pero no llegaste al suelo,
yo te recogí en mis brazos
aquella noche.
Recuerdo aquella sensación como una cruz
que me persigue en todos mis calvarios,
me caigo tantas veces, una sola tú,
y no tengo a nadie
que pueda evitarlo.
(8 Agosto 1976)
(Diderot en el corazón)