Estatuas

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Pilar, por venir.

Un beso grande
Ana

[Marimar González]

Testigos del paso de las horas, las estatuas parecen retenerlas en su anhelo de eternidad.
Hermoso y logrado mensaje expresa este poema que nos alcanza en su vuelo lírico.
Saludos, Ana

[Ana Muela Sopeña]

Agradezco, Guillermo tu paso por estos versos.

Un abrazo
Ana

[Antonio Satír]

Si alguna vez leo un libro de alguien de este foro, ese libro sería el tuyo, sencillamente porque pienso que tu poesía es profunda y muy fácil de leer, aunque no fácil de hacerla. Como siempre mis felicitaciones Ana, ya debes saber que eres mi favorita.
Te dejo un gran saludo!

Satír.

[Ana Muela Sopeña]

Muchas gracias, Marimar, por tu mensaje.

Un abrazo grande
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Antonio:

Gracias por tus efusivas palabras.

No, no tenía ni idea de esto que me cuentas.

Un fuerte abrazo, compañero
Ana

[Pablo Ibáñez]

Las estatuas presiden la ciudad,
dormitan como el viento de la noche,
protegen alamedas y jardines
con su alma inmortal.

Pueden pasar el tiempo,
las heridas,
la historia interminable,
los inviernos,
las fechas señaladas,
el carrusel del mundo,
el espíritu extraño de las modas...

mas las estatuas siguen en su espacio
uniendo en alfabetos de silencio
el aire de la vida,
las ausencias sin nombre
y el vacío.

Nos recuerdan que todo es pasajero,
menos la piedra mágica del hombre
que desafía al pulso de los astros.


Ana Muela Sopeña

Ana,

muy bello el poema sí, muy bien llevado el ritmo con ese verso imparílabo de recia eficacia. 11, 7. A mí me gusta mucho. Me gusta también la manera profunda como reflexionas sobre las estatuas, esas inquietantes entidades que parecen siempre a punto de revelarnos algo que permanece oculto. Tenía Sidel un poema también muy bueno sobre las estatuas, me lo has recordado.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Las estatuas presiden la ciudad,
dormitan como el viento de la noche,
protegen alamedas y jardines
con su alma inmortal.

Pueden pasar el tiempo,
las heridas,
la historia interminable,
los inviernos,
las fechas señaladas,
el carrusel del mundo,
el espíritu extraño de las modas...

mas las estatuas siguen en su espacio
uniendo en alfabetos de silencio
el aire de la vida,
las ausencias sin nombre
y el vacío.

Nos recuerdan que todo es pasajero,
menos la piedra mágica del hombre
que desafía al pulso de los astros.


Ana Muela Sopeña

Magnífico, amiga Ana; me ha encantado esa mirada a las estatuas de las que extraes una enseñanza tan bella. Con un abrazo.
Salud.

[Rafel Calle]

Arriba con este trabajo tan bello como interesante, amiga Ana.
Abrazos.

[E. R. Aristy]

Las estatuas presiden la ciudad,
dormitan como el viento de la noche,
protegen alamedas y jardines
con su alma inmortal.

Pueden pasar el tiempo,
las heridas,
la historia interminable,
los inviernos,
las fechas señaladas,
el carrusel del mundo,
el espíritu extraño de las modas...

mas las estatuas siguen en su espacio
uniendo en alfabetos de silencio
el aire de la vida,
las ausencias sin nombre
y el vacío.

Nos recuerdan que todo es pasajero,
menos la piedra mágica del hombre
que desafía al pulso de los astros.


Ana Muela Sopeña

Un poema grandioso, su espíritu descansa sobre la piedra fría y le da vida. Considero éste poema un hito en tu maravilloso poemario, querida Ana. Abrazos, ERA

[Ramón Castro Méndez]

Muy hermoso poema, que nos enfrenta al paso del tiempo a través del testimonio hiératico de las estatuas.
Me ha encantado, enhorabuena.

Un afectuoso abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Pablo:

Aprecio mucho tu comentario. Mil gracias.

Un abrazo grande
Ana