Es otoño en Gaza
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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Es otoño en Gaza
Aún no ha quedado visto para sentencia
el tiempo del estruendo de metal quebrando
para siempre el paisaje tranquilo de mi tierra.
Lo sé, porque una garra feroz, de escombro,
hizo tambalear la niñez de los ancianos,
hoy rostros ahítos de dolor,
que han derramado hasta la última lágrima
por la esperanza triturada
y la sucia luz del día y el nombre herido
y la mirada golpeada.
Y lo sé ahora, porque el corazón
se me agota en cada latido siguiendo
el curso púrpura de las calzadas,
mientras rebotan disparos por las paredes del aire.
Es otoño en Gaza, una ciudad
donde con paso incierto
y no segura voluntad de vivir,
se acerca el día y con luz macilenta
celebra su ceremonia de la desolación,
creando un mundo de acontecimientos funerarios
y aguas desencadenadas por lamentos y sollozos
que vaticinan de manera aterradora
la invalidez del día de mañana.
II
Vivo entre escombros y quiero huir,
pero el mar y la tierra están vigilados
por manadas de gólems genocidas
que devoran el cielo,
roen el corazón y crecen y se fortalecen
con la sangre inocente,
despojando de calor las casas
y desnudando los paisajes de toda vida.
Se creen, por derechos adquiridos,
los portadores de la medalla victimista
del holocausto que justifica su inclinación
a emular de forma obsesiva a sus verdugos,
perpetuando así, en los anales de la sinrazón,
la ominosa progenie de los asesinos.
Es otoño en Gaza, donde el aire se abate
como un pájaro muerto
y cada día puede ser el último
porque, como un cuchillo disuasorio en la garganta,
amenazado estoy por ululantes vientos de balas
y lluvias pertinaces de bombas.
A la hora del recreo,
un misil derribaba una escuela
y el patio con sus niños rotos
parecía un jardín de flores rojas,
sembrando por enésima vez de llanto y odio
el corazón de una ciudad desolada
que no sabe lo que es un sueño
y sí, en cambio, la risa congelada de la muerte.
III
Cuando la noche hostil me ataca
con sus gélidos cuchillos,
destapa toda mi miseria y sombra herida soy
buscando un calor amigo
que mitigue el dolor profundo de su ausencia:
¡Cuánta sed engendra, una sed inagotable
desde que ya no puedo beber de sus labios,
después de la metódica destrucción del amor!
Ella, que nunca se había postrado
ante ningún dios, se inmoló
donde los coleccionistas de masacres
se creían inexpugnables.
“Sin una patria no hay futuro
para nuestros hijos” decía en una nota
que me dejó como única herencia,
porque la casa donde nuestros corazones
tenían su sitio y todo estaba juntado y disponible
y donde de pronto un día descubrimos
el mundo que tenía que haber sido,
sucumbió a la venganza y al odio.
Ya no estaba ella, estaban sus despojos,
y las piezas de mi vida anterior
se esparcieron como animales deshechos.
Solo quedaron la turbia espera del silencio
expandiéndose como un jardín de rosas carnívoras
y el poderoso vacío naciendo a la vida.
Extiendo al aire de donde todas las tristezas vienen
las sábanas desteñidas de ausencia
y, aun así, ¿quién podría decir que murió en vano?
Es otoño en Gaza, triste urbe sin pájaros
e hija de una historia donde la sangre
no siembra más que sangre,
y con los puños crispados hacia el cielo
rezo, a pesar de la náusea que me produce,
para que cuando amanezca no se desplome
un silencio de holocausto sobre ella,
una ciudad que es mi tierra y mi patria inexistente,
desposeída de todo salvo de la poderosa dignidad
de mirar directamente a los ojos
de un mundo despiadado que le ha dado la espalda
mientras alienta la solución final de los gólems.
-
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- Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21
Re: Es otoño en Gaza
Inmenso el poema.
Un abrazo grande
- Armilo Brotón
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- Ubicación: Monasterio Corumelo, Al-Castrada do Carallo
Re: Es otoño en Gaza
Mi abrazo compadre, no es consuelo pero aliva.
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- Registrado: Sab, 29 Dic 2007 14:18
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Re: Es otoño en Gaza
Qué bien escribes. Este poema es terrible. Comunica el dolor y el desgarro de un modo único. Tus imágenes son aterradoras y cautivadoras a la vez.
El terror... porque es verdad.
Lo cautivador... porque usas el lenguaje de un modo maestro.
Es todo espeluznante.
