Fin de la madre

[pedro arguedas ibáñez]

Muchas gracias, por tu lectura. Eres muy amable. Un gran abrazo para ti.

[pedro arguedas ibáñez]

Muchas gracias por tu generosidad. Un abrazo fuerte.

[Blanca Sandino]

De tus poemas, éste me ha parecido uno de los más emotivos.

"Y haremos un corro y daremos por concluída la muerte."

Me has emocionado, Pedro.

Blanca

Madre
después de ti
yo pintaré una acuarela sobre tu tumba
con toda el agua de los mares y ríos de este mundo
y nos reiremos de tu fantasma
y vendrán también los otros
y haremos un corro
y daremos por concluída la muerte.

[Eduardo R. de la Cruz]

Madre
después de ti
volveremos a la ceniza.
La arrullaremos.
Yo pondré cara de zorzal
y tú me llamarás
como a un pájaro cualquiera
y bajaré del viento
para aventarme
y verás que soy tu hermano
y me amarás
al lado de los otros
ordenadamente
como las cajitas de tabaco
cavendish o de Virginia
como las cajitas de tabaco
del estanco de Ezra Pound.
Porque tú no eres como la madre de Rimbaud.
Tú nunca me castigaste por abandonar la fila de los niños sin rostro
que esperan la advocación de un nombre santo.
Madre
después de ti
yo pintaré una acuarela sobre tu tumba
con toda el agua de los mares y ríos de este mundo
y nos reiremos de tu fantasma
y vendrán también los otros
y haremos un corro
y daremos por concluída la muerte.

Pedro. Es un poema que cautiva las emociones y, que finalmente deja a la muerte en un segundo plano, más aún, rebasa la negrura de la muerte, pero va más lejos que un simple poema existencial, porque desde el inicio lo circunscribes a la palabra: Pound o Rimbaud, dos disímiles pero al mismo tiempo rebeldes del verbo. Saludos sinceros.

[carmen iglesia]

QUé bueno... Mira que se echa de menos tu poesía...

Un abrazo,

Carmen