La cadena de montaje

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

Francesch Vicent
Mensajes: 899
Registrado: Sab, 26 Jun 2021 17:56

La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Francesch Vicent »

I
El alba despunta como un fuego
y en el verde renace el canto.
De húmeda fragancia, su cara amable
podría disipar las heridas de la noche;
pero las histriónicas sirenas
anunciando el cambio de turno
ya se encargan de impedirlo.

El corazón se congela
con el relente de las horas tempranas
y la esperanza se cubre de sombras
cuando el silencio se hace eco
de campanas que, inmisericordes,
tañen con sabor a sueño,
a café amargo, a madrugador aguardiente...

Marcado por la cadena, no hay dignidad
en los pasos camino del tajo,
tan solo hastío en el rostro
como de flor mustia y un muro
de palabras heladas y resentimiento,
mucho resentimiento hacia la jaula
y el horario de afilados dientes
y las órdenes de una maquinaria implacable.

II
Como un fuego la tarde
llega a su fin y en sus márgenes
solo el verde lucha por mantener
aún vivo el recuerdo del pájaro.
Su cara amable de delicada
y húmeda fragancia podría disipar
las cicatrices del día, pero ya se encargan
de impedirlo las estruendosas sirenas
anunciando el cambio de turno.

Al acabar la jornada toca hundirse,
porque hay que olvidar,
en el delirio de siseantes espejismos
destilando litro a litro
la existencia en alambiques.

Y cuando la noche va cayendo
como una piedra enemiga,
a pesar de que son las horas sucias de las trampas,
de las sanguijuelas adheridas al pecho
y de las ganas de matar,
no queda otra que el camino de vuelta
extendiéndose sin tregua
a través de una selva de sombras,
tratando de regresar mientras te tambaleas
como un pájaro bobo con los ojos excitados
al único lugar donde el aire,
que aún conserva su dignidad,
te devuelve la palabra saqueada
y el rostro olvidado en el espejo;
pero los hábitos consoladores,
porque hay que olvidar,
incorporados tras la dura jornada
a la boca, a la garganta, al hígado…
no dejan ningún resquicio para los putos salvavidas
que te esperan al calor del hogar.

III
Con un amanecer de fuego despierta el día
y entre el verde, cuando se desprende
de las ultimas sombras, renace el canto.
De húmeda fragancia, su cara amable
podría disipar las heridas de la noche;
pero las estridentes sirenas, anunciando
el cambio de turno, ya se encargan de impedirlo…
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Ana García
Mensajes: 3836
Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58

Re: La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Ana García »

Las sirenas y el fichaje en los relojes de empresa marcan nuestra vida. Has descrito muy bien una jornada de trabajo. Entramos a trabajar siendo noche cerrada y nos toca volver a casa (en invierno) cuando oscurece.

Marcado por la cadena, no hay dignidad
en los pasos camino del tajo,
tan solo hastío en el rostro
como de flor mustia y un muro
de palabras heladas y resentimiento,
mucho resentimiento hacia la jaula
y el horario de afilados dientes
y las órdenes de una maquinaria implacable.


Me ha gustado tu poema, transmites la marca que deja la cadena de montaje. Nunca he trabajado en ella, aunque sí que he trabajado a las órdenes de un ingeniero de montaje y, por lo tanto, sé como se sienten los que curran en ella. Y casi siempre me ha tocado fichar, de eso no me libro. ¡Marcada por un reloj!
En mi baúl guardo un poema que trata sobre los que vamos en bus a trabajar, nuestras caras y nuestros despertares. Todo un río de almas.

Te felicito, me ha gustado.
Un abrazo.
Ana Muela Sopeña
Mensajes: 13402
Registrado: Sab, 29 Dic 2007 14:18
Ubicación: España - Bilbao

Re: La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Fabuloso poema que describe muy bien la desolación de quien trabaja en la cadena de montaje.

Un lenguaje muy trabajado que potencia la expresión de las emociones.

Felicidades
Un beso
Ana
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
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Mirta Elena Tessio
Mensajes: 4155
Registrado: Jue, 06 Nov 2014 16:58
Ubicación: argentina

Re: La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Mirta Elena Tessio »

Francesch Vicent escribió: Mié, 05 Oct 2022 12:32 I
El alba despunta como un fuego
y en el verde renace el canto.
De húmeda fragancia, su cara amable
podría disipar las heridas de la noche;
pero las histriónicas sirenas
anunciando el cambio de turno
ya se encargan de impedirlo.

El corazón se congela
con el relente de las horas tempranas
y la esperanza se cubre de sombras
cuando el silencio se hace eco
de campanas que, inmisericordes,
tañen con sabor a sueño,
a café amargo, a madrugador aguardiente...

