Poemas importantes de nuestro tiempo II (A Naster)

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F. Enrique
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Poemas importantes de nuestro tiempo II (A Naster)

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Allen Ginsberg - Kaddish y Aullido (I)
El Kaddish es una plegaria del judaísmo que se reza en público y una de cuyas variantes es la oración para los difuntos. Allen Ginsberg dedica el suyo a la muerte de su madre, Naomi, una mujer cuya vida estuvo marcada por los problemas mentales.

Kaddish es un extenso poema de tono narrativo, construido con esos versículos de vertiginosa cadencia whitmaniana ya utilizados en Aullido, con un ritmo sincopado en el que se entremezclan las imágenes urbanas, el dolor de la pérdida y los recuerdos.

Para buena parte de la crítica y de los estudiosos de la poesía de Ginsberg, Kaddish es su obra maestra, superior incluso al más conocido Aullido, y esta edición especial que aparece con motivo del cincuenta aniversario de su primera publicación incorpora, además de otros poemas breves que forman parte del libro, un texto del propio Ginsberg en el que explica el proceso de escritura, iniciado en París en 1958 y finalizado en Nueva York el año siguiente; un epílogo de su biógrafo Bill Morgan, que ayuda a situar esta obra en las coordenadas personales del poeta. Kaddish es probablemente el mejor poema escrito por Ginsberg, un texto clave para entender a la generación beat y una pieza fundacional de la poesía norteamericana contemporánea, pero es sobre todo una obra intensamente biográfica de una desgarradora intensidad. Cincuenta años después de haber sido escrita, sigue sonando arrolladora, un hito incontestable de la literatura del siglo XX.

(Lecturalia)
Aullido

traducción de Rodrigo Olavarría

Para Carl Salomón

I
GT
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,
que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,
que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,
un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,
parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,
que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,
sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,
que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,
que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,
que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,
que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,
que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,
que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,
que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,
que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,
que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,
que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,
que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,
que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,
que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,
que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,
que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,
que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,
que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpía tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,
que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,
que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,
que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,
que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,
que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,
que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,
que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,
que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,

que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,
que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,
que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,
que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en sus cabezas cada día por toda la década siguiente,
que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,
que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,
que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,
que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,
que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,
que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,
que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,
que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,
que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,
que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,
que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,
volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,
los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,
con la madre finalmente ****** , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-
ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-
y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,
que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus
para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüenza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,
el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio
con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.

2

Ya no me acuerdo - David Muñoz.



No recuerdo el día, el mes, ni siquiera el año, pero sí la emoción que sentí la primera vez que escuché esta canción y el lugar; en el marco de las Murallas Reales y con el aliento del mar y del viento, seguramente, de Levante, que no pudieron acallar la sensación de que escuchaba algo perdurable en aquellos versos sencillos y profundos.

Los hermanos Muñoz estuvieron soberbios en la única actuación en la que podido disfrutar de su presencia, desgranaron el disco que acababan de publicar entonces; Allenrok y dieron un amplio repaso por todas las canciones que el público esperaba escuchar.

Me encontré de sopetón con "Ya no me acuerdo", no la conocía y, desde un primer momento supe que recurriría a ella cada vez que quisiera extraer una sonrisa de la melancolía, intentar comprender las paradojas del amor que no se olvida aunque no se recuerde. A través de ella me acerqué a la aventura de unos muchachos de barrio que nunca lo olvidaban ni en la temática ni en su orgullo y que llevaban el de San Ildefonso en cada representación, en cada gesto, en cada palabra que no se podía decir de otra manera; la Barcelona mestiza y convincente corría a la par de otros lugares de España que, probablemente, no habían visto nunca pero con los que conectaban a través de la música y de los sentimientos. No solo eran la rumba y el rock que se apoderaron de su primer y, con justicia, celebrado disco, mostraron una madurez y un eclecticismo profundos que no correspondían con sus pocos años. David, el tímido, tomó el papel de su hermano como compositor para marcarse una canción de las que hacen época.
3
La cesta de la compra - El Lichi.




En el Fogón de Ana, una noche que se extinguió en la crueldad cognitiva del recuerdo, católicos, moros y nihilistas compartimos una velada estremecedoramente bella, todos los hombres del mundo teníamos alma, si es que alguien la tiene y estábamos juntos, con sentimiento y sin Dios. Entonces, cuando me tomaba un par de copas, soy un poco embustero, me parecía un excitante milagro comprobar que es maravilloso que todos seamos iguales y, sin embargo, diferentes.

Espero que la gran María Jiménez me perdone lo de "doña". Inmensa, sensual, sincera hasta donde duele, como una buena chica rebelde provinciana. Tiene una obra maestra imprescindible, Sabina, tan generoso como desconcertante y tierno se la sirvió en bandeja de plata, ¡ay, esta Salomé de los excesos que desvían del camino de artista irrepetible! Su Dieguitos y Mafaldas debería ser de audición aconsejada en los institutos. Lichis, como Los Estopa, me cae de puta madre, además es capaz de escribir joyas, aparentemente de todos los días, como ésta. Me hieren hasta las orillas donde muere mi bahía esas playas donde se dejan morir las ballenas.
4


Todas las fiestas del mañana - Paseo por el lado salvaje - Lou Reed.



Encontré una razón para seguir viviendo
y eso, nena, tú lo sabes; eres tú.
(Lou Reed - I found a reason)

Siempre pensé que tenía algo importante que decir; y lo dije. (Lou Reed)

No creo en la nostalgia cuando no es mía. (Lou Reed)

Estremecedor documento de un artista camaleónico que decidió aquella noche quitarse la máscara. Concierto muy corto al que asistí en directo, se me estropeó la cinta grabadora, no pudo soportar tanta sinceridad ni el paso del tiempo. El poeta urbano por excelencia, desde mi punto de vista. Según confesó hace poco, alguien cercano a él, murió con la pena de no haber conseguido el éxito entre los suyos, pero la gloria no existe y el Infierno está aquí., lo siento cada vez que enciendo el noticiario.