Los seres humanos amamos la paz, pero nuestro mundo siempre está involucrado en varios conflictos bélicos a la vez, genocidios, masacres, barbaries.
¿Cómo se sale de aquí?
Yo no lo sé, pero esto tiene que parar...
Felicitaciones
Un beso
Ana
- Marisa Peral
- Mensajes: 10844
- Registrado: Mié, 30 Jun 2010 19:06
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Re: Es otoño en Gaza
Francesch Vicent escribió: ↑Vie, 22 Mar 2024 10:55
Es otoño en Gaza, triste urbe sin pájaros
e hija de una historia donde la sangre
no siembra más que sangre,
y con los puños crispados hacia el cielo
rezo, a pesar de la náusea que me produce,
para que cuando amanezca no se desplome
un silencio de holocausto sobre ella,
una ciudad que es mi tierra y mi patria inexistente,
desposeída de todo salvo de la poderosa dignidad
de mirar directamente a los ojos
de un mundo despiadado que le ha dado la espalda
mientras alienta la solución final de los gólems.
Francesch, este es un poema duro, de una realidad crudísima y cruel, una historia interminable.
Siento tus palabras como cuchillos que se clavan en el alma y dejo la última estrofa que es demoledora.
No es posible imaginar lo que debe doler escribir un poema así, cuando todo es tan personal, tan cercano.
Sólo puedo enviarte mi abrazo solidario.
Marisa Peral Sánchez
Dijimos, no vamos a consumirnos,
sino a consumarnos.
@ Julio Bonal - De su poema x ≠ y
[/quote]
- Marisa Peral
- Mensajes: 10844
- Registrado: Mié, 30 Jun 2010 19:06
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Re: Es otoño en Gaza
Francesch Vicent escribió: ↑Vie, 22 Mar 2024 10:55 I
Aún no ha quedado visto para sentencia
el tiempo del estruendo de metal quebrando
para siempre el paisaje tranquilo de mi tierra.
Lo sé, porque una garra feroz, de escombro,
hizo tambalear la niñez de los ancianos,
hoy rostros ahítos de dolor,
que han derramado hasta la última lágrima
por la esperanza triturada
y la sucia luz del día y el nombre herido
y la mirada golpeada.
Y lo sé ahora, porque el corazón
se me agota en cada latido siguiendo
el curso púrpura de las calzadas,
mientras rebotan disparos por las paredes del aire.
Es otoño en Gaza, una ciudad
donde con paso incierto
y no segura voluntad de vivir,
se acerca el día y con luz macilenta
celebra su ceremonia de la desolación,
creando un mundo de acontecimientos funerarios
y aguas desencadenadas por lamentos y sollozos
que vaticinan de manera aterradora
la invalidez del día de mañana.
II
Vivo entre escombros y quiero huir,
pero el mar y la tierra están vigilados
por manadas de gólems genocidas
que devoran el cielo,
roen el corazón y crecen y se fortalecen
con la sangre inocente,
despojando de calor las casas
y desnudando los paisajes de toda vida.
Se creen, por derechos adquiridos,
los portadores de la medalla victimista
del holocausto que justifica su inclinación
a emular de forma obsesiva a sus verdugos,
perpetuando así, en los anales de la sinrazón,
la ominosa progenie de los asesinos.
Es otoño en Gaza, donde el aire se abate
como un pájaro muerto
y cada día puede ser el último
porque, como un cuchillo disuasorio en la garganta,
amenazado estoy por ululantes vientos de balas
y lluvias pertinaces de bombas.
A la hora del recreo,
un misil derribaba una escuela
y el patio con sus niños rotos
parecía un jardín de flores rojas,
sembrando por enésima vez de llanto y odio
el corazón de una ciudad desolada
que no sabe lo que es un sueño
y sí, en cambio, la risa congelada de la muerte.
III
Cuando la noche hostil me ataca
con sus gélidos cuchillos,
destapa toda mi miseria y sombra herida soy
buscando un calor amigo
que mitigue el dolor profundo de su ausencia:
¡Cuánta sed engendra, una sed inagotable
desde que ya no puedo beber de sus labios,
después de la metódica destrucción del amor!
Ella, que nunca se había postrado
ante ningún dios, se inmoló
donde los coleccionistas de masacres
se creían inexpugnables.
“Sin una patria no hay futuro
para nuestros hijos” decía en una nota
que me dejó como única herencia,
porque la casa donde nuestros corazones
tenían su sitio y todo estaba juntado y disponible
y donde de pronto un día descubrimos
el mundo que tenía que haber sido,
sucumbió a la venganza y al odio.
