitio es la bodega. Entre finos caldos está mi destino. Suyo afectísimo Frodimir el Apróstata.

Abrasote, bro.

[Ramón Castro Méndez]

Derrocha ternura, que se acrecienta en el tono epistolar en forma de soliloquio. Un gran acierto poético. Me emocionó. Mi enhorabuena, Ramón. Gracias por compartir.

Un abrazo.

Muchas gracias a ti, Raúl, por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

Arriba con este hermoso poema trufado de momentos altamente evocadores, amigo Ramón.
Felicidades y abrazos.

[Gia Nuage]

Ay Ramòn, siempre siempre me cuesta trabajo comentar despuès de tanta hermosura.
Me gusta dar paseos en tus poemas, meterme de alguna forma en tus zapatos y revivir estas acuarelas.

Gracias por dejarme pasar un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Arriba con este hermoso poema trufado de momentos altamente evocadores, amigo Ramón.
Felicidades y abrazos.

Muchas gracias, Rafel, por acercarte hasta mis letras.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Ay Ramòn, siempre siempre me cuesta trabajo comentar despuès de tanta hermosura.
Me gusta dar paseos en tus poemas, meterme de alguna forma en tus zapatos y revivir estas acuarelas.

Gracias por dejarme pasar un abrazo.

Muchas gracias, Gia, por pasearte por mi poema. Pasea cuando quieras están abiertos 24 horas.

Un afectuoso abrazo.

[Óscar Distéfano]

Un poema de exhumaciones, bien escrito, tan preciso que, además de encumbrar el idioma, contagia esa nostalgia cargada de vivencias genuinas. Lo que rescató la voz poética, todo eso es la vida. Enhorabuena, poeta amigo.

Un abrazo poético.
Óscar

[E. R. Aristy]

Son los últimos días del otoño,
el viento ha poblado de hojas las calles,
y parece que el tiempo se contrae,
todo lo de ayer está aconteciendo ahora mismo.
Mis ojos se llenan de nostalgia
que se escribe con lágrimas.

Las sombras de los edificios han ido creciendo,
también lo han hecho el barrio nuevo,
los árboles, el sol en las terrazas
e, incluso, algunos hombres sin niñez.
Ya no circulan los viejos autobuses,
y han cerrado, o cambiado de nombre
aquellos bares que eran un rincón tan nuestro.
Ante tanto recuerdo que se agolpa,
descubro mi insignificancia.

A veces es un lugar, otras el amor
que regresa entre penumbras
cuando los sueños hace tiempo que se fueron,
y uno sigue buscándole sentido a la vida.

Imagino que tú aún seguirás enamorada
de aquel beatle, a mí el corazón se me ha ido
en todas direcciones, y hoy no hay quien lo ocupe.
Pero supongo que esto ya te lo habrán contado.

Solo espero encontrarte vestida de fiesta
en cualquier parte, y aunque ya no seamos
tan jóvenes, me gustaría volver contigo
a aquella playa de nuestros veinte años.
Tal vez, como entonces, solo nos falte
un poco más de fe.

Hay eventos y personas en nuestra vida simplemente inolvidable. El cierre es el dolor o la duda que no le dimos suficiente valor. Pero es otra ilusión del tiempo, lo grande fue lo fue por el tiempo de su curso. Ahora que, amamos a posterioridad de otro modo igual de intenso. Muy bello poema de amor romántico. Te felicito, Ramón Castro Mendez. Abrazos

[Ramón Castro Méndez]

Un poema de exhumaciones, bien escrito, tan preciso que, además de encumbrar el idioma, contagia esa nostalgia cargada de vivencias genuinas. Lo que rescató la voz poética, todo eso es la vida. Enhorabuena, poeta amigo.

Un abrazo poético.
Óscar

Muchas gracias, amigo Óscar, por tus amables palabras.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Son los últimos días del otoño,
el viento ha poblado de hojas las calles,
y parece que el tiempo se contrae,
todo lo de ayer está aconteciendo ahora mismo.
Mis ojos se llenan de nostalgia
que se escribe con lágrimas.

Las sombras de los edificios han ido creciendo,
también lo han hecho el barrio nuevo,
los árboles, el sol en las terrazas
e, incluso, algunos hombres sin niñez.
Ya no circulan los viejos autobuses,
y han cerrado, o cambiado de nombre
aquellos bares que eran un rincón tan nuestro.
Ante tanto recuerdo que se agolpa,
descubro mi insignificancia.

A veces es un lugar, otras el amor
que regresa entre penumbras
cuando los sueños hace tiempo que se fueron,
y uno sigue buscándole sentido a la vida.

Imagino que tú aún seguirás enamorada
de aquel beatle, a mí el corazón se me ha ido
en todas direcciones, y hoy no hay quien lo ocupe.
Pero supongo que esto ya te lo habrán contado.

Solo espero encontrarte vestida de fiesta
en cualquier parte, y aunque ya no seamos
tan jóvenes, me gustaría volver contigo
a aquella playa de nuestros veinte años.
Tal vez, como entonces, solo nos falte
un poco más de fe.

Hay eventos y personas en nuestra vida simplemente inolvidable. El cierre es el dolor o la duda que no le dimos suficiente valor. Pero es otra ilusión del tiempo, lo grande fue lo fue por el tiempo de su curso. Ahora que, amamos a posterioridad de otro modo igual de intenso. Muy bello poema de amor romántico. Te felicito, Ramón Castro Mendez. Abrazos

Uno va entrando en esas edades ya provectas, que, a veces, no puede sino sentir cierta nostalgia de la juventud, que no volverá. Para cada tiempo hay unas personas y unos hechos o acontecimientos. Uno era entonces más optimista e inocente. Es algo así como que te preguntas, ¿qué habrá sido de fulanito o fulanita? Pero sin ninguna otra intención. Como dice en mi firma el señor Shepard, la vida ha confirmado mi escepticismo, ya que no pude alcanzar las más altas cotas del hedonismo.

Un gran abrazo, compañera.