Para Nico en All Tomorrow's parties

Yo sé que la tristeza inundaba tu acento,
que sentías la emoción del artista que sufre
y cantabas
persiguiendo la cruz
de tus venas, tu sangre
en una oda triste con música pausada.

No pude transmitirte mi ansia de pasión,
de amor triste como yo, humilde como un sauce.

En aquellos días, en aquella colina,
aprendí a perder con las cartas marcadas,
con el mar en el fondo moviendo nuestro verso
y el rumor de la tarde enredando el paisaje
en donde te adentrabas.

Y te fuiste sin decir adiós,
mujer de los misterios
de los bosques oscuros;
no pudiste beber mi primera locura,
apartaste la dulzura que derramé en tu rostro,
el sueño de amor sincero
que volviste a evocarme.



Un grande sicuramente Lou Reed, un cantore crudo dell'ambiguità umana, dei torbidi abissi.
I miei complimenti per il tuo spazio, sono arrivata qui per caso e sarà un piacere tornare a leggerti.
(Black&White Accademy)

Es seguro que Lou Reed es un grande, un cantor crudo de la ambigüedad humana, de los túrbidos abismos. He llegado a tu espacio por casualidad y será un placer volver a leerte.


Siempre encontré escalofriantes analogías entre Pasolini y Caravaggio, ahora pienso que, teniendo este último, desde un punto de vista artístico, menos que ver con Lou Reed, es más que probable que las analogías sean más profundas, el neoyorquino es el ángel y el demonio del rock; como poeta, de eso se trata en lo que hablamos, es más profundo y transgresor que Bukowski, un gran narrador, más agresivo que Jack Kerouac cuando se aparta del camino. Lou fue un ángel en grisalla, un diablo de cartón perdido en la feria del mundo, un atormentado que nos ofrece las luces de su oscuridad desgarrada y , sinceramente, sentida.


Esperando en una esquina
con las valijas en la mano,
Jack está con su faja,
Jane con su chaleco,
y yo
en una banda de Rock'nRoll.
¿Sabes? Aquellos eran otros tiempos,
los poetas estudiaban las reglas del verso,
y las señoras perdían la mirada al escucharlos.

Cualquiera que haya tenido un corazón
no daría la vuelta, y lo rompería.
Cualquiera que haya interpretado un papel
no daría marcha atrás para poder odiarlo.
(Lou Reed - Dulce Jane)


Lou era un gran poeta aunque nunca le hiciera una declaración de amor a la poesía. Su Nueva York es, cronológicamente, el mismo que el de Paul Simon o el de Bob Dylan, pero él prefirió ver el lado salvaje, existía sin duda, nada más que hay que echarle un vistazo al Nueva York de Paul Schraeder. Se le agradece, a pesar de su leyenda de tipo duro, que tuviera sensibilidad para adentrarse en el corazón de la vieja Europa. Se sentía querido aquí, aunque no podíamos comprenderle le reconocíamos su grandeza

Nadie que la hubiera conocido,
que transitara por el verbo de su piel,
recordará su noche y su latido,
olvidará su cuerpo de mujer.
(A Maureen Tucker - Cuando aún no compartía el té con las amigas)
Bob Dylan trató la City como un mito que permitía la injusticia y lo exponía de una forma más razonada de lo que pudiera parecer en sus delirios metafóricos, Paul Simon en la alienación de los individuos que luchaban contra sus limitaciones en la soledad más tumultuosa de la isla, Cohen, en su segunda etapa de esplendor, como el faro ciego, insolidario y pretencioso de Occidente y Reed insistió entre la indiferencia o el desapego de sus compatriotas, en el perfil sórdido y más oscuro, lleno de desesperación inundado por el alcohol y otras drogas duras, la ambigüedad y las perversiones sexuales, hablaba, simplemente, de lo que conocía de primera mano y se desenvolvía a toda prisa, muchos no cumplieron los treinta, entre el arte decadente y el desenfreno.
5

Manuel Pareja Obregón - El maestro de las sevillanas.

Los gitanos de la Cava
son piropos de cantares
de toa esa raza gitana
y dicen por soleares,
¡Triana, Triana, Triana!


Lejos de gustarme, las sevillanas siempre estuvieron dentro de esos aires populares que me resultaban molestos y reiterativos. Ver varias veces la magistral película documental del mismo título de Saura favoreció felices descubrimientos, quizás el más emotivo fue el del mayor compositor de sevillanas que haya existido, Manuel Pareja Obregón. Elegante y con una clase desmedida, y al piano. En sus sevillanas están todos los tópicos que tantos otros han maltratado e incluso convertido en un fanatismo ciego, pero él no tenía ningún problema en conducir ese fervor hacia el arte con un convencimiento elegante y con aires bohemios.


