Bien hecho, general

[Antonio Arjona]

Pienso que, para denunciar lo inconcebible, bien merece hacer una visita, la misma que aprovecho para enviaros un abrazo a todos/as y desearos lo mejor.
******

Conocí a un general
con cien medallas colgadas
en su pechera imponente,
medallas de pura chapa
todas de rojo carmín
no de sangre derramada,
que los heridos son otros
a los que a morir mandaba.
Bravucón en su despacho
con piernas acomodadas,
nunca utilizó un fusil,
solo lápices y mapas.
Guerrero de pacotilla
presumido de sus chanchas,
hablaba de mil combates
sin rubores en su cara,
mil combates y mil muertos
entre la noche y el alba,
acribillados en calles
Sepultados en sus casas,
mil niños sin padre o madre
de la noche a la mañana.
Muy bien hecho, general,
ya te ganaste la paga,
duerme tranquilo esta noche
en la mejor de las camas
y que mueran los demás
sin que puedan hacer nada,
en un carro de combate
o en un avión ya sin alas.
¡Qué importa que niños mueran
en guerra injustificada!
Puedes ser un general
de los que ordenan y mandan,
el que más medallas tienes,
pero careces de un alma.
Vuelve tanques al cuartel
y lucha contra batallas,
con bandera de la paz
salvando vidas humanas.
Ojalá que así te viera
cuando al fin me despertara.

[Ana Muela Sopeña]

Un romance muy bueno para denunciar la guerra.

Felicitaciones
Un abrazo, Antonio
Ana

[Antonio Arjona]

Muchísimas gracias, Ana. Salud, amiga.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema necesario en estos luctuosos momentos, porque en las guerras siempre mueren los mismos: los jóvenes soldados; los generales siguen vivos en el envejecimiento de su carne rancia.

Todo un placer de lectura, amigo Antonio.

Abrazos y salud.

[Ramón Castro Méndez]

Muy logrado este poema que denuncia la más execrable actividad humana como es la guerra, donde los muertos siempre son los mismos, los que no tienen ninguna culpa, los inocentes.
Un placer de lectura.

Un abrazo.

[Pilar Morte]

Me gustó esta denuncia tan necesaria ante tanta barbarie.
Abrazos

[E. R. Aristy]

Pienso que, para denunciar lo inconcebible, bien merece hacer una visita, la misma que aprovecho para enviaros un abrazo a todos/as y desearos lo mejor.
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Conocí a un general
con cien medallas colgadas
en su pechera imponente,
medallas de pura chapa
todas de rojo carmín
no de sangre derramada,
que los heridos son otros
a los que a morir mandaba.
Bravucón en su despacho
con piernas acomodadas,
nunca utilizó un fusil,
solo lápices y mapas.
Guerrero de pacotilla
presumido de sus chanchas,
hablaba de mil combates
sin rubores en su cara,
mil combates y mil muertos
entre la noche y el alba,
acribillados en calles
Sepultados en sus casas,
mil niños sin padre o madre
de la noche a la mañana.
Muy bien hecho, general,
ya te ganaste la paga,
duerme tranquilo esta noche
en la mejor de las camas
y que mueran los demás
sin que puedan hacer nada,
en un carro de combate
o en un avión ya sin alas.
¡Qué importa que niños mueran
en guerra injustificada!
Puedes ser un general
de los que ordenan y mandan,
el que más medallas tienes,
pero careces de un alma.
Vuelve tanques al cuartel
y lucha contra batallas,
con bandera de la paz
salvando vidas humanas.
Ojalá que así te viera
cuando al fin me despertara.

Antonio, gracias por los buenos deseos, querido amigo. Nos dejas un buen poema a ese maleficio de la guerra. Toda cosa tiene un lider, todo lider un seguidor, todo seguidor persigue la muerte. Un fuerte abrazo, ERA

[Antonio Arjona]

Gracias a todas y todos, por vuestras palabras y tiempo. Saludos cordiales.

[F. Enrique]

Te muestras antimilitarista, Antonio, como Brassens, y como él fundes lo trágico con el sentido del humor. Muybueno.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un buen poema antimilitarista. Ha sido interesante y grata la lectura. Un abrazo, Antonio.