Correspondencias

[Alonso Vicent]

Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

[Francesch Vicent]

La libertad es un sueño y, como dijo Calderón, la vida también y los sueños sueños son. Un poema muy bueno, amigo poeta, con la justa dosis de amargura para no hundirse, porque siempre nos quedará el refugio, aunque estemos muertos.
Un cordial saludo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Me gustó mucho, amigo Alonso, este ejercicio poético de comunión tan íntima con la naturaleza. Con ideas tan originales como esta:

“Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje”

Un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos.

[Mirta Elena Tessio]

Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Querido amigo Alonso, amigo de otros tiempos siderales.
Tu poema no dice más que somos parte del paisaje, tal y como tu lo dices somos muertos, somos vivos, somos mirados y correspondidos por eso le pusiste ese título correspondencia, somos uno con todos, algunos nos quedamos solo con nuestro cuerpo, yo no pienso asi, soy parte de un árbol, de la tierra, de la lluvia, de las olas, siento que tu poema me moviliza, apenas si estoy saliendo de una gran grisis, sin embargo me siento viva, para leer y abastecerme de versos como los tuyos.
Sabes bien que me han inspirados poemas tuyos en el pasado y he dejado por un tiempo el soneto.
Esto que leo hace que me funda con el mundo malo o bueno , es lamisma cosa, no existe lo malo, no existe lo bueno, nosostros los poetas vivos le ponemos el significado a cada palabra. Reitero somos como dije parte del paisaje,
No dejes de compartir tus poemas, son inspiradores.Al menos para mi.
Te acaban de decir que la vida es sueño como dice Calderón, la vida es una ilusión, y de sueños vive el hombre
Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

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Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Qué bien urdidas las correspondencias, querido poeta.
Nos lleva en volandas la eseencialidad y, ese tono cercanísimo que suma y despierta...

Me ha gustado mucho; celebro haberte leído.
Abrazo enorme.

[Rafel Calle]

Un trabajo muy interesante, Alonso, que me parece entre lo mejor que te he leído.
Felicidades por tan hermosa obra.
Un abrazo.

[Alonso Vicent]

La libertad es un sueño y, como dijo Calderón, la vida también y los sueños sueños son. Un poema muy bueno, amigo poeta, con la justa dosis de amargura para no hundirse, porque siempre nos quedará el refugio, aunque estemos muertos.
Un cordial saludo.

Ya llegará la Calaca; de momento seguimos inventando refugios... y manteniéndolos dejando la mínima huella posible.
Muy agradecido, Vicent, por llegar a estos barrancos.

[Alonso Vicent]

Me gustó mucho, amigo Alonso, este ejercicio poético de comunión tan íntima con la naturaleza. Con ideas tan originales como esta:

“Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje”

Un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos.

Es esta tierra de barrancos y precipicios (Macizo del Caroig) y parque natural, como debe de ser.
Un buen refugio para abandonarse y formar parte de su entorno y de sus silvestres habitantes.
Muy agradecido por la presencia, J. J... que sembrando refugios andamos.

[Alonso Vicent]

Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Querido amigo Alonso, amigo de otros tiempos siderales.
Tu poema no dice más que somos parte del paisaje, tal y como tu lo dices somos muertos, somos vivos, somos mirados y correspondidos por eso le pusiste ese título correspondencia, somos uno con todos, algunos nos quedamos solo con nuestro cuerpo, yo no pienso asi, soy parte de un árbol, de la tierra, de la lluvia, de las olas, siento que tu poema me moviliza, apenas si estoy saliendo de una gran grisis, sin embargo me siento viva, para leer y abastecerme de versos como los tuyos.
Sabes bien que me han inspirados poemas tuyos en el pasado y he dejado por un tiempo el soneto.
Esto que leo hace que me funda con el mundo malo o bueno , es lamisma cosa, no existe lo malo, no existe lo bueno, nosostros los poetas vivos le ponemos el significado a cada palabra. Reitero somos como dije parte del paisaje,
No dejes de compartir tus poemas, son inspiradores.Al menos para mi.
Te acaban de decir que la vida es sueño como dice Calderón, la vida es una ilusión, y de sueños vive el hombre
Un abrazo.

Muy cierto, amiga Mirta. Andamos integrándonos en cualquier forma de vida que recuerde nuestra presencia, fugaz, y nos haga partícipes de este teatro, de esta película, de este nuestro paso y procurando no alterar demasiados el entorno.
Paisaje somos, y como dije una vez (Mirando fíjamente a Silvestre)...
El día que nacimos
nos condenaron a muerte.
Pero nos enviaron
al corredor de la vida.
Tuvimos suerte.

Sigo soñando con la tranquilidad, Mirta, y cuando los sueños se me sublevan miro al cielo y a la Tierra... y me hago pequeñito.
Muchas gracias por llegar desde tus cerros hasta estos precipicios que invitan a volar, y a superar cualquier abismo.
Un gran abrazo... con correspondencias.

[Alonso Vicent]

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Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Qué bien urdidas las correspondencias, querido poeta.
Nos lleva en volandas la eseencialidad y, ese tono cercanísimo que suma y despierta...

Me ha gustado mucho; celebro haberte leído.
Abrazo enorme.

Inventamos refugios, no muy grandes, para poder corresponder y sentirnos a gusto con lo mínimo, que es lo máximo, vital.
Allá por mis tierras de primaveras y veranos abundan los precipicios y las vistas son todo un regalo; no sería necesario escapar… pero el trabajo de otoños e inviernos lo exige. Ya falta menos para poder reunirme con mis salvajes amigos que pueblan los barrancos y sus cielos (cuánto los echo de menos).
Muchas gracias, Hallie… y ya hablamos.

[Alonso Vicent]

Un trabajo muy interesante, Alonso, que me parece entre lo mejor que te he leído.
Felicidades por tan hermosa obra.
Un abrazo.

Muchas gracias, Rafael. Se echan de menos los silvestres amigos, y las vistas de las montañas con el mar de fondo (a lo leeeejos). Un poco creo que ya pertenezco a sus paisajes.
Un abrazo.

[Pilar Morte]

A veces creo que te mimetizas con el paisaje. Me encantan tus versos tan hermosos y con la carga de emotividad del que vive el contacto con la naturaleza. Me gustó el poema. Felicidades.
Abrazos y salud

[Raul Muñoz]

Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Me gusta este vuelo que nos acerca a la comunión. La libertad de amar vista como habitar el uno en el otro. Se desliza el poema y se hace cercano, entrañable. Gracias por compartir, Alonso.

Un abrazo.

[Alonso Vicent]

A veces creo que te mimetizas con el paisaje. Me encantan tus versos tan hermosos y con la carga de emotividad del que vive el contacto con la naturaleza. Me gustó el poema. Felicidades.
Abrazos y salud

Se intenta un cierto modo de mimetismo; cuando se consigue, todo transcurre naturalmente. Suelen ser los refugios recíprocos.
Muchas gracias, Pilar, por llegar a estas correspondencias.
Un abrazo.

[Alonso Vicent]

Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.

Me gusta este vuelo que nos acerca a la comunión. La libertad de amar vista como habitar el uno en el otro. Se desliza el poema y se hace cercano, entrañable. Gracias por compartir, Alonso.

Un abrazo.

Lo cercano y entrañable; ahí radica una estabilidad que no deberíamos perder... y la confianza.
Muchas gracias, Raúl, desde este estado, país, aldea... pequeñito.
Un abrazo.