Ya no estaba ella, estaban sus despojos,
y las piezas de mi vida anterior
se esparcieron como animales deshechos.
Solo quedaron la turbia espera del silencio
expandiéndose como un jardín de rosas carnívoras
y el poderoso vacío naciendo a la vida.
Extiendo al aire de donde todas las tristezas vienen
las sábanas desteñidas de ausencia
y, aun así, ¿quién podría decir que murió en vano?
Es otoño en Gaza, triste urbe sin pájaros
e hija de una historia donde la sangre
no siembra más que sangre,
y con los puños crispados hacia el cielo
rezo, a pesar de la náusea que me produce,
para que cuando amanezca no se desplome
un silencio de holocausto sobre ella,
una ciudad que es mi tierra y mi patria inexistente,
desposeída de todo salvo de la poderosa dignidad
de mirar directamente a los ojos
de un mundo despiadado que le ha dado la espalda
mientras alienta la solución final de los gólems.
Arriba este poema excelente que merece más difusión y lecturas.
Marisa Peral Sánchez
Dijimos, no vamos a consumirnos,
sino a consumarnos.
@ Julio Bonal - De su poema x ≠ y
[/quote]
- Ramón Castro Méndez
- Mensajes: 6261
- Registrado: Mar, 17 May 2016 8:24
Re: Es otoño en Gaza
Un fuerte abrazo.
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
SAM SHEPARD
- Alejandro Costa
- Mensajes: 5237
- Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27
Re: Es otoño en Gaza
El ser humano siempre ha estado loco, de vez en cuando se paraliza, como una simple enfermedad, para volver, de nuevo, con mucha más fuerza, mucho más odio y mucho más salvaje. El peor animal del universo.
Es terrible tu poema, es doloroso, sentido, y tiene en el fondo, una dulzura y un dolor, que te obliga a morderte los labios, apaciguar al corazón y calmar al alma.
Cómo poema es precioso, como realidad es terrible.
Un fuerte abrazo y mi corazón, compañero.
Salud, paz y felicidad.
me perdono la vida cada día.…
Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
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- Registrado: Dom, 11 May 2008 20:04
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Re: Es otoño en Gaza
Pensar que en estos momentos se efectúa un genocidio y no podemos ir al rescate de esas vidas, de esos seré humanos inhumanamente acribillado sinsentido. Saber que la mezquindad de algunos en poder puede efectúa impunemente, nos deja bien claro que la operación y opresión de nuestra parte malévola es una verdad innegable. Podremos negar a Dios, pero jamás a nuestra oscuridad espiritual. Tu poema es desgarrador y descubre el corazón vivo y la verdadera muerte del corazón de algunos. Mi respeto hacia tu valerosa obra, Francesh. AbrazosFrancesch Vicent escribió: ↑Vie, 22 Mar 2024 10:55 I
Aún no ha quedado visto para sentencia
el tiempo del estruendo de metal quebrando
para siempre el paisaje tranquilo de mi tierra.
Lo sé, porque una garra feroz, de escombro,
hizo tambalear la niñez de los ancianos,
hoy rostros ahítos de dolor,
que han derramado hasta la última lágrima
por la esperanza triturada
y la sucia luz del día y el nombre herido
y la mirada golpeada.
Y lo sé ahora, porque el corazón
se me agota en cada latido siguiendo
el curso púrpura de las calzadas,
mientras rebotan disparos por las paredes del aire.
Es otoño en Gaza, una ciudad
donde con paso incierto
y no segura voluntad de vivir,
se acerca el día y con luz macilenta
celebra su ceremonia de la desolación,
creando un mundo de acontecimientos funerarios
y aguas desencadenadas por lamentos y sollozos
que vaticinan de manera aterradora
la invalidez del día de mañana.
II
Vivo entre escombros y quiero huir,
pero el mar y la tierra están vigilados
por manadas de gólems genocidas
que devoran el cielo,
roen el corazón y crecen y se fortalecen
con la sangre inocente,
despojando de calor las casas
y desnudando los paisajes de toda vida.
Se creen, por derechos adquiridos,
los portadores de la medalla victimista
del holocausto que justifica su inclinación
a emular de forma obsesiva a sus verdugos,
perpetuando así, en los anales de la sinrazón,
la ominosa progenie de los asesinos.
Es otoño en Gaza, donde el aire se abate
como un pájaro muerto
y cada día puede ser el último
porque, como un cuchillo disuasorio en la garganta,
amenazado estoy por ululantes vientos de balas
y lluvias pertinaces de bombas.
