Naiarel

[Rosa Marzal]

¿Quién te ha dicho mi nombre?

¿Qué oscuro signo trazó tu voluntad?

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Responde, tú que arrastras un infierno de arena
a tus espaldas;
tú, que dejaste atrás tu desgarrada infancia
persiguiendo una luz
inconcebible
y arrancaste al océano su desatada rabia
hasta desfallecer entre mis brazos.

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Mi nombre es Naiarel
y se pierde en la noche de los tiempos.
He parido a millones de hijos, los he visto crecer,
perderse a diario por calles ojerosas
buscándose en el aire.
Puedo hablar el idioma de la sangre
y comprender el lenguaje del silencio.

Naiarel es mi nombre.
En mi corazón enloquece la cordura.
Nada tengo para ti,
salvo un mísero mendrugo
de existencia.
Nada que permita cuajar en tu mano
un pedazo de nube pasajera.

Pero, si lo prefieres, si has venido hasta aquí
para sobrevivir a la derrota
bebiendo de mis ubres polvorientas,
has de saber primero
que el Paraíso lo inventó un ángel hundido
en el infierno de su soledad.

[Pilar Morte]

Es enigmático y te atrapa este poema con imágenes espectaculares que nacen de una sensibilidad especial. El final está muy logrado.
Me alegra mucho poder leerte. Felicidades por esta obra tan original.
Un abrazo grande y salud.

[Rosa Marzal]

Muchas gracias por tu huella, querida Pilar. Celebro que te haya gustado este poema.

Abrazos.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema visionario que nos deja pensando. La luz no se concibe sin la oscuridad. El Paraíso existe porque existe el Infierno. Todo es un universo de opuestos, como el Yin y el Yang. Lo masculino y lo femenino.

Un poema enigmático que nos invita a pensar...

Un beso

Enhorabuena
Celebro que hayas vuelto al foro
Ana

[Carmela Viñas]

El lamento del ángel caído y lo poco que puede ofrecer.
Un poema bellamente escrito, estimada Rosa.
Un gusto leerte.
Abrazos.

[F. Enrique]

Te felicito, Rosa, por tan buen poema. Los dos últimos versos me han impactado.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema excelentemente escrito con versos ancestrales y misteriosos. No sé si Naiarel invoca a la diosa de alguna religión o su misterio está precisamente en lo desconocido. Me alegra leerte de nuevo por aquí. Un abrazo.

[Raul Muñoz]

Rotundo poema, que se ubica en el ombligo del mito. Ah, los ojos grandes, demasiado grandes. ¿ Quién se comió a Quién ? Me sugieren muchas cosas tu espléndido poema, Rosa. Gracias por compartir.

Un abrazo.

[Rosa Marzal]

Muchas gracias por tus interesantes reflexiones, Ana. Naiarel puede ser varias cosas: una ciudad o un país cualquiera, con su propio latido, cuya voz se dirige a quienes llegan a ella o, simplemente, un espejo que refleje el mundo que lo rodea, la ruptura de los sueños al toparse con la realidad, o nuestras certezas más ocultas. Lo dejo a vuestra interpretación.

Un fuerte abrazo.

[Rosa Marzal]

Muchas gracias por tu bello comentario, Carmela. Me alegra que te haya gustado este poema.

Abrazos.

[Àlex Gállego]

Lleno de misterio y sutilidades. El poema está muy bien escrito. Disfruté mucho de la lectura. Gracias por compartirlo.

Un abrazo

[E. R. Aristy]

¿Quién te ha dicho mi nombre?

¿Qué oscuro signo trazó tu voluntad?

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Responde, tú que arrastras un infierno de arena
a tus espaldas;
tú, que dejaste atrás tu desgarrada infancia
persiguiendo una luz
inconcebible
y arrancaste al océano su desatada rabia
hasta desfallecer entre mis brazos.

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Mi nombre es Naiarel
y se pierde en la noche de los tiempos.
He parido a millones de hijos, los he visto crecer,
perderse a diario por calles ojerosas
buscándose en el aire.
Puedo hablar el idioma de la sangre
y comprender el lenguaje del silencio.


Naiarel es mi nombre.
En mi corazón enloquece la cordura.
Nada tengo para ti,
salvo un mísero mendrugo
de existencia.
Nada que permita cuajar en tu mano
un pedazo de nube pasajera.

Pero, si lo prefieres, si has venido hasta aquí
para sobrevivir a la derrota
bebiendo de mis ubres polvorientas,
has de saber primero
que el Paraíso lo inventó un ángel hundido
en el infierno de su soledad.

Realmente somos ingenuos, de no serlo al primer fracaso o primera desilision, nos echariamos a morir o nos inventariamos escapes entre las realidades. Creo que siempre volvemos a esa ingenuidad con la que seguimos hasta mas no poder. Es un poema que aunque misterioso, nos deja con imagenes evocadoras que en nuestro interior se hacen lazos tacitos de otras referencias con algo parecido. Por ejemplo: "el Paraíso lo inventó un ángel hundido
en el infierno de su soledad", bien podria ser un referente a Satanas, o en otro sentido, a el angel hundido que sentimos en nuestro interior quien sufre de una soledad tormentosa porque francamente, el angel hundido en nuestro interior tiene que esperar....bueno, nos has dejado interpretar este magnifico y bello poema,Rosa y eso vale mucho. Me alegra leer nuevamente tu poesia original y provocadora. Abraos, ERA

[Rafel Calle]

Cada poema tuyo, estimada amiga Rosa, significa un estupendo ejercicio estilístico que no tiene nada que envidiar a un trabajo en verso medido, tal es tu pericia cuando se trata de versificar. En cuanto al contenido, las interpretaciones son tantas...; hay una introspección, un paseo por la vida misma y, desde luego, dónde, cuándo o con quién queda al libre albedrío del lector.
Ha sido un placer leerte. Felicidades, compañera.
Un fuerte abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

¿Quién te ha dicho mi nombre?

¿Qué oscuro signo trazó tu voluntad?

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Responde, tú que arrastras un infierno de arena
a tus espaldas;
tú, que dejaste atrás tu desgarrada infancia
persiguiendo una luz
inconcebible
y arrancaste al océano su desatada rabia
hasta desfallecer entre mis brazos.

¿Quién te ha dicho mi nombre?

Mi nombre es Naiarel
y se pierde en la noche de los tiempos.
He parido a millones de hijos, los he visto crecer,
perderse a diario por calles ojerosas
buscándose en el aire.
Puedo hablar el idioma de la sangre
y comprender el lenguaje del silencio.

Naiarel es mi nombre.
En mi corazón enloquece la cordura.
Nada tengo para ti,
salvo un mísero mendrugo
de existencia.
Nada que permita cuajar en tu mano
un pedazo de nube pasajera.

Pero, si lo prefieres, si has venido hasta aquí
para sobrevivir a la derrota
bebiendo de mis ubres polvorientas,
has de saber primero
que el Paraíso lo inventó un ángel hundido
en el infierno de su soledad.

Me permito citarlo entero, traerlo con la emoción que prodiga hasta la altura de los ojos.
Ovación sin el más mínimo descanso para las palmas.

Abrazo enorme, querida Rosa.
Gracias por ser y estar.

[Ramón Castro Méndez]

Para mí, tu magnífico poema es un canto a la desolación, amargo, triste, pero a la vez con mucha luz. Todo un placer de lectura.

Mi felicitación.

Un abrazo.