Marcado por la cadena, no hay dignidad
en los pasos camino del tajo,
tan solo hastío en el rostro
como de flor mustia y un muro
de palabras heladas y resentimiento,
mucho resentimiento hacia la jaula
y el horario de afilados dientes
y las órdenes de una maquinaria implacable.

II
Como un fuego la tarde
llega a su fin y en sus márgenes
solo el verde lucha por mantener
aún vivo el recuerdo del pájaro.
Su cara amable de delicada
y húmeda fragancia podría disipar
las cicatrices del día, pero ya se encargan
de impedirlo las estruendosas sirenas
anunciando el cambio de turno.

Al acabar la jornada toca hundirse,
porque hay que olvidar,
en el delirio de siseantes espejismos
destilando litro a litro
la existencia en alambiques.

Y cuando la noche va cayendo
como una piedra enemiga,
a pesar de que son las horas sucias de las trampas,
de las sanguijuelas adheridas al pecho
y de las ganas de matar,
no queda otra que el camino de vuelta
extendiéndose sin tregua
a través de una selva de sombras,
tratando de regresar mientras te tambaleas
como un pájaro bobo con los ojos excitados
al único lugar donde el aire,
que aún conserva su dignidad,
te devuelve la palabra saqueada
y el rostro olvidado en el espejo;
pero los hábitos consoladores,
porque hay que olvidar,
incorporados tras la dura jornada
a la boca, a la garganta, al hígado…
no dejan ningún resquicio para los putos salvavidas
que te esperan al calor del hogar.

III
Con un amanecer de fuego despierta el día
y entre el verde, cuando se desprende
de las ultimas sombras, renace el canto.
De húmeda fragancia, su cara amable
podría disipar las heridas de la noche;
pero las estridentes sirenas, anunciando
el cambio de turno, ya se encargan de impedirlo…
Yo también pienso que describes muy bien una jornada laboral. Entiendo todo lo que dices.
Pero me gustaría verte enamorado, escribir una jornada de amor. jjee. Es broma.
Bueno sé que no demuestras facilmente tus emociones, pero me encantaría leerte
con la emocíon que provoca el amor, aunque más no sea a tu perro.(si lo tienes)
Te mando un abrazo cálido para que esa jornada laboral rompa con el tedio.-Gracias siempre por compartir.-

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Francisco Lobo
Mensajes: 1280
Registrado: Dom, 16 Dic 2007 13:15

Re: La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Francisco Lobo »

¡Uf!, que me vi varias veces en una cola de obreros entrando y saliendo de una fábrica, y el estado de sus ánimos.
ya se encargan de impedirlo…
Esta repetición une todo el poema, da vida y ritmo. Un abrazo.
Francesch Vicent
Mensajes: 899
Registrado: Sab, 26 Jun 2021 17:56

Re: La cadena de montaje

Mensaje sin leer por Francesch Vicent »

Ana García escribió: Mié, 05 Oct 2022 20:04 Las sirenas y el fichaje en los relojes de empresa marcan nuestra vida. Has descrito muy bien una jornada de trabajo. Entramos a trabajar siendo noche cerrada y nos toca volver a casa (en invierno) cuando oscurece.

Marcado por la cadena, no hay dignidad
en los pasos camino del tajo,
tan solo hastío en el rostro
como de flor mustia y un muro
de palabras heladas y resentimiento,
mucho resentimiento hacia la jaula
y el horario de afilados dientes
y las órdenes de una maquinaria implacable.


Me ha gustado tu poema, transmites la marca que deja la cadena de montaje. Nunca he trabajado en ella, aunque sí que he trabajado a las órdenes de un ingeniero de montaje y, por lo tanto, sé como se sienten los que curran en ella. Y casi siempre me ha tocado fichar, de eso no me libro. ¡Marcada por un reloj!
En mi baúl guardo un poema que trata sobre los que vamos en bus a trabajar, nuestras caras y nuestros despertares. Todo un río de almas.

Te felicito, me ha gustado.
Un abrazo.
No Hay dignidad en el tajo. Desde el momento que vendes tu fuerza de trabajo al dueño de los medios de producción (el capitalista o empresario), sabes de antemano que nunca te va a pagar el precio real por las horas trabajadas (plusvalía), produciéndose lo que todo el mundo conoce como explotación laboral. Si a ello añadimos que la mayoría de los trabajos manuales son monótonos, repetitivos, aburridos y alienantes, tenemos el caldo de cultivo para que se den situaciones de agresividad y violencia, de depresión y alcoholismo, etc.
Muchas gracias, Ana, por tu comentario tan lleno de verdades.
Un saludo afectuoso.
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