En cuanto formé el esqueleto de una prosa poética titulada Breve teoría del error, pieza con la que ayuné de las últimas novedades, necesité dejarla reposar antes de ponerme nervioso (porque la carne es dura y se necesitan buenos dientes para masticar) . Quizás a esto se le llame alma y algunos ya conocemos los trastornos poéticos que sufren las almas. En un momento, comencé a ver carretes y videos de YouTube en exceso para distraerme de mi escritura. Por más absurdo que parezca, hoy en día la hemorragia de información se tapa con las modas más disparatadas; videos de animales que parecen amar y proteger a sus cachorros de lo que saben es un paraíso con esteroides, y ojos láser sobre sus presas. Animales que aman a sus crías y ayudan a otras especies. Me salté los videos de feminicidios, niños que matan a sus padres, padres que matan a sus hijos, en fin las noticias que se van por el caño local y que aunque igualmente horribles, seamos francos, no se pueden titular. Así me encontré atando cabos sobre los rumores de una tercera guerra mundial a la vuelta de la esquina, rumores rancios con uvas navideñas para ir contando los doce deseos para los doce meses del próximo año que por casualidad suman el 20 de la reciente pandemia y el cuatro de las esquinas del mundo. Sin dejar de ser una conjetura nefaria que llega a sumar 2024. El uso de estos rumores infundados (porque no van envueltos en bolsas blancas) se ha convertido en una ecuación de primer grado de Politología pura. De Rusia al libro apocalíptico de Maracaibo. Se ha propagado para la salvación del mundo que Trump es el único que puede evitar la tercera guerra mundial.I am that I am I am
Aún no se había contado el montón de cadáveres con el que Gaza amaneció la mañana de Navidad, pero el estiércol rebosaba con una sola palabra: genocidio. Nos están rompiendo la cabeza de manera desgastada con las regurgitaciones y convulsiones de la religión política y las geoestrategias de supervivencia. Pero es un pacto con un poder de luz y oscuridad, a costa del pueblo. No es el final, son sólo los dolores del hambre y el no saber dónde dormir esta noche. Es el principio del fin de la inteligencia artificial. Aunque hace apenas unos días se inauguró la era de la IA y ya está en marcha la implementación cibernética de estos genios de la fibra óptica y el despacho inteligente. ¡Qué absurdo! Los sistemas de un plumón que luchan con sus rostros trasplantados, trágicamente cosidos en una exhibición de milagros científicos. El hecho es que una cadena de trenes de mercancías a lo largo de las rutas de los Estados del Golfo forma una caravana silenciosa de tanques y otros equipos de transporte militar. El teatro se está preparando y tomando en cuenta a la velocidad de las corrientes, los actores tendrán que improvisar. ,
Kairos sobre las olas
Un hombre cuyos rasgos, desde mi distancia, parecen borrosos e inalcanzables, cruza el horizonte. ¿Es él quien sopesa el verdadero valor o soy yo el que está atrapado en una nube catártica? ¿Será él quien se cree solo y al verlo me pisa los ojos hundidos?
El verdadero coraje me carga a través de una multitud de oportunidades y me desliza fuera de una barandilla metaconsciente infinita. Caigo en el error y sin él no vería al hombre fuera del tiempo. En las afueras de los campos magnéticos, Kairos simplemente pasta.
En el Aleph real, bueno no sé si lo sabías, Borges dejó pasar veintitantos años desde la fecha de publicación para reeditarlo y para enfatizar que también existe un Aleph falso.
Pero ¿por qué, flotando, creamos magnitudes a partir de frágiles hilos envueltos en fuego? ¿Por qué nos sentimos obligados a subirnos a una cuerda y cruzar el abismo entre las montañas? Contrariamente a la intuición, se forma un carro glorioso para alejarnos de la irrealidad más relevante.
Si el hombre se volteara sintiéndome, o si corriera tras él para preguntarle adónde iba. Hilacha embarazosa en mi refajo, atrapada en la espiga, me deja ir a la no localidad cuántica, en semejanza del Creador del horizonte.
E.R. Aristy