Soy, como Cicerón, cobarde y cerrado republicano, pero reconozco que el mejor político que tenemos en estos días es el rey Felipe
6

Georges on my mind

Estaré triste como un sauce
el día en que un Dios, si hay,
me diga con la mano al hombro,
vente p'arriba a ver si estoy.
(Brassens)





No me sentía así de bien desde hacía años, el grupo me tenía en un punto de inspiración desordenado, Laura, al fin se escucharían miscanciones y no se te ocurría otra cosa que levantarme un dique en el que se estrellara mi mediocridad de madurito falto de cariño. Algo me estaba pasando que se rebelaba contra ti, contra tu propensión a tildarme de payaso patético y narcisista. Cada vez que llegaban las seis de la tarde me preparaba para lidiar con la extraña personalidad de Juanito, me trataba como si fuera un sacerdote, solo le hacía falta decir amén al cerrar cualquier cosa que le dijera, yo quería llevarlo todo al punto de la discusión, pero llegaba molido por tu desprecio, ese payaso al que antes hice mención me desgarraba las venas y mi mente se quedaba en blanco. ¿Recuerdas que llevabas años sin leer una sola línea de lo que yo había estado escribiendo? Tú, mi conquistadora sin poder memorizar los versos que no había escrito. Sin que lo supieras preferías perderme a darme la razón en mis ansias de querer sacar unas canciones, era lo que más amaba, lo que más sigo amando, pero no tanto como a ti, incluso cuando me arrojabas a la arena de un circo que no era el mío, en el que se encaramaban las fieras de esta ciudad, la tuya y la mía, con unas entrañas inflexible.

¿Qué hubiera ganado recunciando a esa actividad frenética como querías que hiciera por ti? Posiblemente me hubieras aborrecido y yo me lo habría merecido; hemos de sacar lo que llevamos dentro y emana de nuestro corazón y añora temple, pero tú sabes que le pertenece a los demás, el artista siempre está en una lucha despiadada contra el mundo y ya dijo Kafka que al final estamos de su lado, le perdonamos la vida y nos acaba comiendo.




Fueron meses terribles pero fecundos por los últimos días antes del concierto; llevábamos muchas semanas y aquello no arrancaba, todo lo que había era una gran canción, Frías siluetas, cuyo autor se les iba yendo de la memoria, no sabían ya con certeza de quien era. Era todo el bagaje junto a una desafortunada toma de un poema mío de hacía un montón de años que llevaba La Cutrebán cono yo solía llamar a la formación con el disgusto más que aparente de sus miembros, habían caído en la trampa y no querían dar ninguna pista de su origen de barrio marinero. El otro debate era si yo pertenecía o no al grupo, yo lo veía claro y era un no rotundo; no cantaba, no tocaba instrumento alguno, pero casi todos sus miembros deseaban que lo fuera, apreciaban mucho tener en exclusiva a un buen letrista. Mi hermano Manolo, con su batería prestada o comprada de segunda mano, se molestó cuando le propuse al líder del grupo que ensayaba en el garaje de al lado pasarle alguna canción. En siete días llegamos a las once o doce canciones, era increíble la facilidad con la que empecé a llevar al impredecible Juanito, cada letra me era devuelta al otro día convertida en acordes y malabarismos dado que era un músico hecho por sí mismo, zurdo cerrado que había aprendido a tocar como diestro ya que no podía permitirse la carestía de las guitarras destinadas a la gente como él, bromeando yo decía que hubier a sacado música de un listín telefónico. Me sentí ilusionado y orgulloso de mí mismo porque en "La canción" colaboré con él en la parte de la música, pasé una vergüenza enorme mientras se la cantaba como yo la veía, pero captó la idea; La muerte volverá a tenerme en sus brazos / y no podré callarme para que me comprendas...

Sabes que todo acabaría en un fracaso estrepitoso, pero yo había logrado de una forma un tanto extraña, pertenecer a aquellos que se desenvolvían con la música y la letra y Juanito callaba las bocas de aquellos que sabían solfeo, consintieron el escarnio público de los heavy, que ensordecieron el antiguo cine Cervantes, que no dieron la menor oportunidad, era una gala benéfica para recaudar fondos para un niño que tenía cáncer, pero la competición estaba abierta, ellos tenían más conocidos que nadie y, además, de escaso coeficiente intelectual.

Tras la actuación, a la que nadie quiso hacer caso alguno, vino la desbandada. Solo y sin ti, recorrí el lado sórdido de una ciudad que tenía en sus ligas y en sus medias un perfil prostibulario, políticos flirteando con el alcohol y la cocaína, muchachas jóvenes vendiéndose amigablemente para recoger un poco del polvo esparcido por el viento.

Me preguntas por Georgia y yo te pido que te alejes de la tierra de promisión y le pongas un rostro de mujer, el tuyo, por ejemplo, al final acabaría colgado por la elegancia de tu gesto de la amante que sufría el abandono; siempre he pensado que te pareces mucho a Sylvia Plath. Ni tú ni yo supimos nunca demasiado acerca de eso que llaman vida y que nos roba durante demasiado tiempo la sonrisa. Sigo queriéndote pero me ahogo en tus orillas, sufro por quererte y no sé como dejar de hacerlo. Esa muchacha de la que sentías unos celos hirientes y destructivos acabo siendo un fiasco de los grandes, la dejé escapar pues no soportaba la vulgaridad de sus aspiraciones.
7

Media Verónica - La canción más torera en el mundo del rock - Andrés.
Alta suciedad es un disco extraño, de lo mejor que se pueda escuchar en sus baladas y canciones de ritmo latino (poco más de la mitad del disco) y, desde mi punto de vista, algo menos de la otra mitad se llena con un rock con sabor a mercurio y ácido, intensamente duro e indefinido en sus acordes para soportarlo en las canciones que Andrés hace un guiño a sus Stones y su Bob Dylan. Pero hay algo claro en mi mente, la colección de canciones que escapan a los admirados ídolos, hasta la médula, de.
Calamaro son tan profundas, dolientes, hablando de asuntos que nos conciernen a todos y que no podemos superar mirando hacia otro lado, y tan buenas, alguna de ellas son refrescantes y lúcidas, incluso, haciendo un guiño de peso deslumbrante y de peso al pop (Cuando te conocí).



