Armisticio

[Vicente Fernández-Cortés]

El estilo es deliberadamente arcaico. No es más que un humilde homenaje, un atrevido guiño a aquellos poetas de la época dorada del soneto español.

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, tormentos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
al abordaje de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

[Hallie Hernández Alfaro]

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, sosiegos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
a la conquista de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Poesía de la más grande, refinada, absoluta, de una belleza descomunal.

Ovación sostenida, querido amigo.

[Ramón Castro Méndez]

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, sosiegos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
a la conquista de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Exquisito soneto de una belleza deslumbrante. Vaya mi felicitación y atronador aplauso..

Un abrazo.

[Guillermo Cumar.]

Vicente, un soneto con la grandilocuencia poética dando juego a tu buen quehacer, edulcorado por la inspiración
y los sugerentes y rítmicos encabalgamientos.

un abrazo

[Ana Muela Sopeña]

Un soneto excepcional, Vicente:

Ritmo, tema, rimas.

Dice en refrán: "En el amor y en la guerra todo vale". Bien, yo no sé si todo vale, pero desde luego en este soneto tuyo has conseguido mezclar con acierto los conceptos de amor y guerra.

Maestría y belleza.

Enhorabuena
y aplausos
Ana

[Óscar Distéfano]

Ya conocía yo este soneto cuasi perfecto. Ahora, luego de volverlo a leer, me embarga la misma emoción (y quizás más aguda). Este poema es un ejemplo de cuánto la forma categoriza un poema. Sólo me resta aplaudir.

Un saludo de amistad.
Óscar

[Jose Sierra]

Vicente tu capacidad para el soneto es siempre prodigiosa, y en esta entrega con tema clásico, me parece respirar a Garcilaso y al ideal del amor renacentista.

Mis Felicitaciones y un abrazo.

[E. R. Aristy]

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, sosiegos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
a la conquista de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Wow, quedo sin palabras, Vicente. Los compañeros te lo han dicho todo, solo puedo ponerme de pie a aplaudirte. Abrazos, ERA

[J. J. Martínez Ferreiro]

Intensa inspiración lírica la que se respira en este magnífico soneto.

Todo un placer tenerte de nuevo por aquí, amigo Vicente.

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo de Vicente.

[Vicente Fernández-Cortés]

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, sosiegos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
a la conquista de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Poesía de la más grande, refinada, absoluta, de una belleza descomunal.

Ovación sostenida, querido amigo.

Tu sincera ovación, querida amiga, es mi mejor recompensa.

Un fuerte abrazo.

[Vicente Fernández-Cortés]

Muchas gracias, Ramón por tu sincera felicitación por este soneto. Ya ves que no es más que un sencillo homenaje, un guiño si quieres, a aquellos garcilasianos que tanto esplendor le dieron al soneto español en la época dorada. Y por supuesto mis más sinceras disculpas por el evidente retraso.

Un abrazo.

[Mirta Elena Tessio]

El estilo es deliberadamente arcaico. No es más que un humilde homenaje, un atrevido guiño a aquellos poetas de la época dorada del soneto español.

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, tormentos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
al abordaje de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Conozco este soneto Vicente, hasta te lo he grabado.
Espero que regreses a deleitarnos con tus bellos poemas.
Besos hasta donde quiera que estes.

[F. Enrique]

Supongo, Vicente, que tendría que echar semanas para escribir un soneto tan difícil y bello como el tuyo, volver al Garcilaso más inspirado para corroborar con espanto que no es ese mi destino. No es mi lucha, pero quedo fascinado con la tuya, poesía rendida al capricho profundo de un maestro.

Un abrazo.

[Mirta Elena Tessio]

El estilo es deliberadamente arcaico. No es más que un humilde homenaje, un atrevido guiño a aquellos poetas de la época dorada del soneto español.

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

¡Ay furia colosal, tormentos raros!
reprime mi invasión, que ya no aspire
al abordaje de tus labios caros.

Concédeme, si acaso, que no expire
la ardiente llama de tus ojos claros
y aunque así me miraras, que te mire.

Conozco este soneto Vicente, hasta te lo he grabado.
Somos muchos lo que te echamos de menos.
Espero que regreses a deleitarnos con tus bellos poemas.
Un beso hasta donde quiera que estés.-