El prado con la lluvia se humedece
calándome los huesos de mi brazo,
llegó la tarde triste con su abrazo,
para darme consuelo si oscurece.
El prado sigue estando que estremece
con sus flores, buscando aquel regazo
que acune, que cobije nuestro lazo.
La tarde es solo tarde si embellece,
brindando su color a la pradera
dejando lado a lado en mi ventana
el aroma del prado y su madera,
de pino y su borrasca en la mañana,
de vino dulce embriaga mi ladera.
La tarde va llegando cual gitana.
Bailando se engalana.
Rasgando su vestido colorido
trazando su destino en un gemido.