Queriéndote hasta odiarte...

[Jorge Salvador]

Llevo toda la vida dando palos de ciego,
llamándome Ramón y huyendo de la muerte;
ocupando las horas de los días
en perder la ocasión de aprovechar el tiempo,
en dar cabida a cada vez más vicios
y en poner de los nervios a los jueces del karma.

Por no querer sentirme desgraciado
he trabado amistad con la desgracia
y he dejado centenas de enemigos
vencidos a mi espalda.

Llevo toda la vida dando coces
y esperando caricias;
mintiendo a discreción sinceramente
y usando el corazón para estar vivo
sin más expectativas.

Bebiéndome el futuro por los bares,
asistiendo a la iglesia los domingos
y fiestas de guardar, como Dios manda;
queriéndote tan sólo hasta trincarte
y haciendo lo que ordenen los demonios que me habitan
por ley de incompetencia.

Llevo toda la vida, y otras que antes viviera,
gozando del placer de estar jodido;
apuntándome a cursos de autoayuda
que ayudan sobre todo a quien los vende,
y contándole al mundo batallitas absurdas
-para más inri en verso-
que apenas sé siquiera por qué escribo.

Y, tontadas aparte,
poco más que decir salvo callarme
para que al menos tenga un cierre digno este poema...

[Hallie Hernández Alfaro]

.

Siempre a pleno corazón creando, existiendo en líneas pulcras, siendo Ramón Olivares el escritor sensible y lleno de fuerza evocadora.

Abrazo enorme, amigo.
Gracias por estar.

[Pilar Morte]

La sinceridad del poema desnuda el alma y la deja viva en tu hermoso poema. Me gustaron tus versos.
Abrazos

[Manuel Rubio]

Llevo toda la vida dando palos de ciego,
llamándome Ramón y huyendo de la muerte;
ocupando las horas de los días
en perder la ocasión de aprovechar el tiempo
y en dar cabida a cada vez más vicios.

Por no querer sentirme desgraciado
he trabado amistad con la desgracia
y he dejado centenas de enemigos
vencidos a mi espalda.

Llevo toda la vida dando coces
y esperando caricias;
mintiendo a discreción sinceramente
y usando el corazón para estar vivo
sin más expectativas.

Bebiéndome el futuro por los bares,
asistiendo a la iglesia los domingos
y fiestas de guardar, como Dios manda;
queriéndote tan sólo hasta trincarte
y haciendo lo que ordenen los demonios que me habitan
por ley de incompetencia.

Llevo toda la vida, y otras que antes viviera,
gozando del placer de estar jodido;
apuntándome a cursos de autoayuda
que ayudan sobre todo a quien los vende,
y contándole al mundo batallitas absurdas
-para más inri en verso-
que apenas sé siquiera por qué escribo.

Y, tontadas aparte,
poco más que decir salvo callarme
para que al menos tenga un cierre digno este poema...

Esto no puede acabar bien, Ramón, son demasiados aviones sobre nuestras cabezas.
Como siempre dices, el cierre es de antología; y el resto del poema bien podría hacerlo mío, si no fuera por tus costumbres de los domingos.

Se te aprecia.

[Ramón Castro Méndez]

Me gusta mucho tu poema, tocayo. Escrito, por así decirlo, a calzón quitado. ¿Quién no se ha sentido alguna vez víctima de las circunstancias, las propias y las ajenas, y un tanto a la deriva? Magnífico, amigo, te felicito.

Un fuerte abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Amigo Jorge-Ramón, muchas veces no queda más remedio que rendirse ante la fuerza y autenticidad de tus versos. Esta es una de tantas.

Todo un placer de lectura.

Abrazos y salud.

[Jorge Salvador]

.

Siempre a pleno corazón creando, existiendo en líneas pulcras, siendo Ramón Olivares el escritor sensible y lleno de fuerza evocadora.

Abrazo enorme, amigo.
Gracias por estar.

Gracias a ti siempre, Hallie. Se hace (o por mejor decir, se intenta hacer) lo que se puede. Pero mi otro yo, el del lado negro, como ves, me pone muchos impedimentos...
Abrazo más enorme

[Jorge Salvador]

La sinceridad del poema desnuda el alma y la deja viva en tu hermoso poema. Me gustaron tus versos.
Abrazos

Gracias, Pilar. Siempre un honor tu presencia en mis intentos.
Abrazo fuerte

[Jorge Salvador]

Llevo toda la vida dando palos de ciego,
llamándome Ramón y huyendo de la muerte;
ocupando las horas de los días
en perder la ocasión de aprovechar el tiempo
y en dar cabida a cada vez más vicios.

Por no querer sentirme desgraciado
he trabado amistad con la desgracia
y he dejado centenas de enemigos
vencidos a mi espalda.

Llevo toda la vida dando coces
y esperando caricias;
mintiendo a discreción sinceramente
y usando el corazón para estar vivo
sin más expectativas.

Bebiéndome el futuro por los bares,
asistiendo a la iglesia los domingos
y fiestas de guardar, como Dios manda;
queriéndote tan sólo hasta trincarte
y haciendo lo que ordenen los demonios que me habitan
por ley de incompetencia.

