El Gran Tubo Interestelar

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

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Raul Muñoz
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El Gran Tubo Interestelar

Mensaje sin leer por Raul Muñoz »

<< Su esófago era un chicle, en aquel instante de la noche, que tras la vidriera relucía como un fulgor de aguas interminables, filtrando todos los objetos en aquel nuevo espacio liberado del pensamiento lógico. En las otras habitaciones dormían -eso suponemos- otros que habían sido, en otro espacio, personas con la cuales había mantenido numerosas conversaciones. Seguramente, ellos contemplaban una fisonomía llamándolo por un nombre. En cualquier caso, poca importancia tenían estas cosas para él, que levantaba por efusiones sus párpados, en un intento por comprender. Digamos, que, pared con pared, dormía el viejo rubicundo, enamorado de los lobos que colgaban en numerosos retratos; su admiración por los perros salvajes venía del frío. El viejo siempre decía que en Rusia la piel de un hombre no vale nada. Digamos, también, que más al fondo del pasillo, llegando a la cocina, donde por costumbre se acumulaban los cacharros, y las cucarachas cruzaban el umbral de la puerta, yacía, bajo el sudario, un cadáver -según alcanzó a ver en alguna ocasión- atravesado por raíces que pujaban hacia los exteriores; un cadáver que, en otras ocasiones, silbaba a los cánidos que acudían a la caída del sol. Guardaba para ellos el pan duro y los huesos gastados. Igualmente, aquel tubo vacío colindaba con otra cosa distinta a lo que comúnmente llamamos día; independientemente de lo que hubiera sido la noche, sería demasiado largo de explicar. Intentemos conocer a quien ahora despierta.

Si tenemos suerte, veremos que su garganta comienza a parecer un pez globo. Se trata de un tubo afluente del gran tubo. Como afluente, en este caso, sabemos que termina en el gran tubo, pero, no sabemos de dónde sale con exactitud. Hasta ahora todo han sido hipótesis. Vamos a intentar reconstruir los hechos. Podría haber sido un hilo, puede que con él hubieran zurcido el sudario o las camisas rotas del viejo. Un hilo puede ir de uno a otro extremo, comunicar infinitas numeraciones. Digamos, que comenzó siendo un hilo. Comunicaba distintas posiciones en el espacio. Todavía era consciente del tiempo, cuando se desplazaba de su habitación a la cocina, o a la habitación del viejo a robar uno de sus retratos o a la otra habitación, a ver si el sudario estaba en su sitio. Podía, incluso, aunque resultaba de mal gusto, cimbrear hacia la ventana en un intento por intuir las salidas del cadáver con los huesos, afanarse en la emoción incontenible de los perros salivando. Además, en el recibidor podía ver a su hermano, en una superficie lisa semejante a un cristal. Tenía libertad de movimientos en el espacio, sin ser consciente del tiempo. Sin embargo, era lineal, todavía estaban él y el espacio. Si lo hubiéramos observado al microscopio sería como una ameba. Ahora, el vacío entraba como un pez en la boca. Estiraban de él. Durante la noche, la flema, las raíces, como él pensaba, no podemos saber si con razón, pujaban e irrumpían cayendo del cielo hacia arriba del cadáver, levantando el sudario. Tengamos presente en nuestra visualización, que, en el alfeizar de la ventana, ahora que comienza a calentar un poco el sol, hay un sapo que parece dormido. Así, de momento, sabemos: que el tiempo desapareció en la lejanía, que él está separado del espacio y las habitaciones han desaparecido; también el viejo, el cadáver, el sudario, las raíces, la cocina, el recibidor con el espejo, la cama, el cuerpo. Queda solo un tubo. El día avanza, apenas entreabre los parpados y el sabor a fresas silvestres inunda lo que un día fuera la boca. Aunque resulta incomprensible, llega la información al Objetivo Mater >>

Informe Visual de la Academia perteneciente al Proyecto del Gran Tubo Interestelar.

(En gravitación 2.4 de 3 a 5 desde Capricornio en Absoluta Necesidad Hallados en la Tierra).


Los tonos cobrizos de las ondas de frecuencia impregnaron la pantalla. Parpadeaban las antenas de luz con mayor o menor intensidad, hasta que una quebró la frecuencia del silencio acuoso. Aparecieron las ondas magnéticas en la superficie y un pensamiento, como de culebra robotizada, quedaba amplificado en la tonalidad violeta.