Si tuviera que elegir una sola canción probablemente sería el novio del olvido por lo que me abre en este corazón sentimental que me tocó en la rifa de lo sentido y que no olvida fácilmente. Si tuviera que venderme un poquito, sabiendo como sé qué es la más popular, me iría a buscar a la flaca. Pero si dejo que sea la parte sensiblera y algo pedante de rebelde impenitente que, a mis años, aún conservo, no puede ser otra que Media Verónica. Los comedores de asaos y parrilladas silbaron al bueno de Andrés en Buenos Aires por su confesa y reconocida afición a los toros, intentaba explicar qué es una medio verónica, su similitud con la soledad, aquí tenéis el pequeño incidente. Para no olvidar, somos el botón invencible que pulsa los caballetes expuestos en las farolas del teatro del absurdo cotidiano; unos seis mil toros, por decir algo, al año valen más que millones de corderos, el toro tiene una posibilidad remota de ser indultado y además se dice que muere con dignidad, peleando, sin saber lo que le ocurre, como si estuviera narcotizado a partir de mediados el segundo tercio. El cordero ha de morir como Dios manda, mirando hacia algún sitio que no recuerdo y ahogándose en su propia sangre, un espectáculo doméstico que puede prolongarse, qué casualidad, unos pocos minutos, y a ver quien les contradice a estos amantes de que nada cambie, servidumbres asumidas por la corrección política. Muchos hombres firmarían morir en una agonía de diez minutos por haber llegado ahí en la más placentera de las vidas, no estoy de acuerdo plenamente que eso pueda ser así sin sexo y sin cerveza. Estoy en contra de los toros, pero hay que ser coherentes, si es mala esa muerte, tenemos que atacarlos a todos los que la practican aunque sea con otros animales, en estos casos podrían perder la vida en un segundo, mirando adonde deben pero sin estertores agónicos.


Simón14 de octubre de 2017, 21:45
Yo creo que el asunto en realidad va en gustos. Cada persona tiene el suyo, que es lo que lo identifica, por lo tanto, no se puede poner lo de uno mismo como si fuera la premisa fundamental que todos deban obedecer.
A mí, de Calamaro, me gustan algunos temas y otros los mandaría a la papelera, porque invalidan el genio. Dicho en argentino (ya que Calamaro lo es), diría que que algunos es un genio y en otros es un idiota, por lo tanto, no está a la altura de otros poetas músicos, como por ejemplo Silvio Rodríguez, al que también acudiste varias veces, que aun en su estupidez, mantiene el tipo y no parece estúpido.
Calamaro va y viene, por lo tanto, no es sólido, lo que implica que sus condiciones son mutables.
Que hay temas que me gustan de él? Por supuesto que sí. Se le dio la fortuna en varios.
Que me compraría su último disco? No.
Prefiero gastar plata en gente estable y que siempre sepa lo que dice y además, también se haga cargo de ello.el

Abrazos,


Me gusta mucho Andrés, me sumergí en la España profunda e hice un viaje eterno de dos horas y media por la Sierra de Gredos para verle y me dejó un poco decepcionado, pero no me olvido de él, enamorado como estoy de muchas de sus canciones, me ayuda que sea ecléctico como él, Dylan y los Stones, y que seamos de la misma generación que de un soplo empieza a mostrarnos las nieves del invierno, el cansancio de ser uno mismo.

Yo de ti, me olvidaría de sus salidas tono, en Hoyos del Espinar, nos saludó en mitad del concierto (unos 70 minutos escasos) para romper una lanza por Teddy Bautista provocando los silbidos de la audiencia, pienso que Andrés llevaba razón; con los amigos hay que estar en los duros trances. Me di cuenta en diferido, cuando Andrés no me podía escuchar. La próxima vez que lo vea me disculparé con él, no se debe tener en cuenta si el Teddy Pilato es culpable o no. Los romanos eran muy indulgentes y pensaban que un gobernador que había robado poco era muy honrado.

Yo de ti tendría entre mis discos esas dos maravillas que se llaman; Alta suciedad y Honestidad brutal, porque están entre los diez mejores álbumes del pop-rock en castellano. Dylan no me cae simpático, los Rollings tampoco, pero disiento de los críticos que afirman que nunca evolucionaron, su magnífico Bienvenidas sus satánicas mejestadas es una inmersión profunda en la psicodelia, sus Secuelas una búsqueda constante de nuevos ritmos, pero tengo discos de ellos. Cuando nos gusta un artista y nos da muestras de ser una gran persona, todo es maravilloso, cuando no es así debemos quedarnos con su obra. Escucha atentamente; El novio del olvido, Crímenes perfectos, Flaca, El día mundial de la mujer o Cuando te conocí, por decir unas pocas canciones. Silvio es genial, pero se le ha ido la mano con la apuesta revolución cubana. Pienso que Andrés es un gran tipo, que utiliza la superficialidad y las tonterías para hablar en público. La hondura la deja para las canciones.
8

El sueño de Pilato - Tim Rice



Soñé un sueño muy extraño
que no sé descifrar;
a un hombre hacían daño ante mí,
le iban a matar.

Pregunté cuál era su crímen,
qué como sucedió,
Él solo dulcemente me miró
y no me contestó.

De pronto miles de hombres locos de furor
cayeron sobre Él
y cómo apareció, se desvaneció.

Por fin vi que el mundo entero,
el mismo que le odió.
llorando arrepentido señaló
Pilatos lo mató.

