Azulejos II. (Serie Mirlos)

[Jerónimo Muñoz]

AZULEJOS II. (Serie Mirlos)


1
Yo fui beso en los brotes allí abajo.
Aprendí muy temprano que la cal no es suspiro
y que los nichos blancos cobijan sangres ciegas.

2
Es hermoso el misterio. No descubras
tu secreto. No quiero oírte. Ven.
No me conturbes con tu lejanía,
con la promiscuidad de tus ausencias.

3
La quietud es la muerte. Te conmino:
no mueras pronto. Ven y transitemos.

4
¡Amor, amor! ¿En dónde tus raíces?
Te dejas aplastar por las pezuñas
de los sangrientos bueyes del crepúsculo.
Engéndrate unas alas y vuela por encima
de todas las quimeras de esta sombra.

5
El mar forja valientes marineros
que navegan por aguas infinitas
sabiendo que, aunque nunca arribarán
a un puerto de refugio, se aproximan.

6
El norte que tú sigues está seco.
Quien quiera aproximarse ha de pensar,
ha de llorar por sus insuficiencias,
ha de saber huir, sin lástima ni asco,
de las sucias pasiones que genera la arcilla.

[Pilar Morte]

Son todos muy hermosos, pero me quedo con el lV y
El Vl. Un placer leerte e inaugurar mensajes.
Abrazos

[J. J. Martínez Ferreiro]

Otra bandada de mirlo que llegan brillando en tus azulejos.

Todo un placer de lectura, joven viejo amigo.

Apertas e saúde.

[E. R. Aristy]

AZULEJOS II. (Serie Mirlos)


1
Yo fui beso en los brotes allí abajo.
Aprendí muy temprano que la cal no es suspiro
y que los nichos blancos cobijan sangres ciegas.

2
Es hermoso el misterio. No descubras
tu secreto. No quiero oírte. Ven.
No me conturbes con tu lejanía,
con la promiscuidad de tus ausencias.

3
La quietud es la muerte. Te conmino:
no mueras pronto. Ven y transitemos.

4
¡Amor, amor! ¿En dónde tus raíces?
Te dejas aplastar por las pezuñas
de los sangrientos bueyes del crepúsculo.
Engéndrate unas alas y vuela por encima
de todas las quimeras de esta sombra.

5
El mar forja valientes marineros
que navegan por aguas infinitas
sabiendo que, aunque nunca arribarán
a un puerto de refugio, se aproximan.

6
El norte que tú sigues está seco.
Quien quiera aproximarse ha de pensar,
ha de llorar por sus insuficiencias,
ha de saber huir, sin lástima ni asco,
de las sucias pasiones que genera la arcilla.

Bellos y sabios mirlos, Jerónimo!

[Ramón Castro Méndez]

Maravillosos mirlos, amigo Jerónimo.
Todo un placer de lectura.

Un fuerte abrazo.

[Javier Bustamante]

Esos mirlos vuelan en alas majestuosas. Un gusto pasar por tus letras apreciado Jerónimo

[F. Enrique]

AZULEJOS II. (Serie Mirlos)


1
Yo fui beso en los brotes allí abajo.
Aprendí muy temprano que la cal no es suspiro
y que los nichos blancos cobijan sangres ciegas.

2
Es hermoso el misterio. No descubras
tu secreto. No quiero oírte. Ven.
No me conturbes con tu lejanía,
con la promiscuidad de tus ausencias.

3
La quietud es la muerte. Te conmino:
no mueras pronto. Ven y transitemos.

4
¡Amor, amor! ¿En dónde tus raíces?
Te dejas aplastar por las pezuñas
de los sangrientos bueyes del crepúsculo.
Engéndrate unas alas y vuela por encima
de todas las quimeras de esta sombra.

5
El mar forja valientes marineros
que navegan por aguas infinitas
sabiendo que, aunque nunca arribarán
a un puerto de refugio, se aproximan.

6
El norte que tú sigues está seco.
Quien quiera aproximarse ha de pensar,
ha de llorar por sus insuficiencias,
ha de saber huir, sin lástima ni asco,
de las sucias pasiones que genera la arcilla.

Pienso que es un privilegio tenerte entre nosotros, tu verso viaja al centro del dolor y sigue vivo, es como un adolescente que hierve por la noche con el recuerdo de unas piernas, de una falda, como el viejo que sube a su barca desde la cama de un hospital soñando con la ingenuidad que mata a los lobos marinos, ahora se cuentan con los dedos de cuatro manos. Así tu poesía destaca sin renunciar a la verdad, sin gambetear a la belleza. Nos basta una mano para saber el lugar que ocupas en este foro


Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Infinitamente hermosos tus mirlos, Jerónimo:

Tu poesía hace temblar. Eso es mucho.

Mis aplausos
Un beso enorme
Ana

[Ana Estepa]

Cuanta belleza. Una auténtica delicia.
El segundo me llegó punzante.
Un gusto leerte.