Todos aquí sabemos, que una vez que alcanzamos el Objetivo Mater, la información alcanza la sonoridad suficiente en ondas magnéticas, con la consecuente amplificación, que permite su expansión a otros individuos. A raíz del trabajo llevado a cabo por la piedra angular, en el planeta tierra, quedó grabado a fuego el remordimiento y el perdón. En lo sucesivo fue más fácil comunicarnos con personas altamente sensibles, que tienden al aislamiento y tienen mayor dificultad en la comunicación, sintiéndose, frecuentemente, extrañas. La emoción centrípeta, en estos casos, al no ir hacia afuera, permite que las ondas magnéticas de alta frecuencia interestelares perforen la piel psicológica, es decir, es posible que se vaya suavizando y paulatinamente se diluya el Yo. Conseguir esto llevo siglos de historia y, como dije, fue posible gracias a la entrega de Jesús, el Cristo, presente en nosotros -el futuro cuerpo de la resurrección-.

Una centella, como un fogonazo de purpurina, proyectó un gran sollozo de alegría; a lo que siguió un silencio de regaliz en los pálidos márgenes de la pantalla. Y, de nuevo, otra gravitación de zafiro virtual.

En este caso, según me informaron, fue decisiva la abducción del joven republicano español en la Unión Soviética. No se trataba de una persona altamente sensible, ni con tendencia al aislamiento, sino más bien extrovertido. Un golpe decisivo fue para este joven perder durante la guerra civil española a su único hermano, también a su joven esposa, durante los bombardeos a la capital, Madrid, en 1936. Una vez exiliado en la URSS quiso borrar de la memoria todo el pasado. Se adentró en Siberia. Allí vivió rodeado de lobos, que acudían cada atardecer a su choza. Él les echaba el pan duro, los huesos, restos de sus cacerías. Los fotografió a todos. Rodeado de retratos, antes de dormir, cada noche repetía el joven, hasta llegar a ser un anciano:

-Pienso que duerme. Encuentro la paz en el animal salvaje que vive en comunión, de ojos grises muy pálidos o azules violeta.

Repitiendo la salmodia entraba al sueño. Así se abrió el pantallazo violeta y entró en nuestra mente universal, interconectada o interestelar. Dejo de tener memoria propia. Sin embargo, necesitamos averiguar, para avanzar en el proyecto, si la información puede ser borrada o eliminada del todo o, más bien, adquiere otras formas, todavía desconocidas. Es decir, si la mente como tubo afluente, conductor del flujo de información, que desemboca en el Gran Tubo Interestelar u Otro Gran Desconocido, puede conocer su origen. En otras palabras, ¿hay un comienzo y un final? ¿Qué significa para todos nosotros la resurrección en el Cuerpo de Cristo?

Importa la visión del hilo cosiendo el sudario y las raíces levantando el cadáver, irrumpiendo con ecuánime beatitud desde la misma tierra, del mismo cuerpo terrenal, y, sin embargo, más allá de cualquiera cosa representable. Parece una información no registrada antes por nuestro sistema de pensamiento altamente desarrollado, como si se tratara de un cuerpo extraño deteniendo el flujo.

Declaraciones
(a dos puntos del encuentro en la pirámide con la separación del espacio) .


Se alzaban las nubes de romero destilado, atravesaban e iban perforando, en tres ángulos, el sonido. Venía en una masa amorfa, la información, conformaba el caleidoscopio de la memoria. El círculo de sombra ultravioleta terminó por rodear la pirámide. Quedaba ensamblado del todo el ultrasonido proveniente del planeta tierra, desde la mente humana, engrosando el amplio registro barajado por la Academia en las investigaciones, en cuanto a: nivel de evolución/expansión de la conciencia de la humanidad; función de la memoria/relación con espacio-tiempo; flujo de información/termodinámica de fluidos; confluencia mente/espacio; vacuidad del silencio/existencia inexistente; la mente-tubo afluente del Gran Tubo Interestelar.

EL sonido en cascada iba perforando el magma cristalizado de satélites, dejando a su paso una extensión interminable de cristal bermellón.

Dos gruesos y tristes botones de chaqueta, cosidos al rostro de la muñeca de trapo, que cuelga del brazo del joven republicano, mientras todo lo más corre, huyendo de las bombas que caen sin perdón sobre Madrid, capital de la República, en 1936. Luto de cristales negros y rosas suicidas izando bestias de carbón depauperado, en la interminable superficie angosta de ultrasonidos. Piedras de alfileres rotos en las manos, revolviendo escombros, cuando encuentra el cuerpo sin vida de su joven esposa; también el de su único hermano. Un ala interminable de ángeles quebrados en interminable apostasía, de sábanas negras cubriendo el caleidoscopio de sensaciones registradas por la muñeca de trapo.

Grabación de ultrasonidos
(proveniente de la muñeca de trapo fabricada para operaciones de la memoria en la mente humana).
-Laboratorios de la asepsia, punto 1/2 en punto muerto por duplicado-.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.

Antonio Machado ( Proverbios y cantares ).

https://transitando-la-palabra.webnode.es/
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