(Versión española)
Jesus Christ Superstar (Jesucristo Superstar en España o Jesucristo Superestrella en algunos países de América Latina) es una ópera rock con música de Andrew Lloyd Webber y letras de Tim Rice, que primero surgió como álbum conceptual en 1970 y un año después dio el salto a los escenarios de Broadway. Adaptado libremente de los Evangelios, el argumento se centra en los últimos siete días de la vida de Jesús de Nazaret, comenzando con los preparativos de su llegada a Jerusalén y finalizando con la crucifixión. La resurrección no está incluida de manera intencionada para evitar cualquier referencia a la divinidad del protagonista.

El espectáculo se adentra en la psicología de Jesús desde el punto de vista de su discípulo Judas Iscariote, quien es retratado como una figura trágica descontenta con la dirección que ha tomado la doctrina de su maestro, y plantea un enfrentamiento político y personal entre los dos que no está reflejado en la Biblia. Durante el desarrollo de la trama se presentan numerosos anacronismos intencionados, como actitudes y sensibilidades contemporáneas, argot en las letras de las canciones o alusiones irónicas a la vida moderna.

Desde su debut en Estados Unidos, Jesus Christ Superstar ha podido verse en más de 40 países a lo largo de todo el mundo, convirtiéndose en un fenómeno cultural sin precedentes.

(Wikipedia)


9
Jorge Drexler - Todo se transforma. Silvio Rodríguez - Te doy una canción.

Palabras para Elda


A mí también me ha ocurrido eso alguna vez y frustra un poco, Elda, y, bueno, es como el agua de un río que pasa por un puente y no vuelve nunca más, será otra agua la que lo lleve hacia la muerte como al pez de Miguel Hernández. Nuestro poema "Los amantes crucificados" se ha perdido para siempre. Lo siento más por ti que por mí.

Es cierto que he estado un poco apartado de todo esto, no me hubiera gustado. pero no me sentía con ganas y supongo cuáles eran las razones, por eso aprovecho poemas que llevan algún tiempo escritos y en los que me preguntaba dónde estaba cuando era una isla a la deriva, ahora llevo un rumbo cierto hacia el fracaso y no me importa en absoluto, para gloria disfruto las del Madrid y las de Nadal. Entretanto sigo dándole mucha importancia a estos comentarios, son mi diario personal, aquello que no debe tener otro valor que proporcionarme una información aproximada de los sucesivos hombres que voy siendo, me mantienen vivo y reactivan al joven caótico y desaliñado que solía estar interesado por todo y, sin saber por qué, acabó dando prioridad a la naturaleza humana sin tener una mínima idea de que existía el Humanismo. No tengo una explicación a esto último, es uno de los puntos que más entorpecen mi relación con Laura, ella piensa, mientras tira por la borda su talento y juzga severamente el mío, que hay un poso de vanidad, insoportable como todas, que es heredada, ya que afecta, aunque con menos intensidad a más de uno de mis hermanos, y es posible que sea así, pero entonces no tendría que enfadarse, ya que yo no habría hecho méritos para poseer semejante lastre, tendría que arrostrar, como el capitán Achab, con mi propia naturaleza .

Sé, Elda, que ahí ha residido el que más veces de las aconsejables no haya estado afortunado y que algunas de ellas haya sido contigo para quien, casi todas, las palabras que le pueda dedicar deben ser forzosamente de agradecimiento. Pero para mí escribir y no, desde luego, desde un punto de vista formal, ya sabes que a esto le doy una importancia relativa es una aventura arriesgada, creo que hasta el escritor más insignificante piensa que se mueve entre el genio y la locura, eso es lo que transmitimos a la sociedad un tanto insensible en la que nos desenvolvemos, así aquellos escritores que no tenemos premiso somos tratados como locos y llevan razón en casi todos los casos; siempre que estuvieras interesada te lo explicaría con más detenimiento.

Te diría que cada vez me siento más satisfecho de ser un desconocido, me preguntarías con razón de dónde surge esa compulsión de pasarle por delante del rostro todo lo que escribo a gente que no sabe leer y yo te contestaría que no lo sé, quizás sea que he llegado a la conclusión de que haga lo que haga mi destino será acabar en la fosa común del olvido. También te habrás preguntado por qué tengo una inquina casi obsesiva hacia los sacerdotes, los fariseos y la mayoría de los políticos, prevaleciendo los de derechas entre estos últimos, y lo reflejo abiertamente cuando intento darle fondo a mis pensamientos como aquella persona que se sabe tan pequeña que puede decir lo que quiera con el convencimiento de que no va a ser escuchada; no sé lo que se debe hacer para sacar adelante un país en el que la gente sonría pero sé algunas cosas que se pueden hacer para evitar su llanto.

En cuanto a este poema (Sigo siendo ese río fundido con la piedra / cuando el amor me hiere y no puedo arrancarte), no me hubiera creído que iba a sentirme tan contento de haberlo escrito, equilibra lo que siento por aquellos cuya apreciación ante el paso del tiempo es la contraria. En realidad y teniendo en cuenta que he progresado ya que empiezo a vislumbrar algunas de mis limitaciones este poema representa la cumbre de lo que puedo conseguir, me apena pensar que solo tenía treinta y trés años cuando lo escribí, una edad muy temprana en nuestros días. No sé si tengo razones objetivas para sentir así, ya sabes que yo apenas pienso que cuando te regalé "En las orillas del Sar" temías que te hiciera preguntas inoportunas sobre el maravilloso poemario de Rosalía en la siguiente cita. No hablaré de poesía empieza con una licencia que los ortodoxos no ven con buenos ojos, ya me di cuenta, está escrito en alejandrinos y por entonces solo recordaba vagamente que su definición venía en mi libro de 3º de Bachillerato, quizás el uso de la metáfora o algo parecido sea desproporcionado pero lo entiendo y puedo desgranar su significado, y eso me satisface especialmente ya que no suelo entender muchas cosas.