Llevo toda la vida, y otras que antes viviera,
gozando del placer de estar jodido;
apuntándome a cursos de autoayuda
que ayudan sobre todo a quien los vende,
y contándole al mundo batallitas absurdas
-para más inri en verso-
que apenas sé siquiera por qué escribo.

Y, tontadas aparte,
poco más que decir salvo callarme
para que al menos tenga un cierre digno este poema...

Esto no puede acabar bien, Ramón, son demasiados aviones sobre nuestras cabezas.
Como siempre dices, el cierre es de antología; y el resto del poema bien podría hacerlo mío, si no fuera por tus costumbres de los domingos.

Se te aprecia.

Jajajajaja, Manolo, este poema lo podría hacer suyo media humanidad, todos tenemos contradicciones y un montón de monstruos danzando en nuestro interior que nos llevan por la calle la amargura...
Sí, demasiados aviones nos sobrevuelan
El aprecio es reprócico

[Ana Muela Sopeña]

Fabulosa declaración sin eufemismos.

Es un poema desenfadado lleno de ironía, sarcasmo, bondad y autenticidad.

Me ha encantado leerte, Jorge

Felicidades
Un abrazo
Ana

[Jorge Salvador]

Me gusta mucho tu poema, tocayo. Escrito, por así decirlo, a calzón quitado. ¿Quién no se ha sentido alguna vez víctima de las circunstancias, las propias y las ajenas, y un tanto a la deriva? Magnífico, amigo, te felicito.

Un fuerte abrazo.

Sí, Ramón, a calzón quitado, me encanta esa definición. En verdad todos tenemos mucho miedo a desnudarnos, excepto si es para echar un buen carrigüelo...
Un abrazo, amigo. Gracias por pasarte

[Jorge Salvador]

Amigo Jorge-Ramón, muchas veces no queda más remedio que rendirse ante la fuerza y autenticidad de tus versos. Esta es una de tantas.

Todo un placer de lectura.

Abrazos y salud.

Sinceramente agradecido, querido Ferreiro. Celebro que te haya gustado esta auto flagelación mía.
El placer es mío, compañero. Honrado por tu visita y tus alentadoras palabras.
Abrazos y salud

[Jorge Salvador]

Fabulosa declaración sin eufemismos.

Es un poema desenfadado lleno de ironía, sarcasmo, bondad y autenticidad.

Me ha encantado leerte, Jorge

Felicidades
Un abrazo
Ana

Gracias, Ana. Estas son unas cuantas de esas cosas que tan sólo decimos nunca.
Un abrazo, compañera

[Marisa Peral]

Pues sabes, querido "Jorge-Ramón" (me ha gustado que Ferreiriño te haya llamado así) y creo que hoy acierta.
A ver, unas veces eres Jorge Salvador y otras Ramón Olivares y no tengo claro cuando eres uno u otro, ni cual de ellos es el bueno o el malo. Pero hoy te veo guerrero con tu otro yo y me gustan estas declaraciones confesionales.
Todos tenemos alguien que nos habla al oído y nos recrimina actitudes, pero estoy segura de que es pura envidia porque lo que hacemos bien nunca nos lo cuchichean ¿verdad?

Vamos a tener que poner en Alaire un controlador aéreo para que dirija el tráfico de tantos aviones que nos sobrevuelan.
Felicidades, me ha gustado leerte.

Abrazos fuertes.

[Mirta Elena Tessio]

Llevo toda la vida dando palos de ciego,
llamándome Ramón y huyendo de la muerte;
ocupando las horas de los días
en perder la ocasión de aprovechar el tiempo
y en dar cabida a cada vez más vicios.

Por no querer sentirme desgraciado
he trabado amistad con la desgracia
y he dejado centenas de enemigos
vencidos a mi espalda.

Llevo toda la vida dando coces
y esperando caricias;
mintiendo a discreción sinceramente
y usando el corazón para estar vivo
sin más expectativas.

Bebiéndome el futuro por los bares,
asistiendo a la iglesia los domingos
y fiestas de guardar, como Dios manda;
queriéndote tan sólo hasta trincarte
y haciendo lo que ordenen los demonios que me habitan
por ley de incompetencia.

Llevo toda la vida, y otras que antes viviera,
gozando del placer de estar jodido;
apuntándome a cursos de autoayuda
que ayudan sobre todo a quien los vende,
y contándole al mundo batallitas absurdas
-para más inri en verso-
que apenas sé siquiera por qué escribo.

Y, tontadas aparte,
poco más que decir salvo callarme
para que al menos tenga un cierre digno este poema...

Así es como se ama hasta llegar al odio Ramón o Salvador.
Este poema es digo de un poeta como Vicente Fernández
a quien ambos conocemos y a quien tu exrañas y yo también.
No te tires la tierra encima, el polvo vuelve al polvo alli no coincidimos.
No creo en un dios donde me inclino, creo en el amor que nos sublima,
Amar hasta llegar al odio es tu lema, mañana será otro día y como todos
en este mundo miserable ya no seremos los mismos.
Vicente está ocupado en su negocios por si te interesa saber.
Saludos cordiales y que la vida te sonría.-