A la hora del recreo,
un misil derribaba una escuela
y el patio con sus niños rotos
parecía un jardín de flores rojas,
sembrando por enésima vez de llanto y odio
el corazón de una ciudad desolada
que no sabe lo que es un sueño
y sí, en cambio, la risa congelada de la muerte.
III
Cuando la noche hostil me ataca
con sus gélidos cuchillos,
destapa toda mi miseria y sombra herida soy
buscando un calor amigo
que mitigue el dolor profundo de su ausencia:
¡Cuánta sed engendra, una sed inagotable
desde que ya no puedo beber de sus labios,
después de la metódica destrucción del amor!
Ella, que nunca se había postrado
ante ningún dios, se inmoló
donde los coleccionistas de masacres
se creían inexpugnables.
“Sin una patria no hay futuro
para nuestros hijos” decía en una nota
que me dejó como única herencia,
porque la casa donde nuestros corazones
tenían su sitio y todo estaba juntado y disponible
y donde de pronto un día descubrimos
el mundo que tenía que haber sido,
sucumbió a la venganza y al odio.
Ya no estaba ella, estaban sus despojos,
y las piezas de mi vida anterior
se esparcieron como animales deshechos.
Solo quedaron la turbia espera del silencio
expandiéndose como un jardín de rosas carnívoras
y el poderoso vacío naciendo a la vida.
Extiendo al aire de donde todas las tristezas vienen
las sábanas desteñidas de ausencia
y, aun así, ¿quién podría decir que murió en vano?
Es otoño en Gaza, triste urbe sin pájaros
e hija de una historia donde la sangre
no siembra más que sangre,
y con los puños crispados hacia el cielo
rezo, a pesar de la náusea que me produce,
para que cuando amanezca no se desplome
un silencio de holocausto sobre ella,
una ciudad que es mi tierra y mi patria inexistente,
desposeída de todo salvo de la poderosa dignidad
de mirar directamente a los ojos
de un mundo despiadado que le ha dado la espalda
mientras alienta la solución final de los gólems.
- Rafel Calle
- Mensajes: 24638
- Registrado: Dom, 18 Nov 2007 18:27
- Ubicación: Palma de Mallorca
Re: Es otoño en Gaza
Mi enhorabuena por este poema, un grito necesario, dramáticamente de urgencia.
Un fuerte abrazo, compañero.
- Óscar Distéfano
- Mensajes: 10508
- Registrado: Mié, 04 Jun 2008 8:10
- Ubicación: Barcelona - España
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Re: Es otoño en Gaza
Tengo el mismo sentimiento de los compañeros, en cuanto que sólo nos queda mirar azorados esa realidad tan crudamente descrita por tu talento. Dices que no hay aves en Gaza (una imagen que me ha impactado), pero tu poema es como la madre de todas las aves, volando y protestando en ese cielo de polvo y humareda.
Te felicito por el planteo, el desarrollo y la honda poesía que has transmitido en este poema. Me hace sentir decepcionado de la civilización. Enhorabuena.
Un abrazo solidario.
Óscar
http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
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- Mensajes: 2729
- Registrado: Lun, 19 Nov 2007 12:51
Re: Es otoño en Gaza
Un cordial abrazo.
- Marisa Peral
- Mensajes: 10844
- Registrado: Mié, 30 Jun 2010 19:06
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Re: Es otoño en Gaza
Impactante y muy bien escrita, transmite el dolor y el horror en una tierra devastada.
Un fuerte abrazo, compañero.
Marisa Peral Sánchez
Dijimos, no vamos a consumirnos,
sino a consumarnos.
@ Julio Bonal - De su poema x ≠ y
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- Mensajes: 827
- Registrado: Sab, 26 Jun 2021 17:56
Re: Es otoño en Gaza
Muchas gracias a la Admon. Alaire por el reconocimiento semanal a este poema crudo y sin concesiones, porque la cruel realidad en determinadas partes del mundo, como es el caso de Gaza donde sistemáticamente se violan los derechos humanos por parte de Israel con la connivencia de EEUU y de sus adláteres, así me lo demanda.Administración Alaire escribió: ↑Dom, 14 Abr 2024 8:29 Enhorabuena, amigo Francesch, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "Es otoño en Gaza".
Un cordial abrazo.
Un cordial saludo.
- Ramón Castro Méndez
- Mensajes: 6261
- Registrado: Mar, 17 May 2016 8:24
Re: Es otoño en Gaza
Un fuerte abrazo.
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
SAM SHEPARD