Pero no creas, Elda, que pierdo de vista la realidad, pocas cosas serían más grotesca para los muchachos de mi barrio que aprenderse un poema mío porque hubiera ganado el primer premio de mi escalera en una tómbola.

Jorge Drexler es un cantante por el que mi amigo (cada uno encuentra lo que el azar le pone en el camino) de los últimos años tiene una predilección especial. Ya sé que es madrileño de Uruguay, que sus hijos lo son también pero con pleno fundamento. Él no piensa cambiar de lugar para expresarse y ver la vida que desea, y denunciar tantas cosas que nos hacen daño y consolar las que nos duelen.

Esta canción además de ilustrar el tema que hemos elegido es la que más me gusta, el cambio aparece constantemente y la vida sigue y la única forma que tenemos de pagar el amor es con más amor.. No soy un gran seguidor de Jorge, pero cuando da en el clavo logra que me quite el sombrero.

Un abrazo, Elda, sigo con ganas de volver a Madrid y frecuentar, con el mismo entusiasmo, los auditorios donde se celebran los conciertos entre los que no puede faltar el Galileo de Enrique Urquijo y Javier Krahe, y las plazas donde cantan los músicos callejeros como aquel exquisito indígena al que le compramos los discos, que no supo cantarnos "Esto no es una elegía", aquella canción que me dio la alegría de entristecerme en Cádiz con la presencia melancólica de los trovadores de la Habana Vieja, pero nos regaló, para siempre, otra canción y nos hizo hablar en silencio entre las sombras telúricas de la calle del Carmen cuando nos alejamos de Sol.

Nos veremos pronto en la sombra brillante de los días dichosos de los recuerdos que tienen que llegar.

30 de diciembre de 2014

10
Medios de incomunicación.

Resumen de noticias - Silvio Rodríguez. Juliette Gréco

He estado al alcance de todos los bolsillos
porque no cuesta nada mirarse para adentro.
(Silvio Rodríguez)

No voy a decirte que cualquier tiempo pasado fue mejor, ya que no sería cierto, Hélène, ahí está la historia para recordárnoslo. Pero es cierto que este mundo nuestro, creo que empieza en los 60, tiene sus propios problemas específicos y los tópicos, quizás vigentes desde Horacio, ya no pueden ayudar a identificar los males para intentar erradicarlos si no es a través de buscarles una vuelta de tuerca que los adapte a los tiempos que vivimos. La Red no ha creado la inversión de valores pero es el instrumento que más ha ayudado a su expansión; todos podemos comprobar que una persona que parece culta es más querida que otra que realmente lo es, que un misántropo puede tener más de treinta amigos en una red social y una persona de buen trato en su vida cotidiana no será admitida de buen grado en la misma cuando suele conducirse con sinceridad. Es posible que la virtud esté mal vista.
***
Critico la sociedad que me ha tocado vivir con una visión panorámica, reconozco que puedo pecar de caer en la grandilocuencia como tantos otros salvadores del mundo que juegan en sus ratos libres a ejercer de Jeremías en la barra de un bar cuando la música se apaga. No soy un franciscano, sé que pertenezco a la misma sociedad que critico, y que participo de los vicios más característicos de mi tiempo. Carezco de una conciencia selectiva que me acerque a los problemas de puerta en puerta, que me permita empatizar con las preocupaciones de todos los días como las que tú me cuentas, no quiero decir con ello que sea escapista, simplemente dirijo el objetivo de mi cámara hacia aquello en lo que pienso que tengo algo que decir, yo no podría ser Ken Loach pero es posible que pueda situarme en la huella de Igmar Bergman, uno no suele elegir lo que quiere ser muchas veces, son las circunstancias las que lo eligen a él.
***
En una sociedad desquiciada como la nuestra, en la que cualquier hijo de vecino tiene delirios de grandeza sin que quiera refrendar sus cualidades por el esfuerzo, la moderación, curioso, como en los tiempos de Montaigne, es un símbolo de valentía cuando debería serlo de equidad. Quizás nuestro problema actual no sea la evolución ¿hacia dónde? sino recuperar valores. Hoy día un profesor universitario puede ser una persona básicamente inculta, puede parecer que sea algo anecdótico, pero tiene su importancia; es la primera vez en nuestra historia contemporánea que los padres aman más la cultura que los hijos.

***


Es cierto, Hélène , que es necesario que nos quede una canción cuando algo importante se ha perdido. El lenguaje no llega a alcanzar del todo el lugar en donde habitan los sentimientos, es frecuente que cuando a través de la palabra queremos arreglar algo lo estropeemos, que usemos los recursos estilísticos no para buscar la verdad sino para intentar orientar con habilidad un discurso hacia donde nos interesa, pero hay algo que difícilmente engaña cuando escuchamos una canción, la que nos enseñaron nuestro padres, la que representaba a nuestro barrio, la que cantaba aquella a la que amábamos. Siempre recordaremos el tiempo de las cerezas, no tanto por lo que dice sino por lo que significa y lo que te hace sentir.

(16 de junio de 2018)

About the Beatles - John - En mi vida - La cebolla de cristal - Paul - Mirlo - Georges - Cuando mi guitarra dulcemente llora - Ringo - El jardín del pulpo.


Escribir sobre John Lennon ahora que estamos tan lejos Fue como si me dijera; voy a ponerme en el lugar del otro o algo así, y me asaltaran sus dudas, sus cambios de humor, sus debilidades, y se me descubrieran algunos huecos que nunca podría llenar por más que el tiempo pasara y le acompañara el éxito.

Podemos, con cierta facilidad, reconocer a un genio, pero cuando rastreamos en su vida, poniendo énfasis en sus primeros juegos, es casi imposible que podamos llegar a comprender los resultados que llegan a obtenerse de tantas frustraciones; su padre se ha ido en un hermoso bote verde, su madre no está aunque puede verla está centrada en la búsqueda de un nuevo novio, su tía no quiere darle cariño, es una rottemmeier estricta con una vida en la que no existe el sueño, la bondad del tío George está sometida a la disciplina que le imponen y no acaba de exteriorizarse...



John arrojado a los brazos de la metaliteratura más carroliana, analizando con buen ojo crítico y un acendrado sentido del humor otras canciones del grupo. Nada es lo que parece cuando miras a través de la cebolla de cristal.

La vida, a veces, no nos permite ser mejor de lo que somos, la redención para algunas personas puede llegar a través de una relación confesional con el arte, en la inefabilidad de este surge con sinceridad quien hubiéramos querido ser. Cuando hablo de Lennon tengo que ir separando a la persona que todos hubiéramos querido conocer de aquella a la que no hubiéramos querido encontrarnos en el camino. Fue generoso hasta el punto de desdeñar su esfuerzo en algunas canciones que otros hubieran deseado firmar. Hay en todo esto tanto fariseo que se ahoga en las alturas de su humildad.


Una de las mejores canciones de los Beatles, el lamento de un muchacho inseguro, inmaduro y sincero que se encierra en el recuerdo de una ciudad, en el rumor de un río y de los problemas laborales porque tiene miedo mientras todo el mundo le aplaude. Creo que a partir de estas premisas y una reconciliación con el recuerdo nacería la que más me llega entre todas sus canciones. La huella de los lugares, los amigos y la primera chica, de la que se desconoce su identidad, me dicen que también yo nací en una ciudad portuaria.


8 de diciembre de 2018


El Álbum blanco es un poema mal escrito, Juan Carlos, tiene digresiones que no se sostienen, sinalefas forzadas, licencias improcedentes, una pelea permanente entre cada canción y la siguiente...pero es una joya, George Harrison se unió a esa explosión creativa y trataba desde el mismo escalón a sus dos amigos (George nunca tuvo problemas en ese aspecto, se dice que era la mejor persona entre ellos). Pero es una joya, un álbum mítico aunque, sorprendentemente, sus canciones no han alcanzado el nivel de popularidad de canciones de los propios Beatles que merecerían el cartel de olvidables. Pero este disco deslavazado y desconcertante tiene alma, refleja fielmente el momento que atravesaba cada miembro del grupo (eran cuatro individuos separados), marca la cumbre de su experimentación. Como te digo, un poema mal escrito puede ser imprescindible, con muchos poemas bien escritos cometeríamos un pecado venial si le metiéramos fuego.


Mcartney era el más maduro de los Beatles, esta canción es un recuerdo activo y perdurable de amor a la libertad. Se dice que Paul mira hacia atrás, que es una arenga melancólica en la que incita, a todos aquellos negros que rompieron las cadenas de la esclavitud, a aprender a ser libres.


Se admite sin rubor que George era la persona con mejor carácter dentro de los Beatles. En el álbum Blanco ya estaba situado en el mismo escalón que John y Paul como compositor. Es posible que "Cuando mi guitarra dulcemente llora" sea la mejor canción del disco.


Ringo se hartó de la pelea de gallos que dirimían John y Paul, y abandonó el grupo durante la penosa grabaciónl Álbum Blanco. Volvió ante el requerimiento de sus compañeros, fue recibido con flores. Durante su ausencia Paul se hizo con la batería. Ahí reside la leyenda urbana que dice que Ringo no era el mejor baterista de los Beatles. Si echamos un vistazo a la obra maestra absoluta de los Beatles, Revólver, nos damos cuenta de lo injusta que es esta broma pesada, Ringo cohesionó todo el disco ralentizando su toque añadiéndole aires jazzísticos.

El jardín del pulpo aparece en el mítico Abbey Road. Ringo tiene como referencia al Paul más naïf y humorístico, y lo alcanza con una canción jocosa de las que invitan a la alegría de vivir. Entre un submarino amarillo y Obladí, Obladá.


Coronación y exilio - Arturo Maccanti. Siempre he pensado que conocer a un gran poeta debería ser una
fiesta para los sentidos, eso es lo que decía Pasternak, sabiendo que la poesía tenía los ojos de su joven amante. Pero, por el camino que llevamos últimamente, esa celebración ha de tener lugar mientras le decimos adiós.

El poeta canario Arturo Maccanti murió el pasado mes de septiembre, me llevó hasta él una pequeña reseña en un periódico en la que se indicaba que había estado en la estela de Pavese, leí el artículo, busqué algunos datos y poemas en la Red y la impresión que tuve no pudo ser más turbadora. Siempre he pensado, algún día daré la razón, sí es que la hay y no es meramente un sortilegio cabalístico, que a partir de cinco poemas antológicos alguien debe ser considerado un gran poeta, la poesía es así de exigente, ni siquiera tiene piedad con los consagrados, de Arturo Maccanti apenas he podido leer unos doce, no está muy representado en las páginas literarias de Internet, y, para mí, ya cumple ese requisito. Os ofrezco el que me ha parecido mejor de todos. Hijo de italiano y de portuguesa, dedicó mucha atención a los países de sus progenitores, a su madre le dedicó estas palabras que estremecen, de entre todas las flores sembradas a lo largo del poema, estas no son las más bellas, pero sí las que más emocionan, sencillas como son, pero con un mensaje profundo tan reconocible y diáfano para nuestras entrañas.

... y un día te perdí sin saber cómo,
sin saber dónde, sin saber por qué.

Podría no comprender este poema ya que nunca fui un príncipe de una humilde casa con patio que recordaba el modelo romano y que distaba mucho de ser un palacio, ni siquiera fui el niño mimado de una madre pequeño burguesa. Pero me llega muy adentro lo que dice este poema fuera vivido o deseado, y ya que estoy en una edad donde mentir o ignorar la verdad nos hace caer en un abrupto patetismo, la estrofa final me sobrecoge, me somete a las últimas páginas de la vida del hombre, cuando no queda otro milagro que la aceptación del tiempo que pasa;
Abdiqué de la luz.

Ahora soy viejo
y estoy perdido entre las sombras,
enredado en el tiempo y en la muerte,
como tú, madre mía...

Arturo Maccanti murió en silencio, pero tiene mucho que enseñarnos, sufrió mucho, como tantos hombres, y tuvo su verso para dejarnos el conjuro para conciliarnos con el dolor, tan humano y cubierto de espinas en nuestra cultura, tan proclive a creer en la inmortalidad a pesar de nuestro pensamiento.

En Arturo Maccanti he encontrado una sensibilidad y una expresión extraordinarias, hoy lo hemos dejado solo con la muerte, a la que, seguro, le seguirá recitando su aislamiento de isla, su pesar por los acontecimientos amargos de la vida, su búsqueda de amor en cada recuerdo y le hablará, a través de la Poesía, de su deseo vehemente de eternidad .

Coronación y exilio

Si alguna vez fui príncipe
de la luz fue en tu reino...

Me coronaste con tu risa
en la tibia arboleda de tus brazos.
Hiciste para mí rosa la rosa,
pájaro el pájaro y cetro la alegría.

Agotaste los ojos mirándome dormir.
Por esto acaso fueron tan hermosos mis sueños.

A manos llenas me trajiste el mar,
ya para siempre compañero mío.

Fue mi primer paisaje el color de tu falda
y tu voz la primera canción de mi existencia.

La huella de mi pie cupo en la tuya.
Tú eras la dicha y yo te perseguía
con mi pequeño corazón de niño
por las orillas de los mares.

Durante mi reinado
el sol nunca se puso
y el mundo estuvo acorde.

... y un día te perdí sin saber cómo,
sin saber dónde, sin saber por qué.

Luego fui destronado.

Me golpeó el dolor con guantelete
de acero en pleno rostro.

Fui conducido al mundo, encadenado,
humillado y cegado, hambriento y mudo,
en la anónima noria de la vida.
No se me ahorró miseria ni desdicha.

Me encontré solo y escribí poemas.

Abdiqué de la luz.
Ahora soy viejo
y estoy perdido entre las sombras,
enredado en el tiempo y en la muerte,
como tú, madre mía...
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Respirando - Giulio Rapetti (Mogol)(Versión española) Estaremos de acuerdo en que Lucio Battisi hacía como Mozart en La flauta mágica, era fiel a sus letristas hasta donde le era posible, quizás amedrentado por la calidad que exhibían De André o Blagioni, se centró en ponerle la mejor música posible a los poemas que le entregaban. Lucio siguió la ruta de sus compatriotas más comerciales, menos innovadores, e intentó, con cierto éxito, ganarse al mercado español. Respirando y Mi canto libre son las canciones que más nos lo recuerdan. La primera con su perfume inconfundible del amor decadente de La belle époque. Un adaptador anónimo contribuyó al milagro. No puedo sino sentir tristeza al pensar en nuestros desconocidos dobladores.



Quisiera esta noche divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar,
perder la mirada distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar.
(Alfonsina ,Storni)

Alfonsina y el mar - Félix Luna. Mercedes Sosa popularizó este clásico con su voz prodigiosa y sus sentimientos. Rosalía la interpreta siguiendo su estela, pero con personalidad propia. Alfonsina no esperó su encuentro con la muerte, tenía cáncer, y tuvo la valentía de ir a buscarla. Pensaría en el Dios en el que no creía, pero al que le rezaba.
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Sentado en un banco del parque,
mirando a las niñas con malas intenciones,
mocos corren por su nariz,
dedos grasientos, manchando ropa gastada

Hola, Aqualung
Secado al sol frío
Mirando como corren las bragas con volantes
(Ian Anderson - Aqualung - Traducción - Internet)

Aqualung - Ian Anderson. Una marca comercial le sirvió a Ian Anderson para escribir una canción inmortal. Este respirador portátil era el que portaba el protagonista de la pícara y demacrada historia; es un mirón que no puede poseer a las niñitas, pero lo sueña y las observa atentamente en el parque. Alberto Manzano en su pródiga imaginación nos sirve una traducción, pero no me convence; escribe demasiado aprisa y se le va la olla; el hombre que conoció a Cohen tendría que dar tiempo el tiempo que requiere cada asunto. Jethro Tull fue un grupo de rock progresivo con aires y vestimentas medievales o tardobarrocas. Pero hablaba de problemas con una vigencia infinita desde que el hombre se desconoce. Conforma, junto a Genesis y King Crimson, la cumbre de esta tendencia musical que logró su esplendor en los últimos años de los 60 y el primer lustro de los 70. Hoy están olvidados. Nos perdemos el machismo caricaturesco y sangrante de un jovencísimo Peter Gabriel y la experimentación apasionada y, casi, perfecta de Robert Fripp.
Última edición por F. Enrique el Vie, 14 Oct 2022 10:25, editado 19 veces en total.
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Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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