mientras intentaba conciliar el sueño
porque el insomnio me abatía,
el viento irrumpió en mi estancia
sombre los cristales de mi vida,
las copas de los árboles en mi abadía
parecían hamacarse o se rompían.
El cerro a lo lejos,
los árboles y mi ventana,
rompían los vidrios de mi alma
rondando como fantasma
recorrí los recuerdos que dolían,
y subí las escaleras del tiempo,
llegando a una infancia de agonías
con los miedos de una niña perdida.
Una línea en el horizonte,
a la derecha el pasado,
el otro extremo el presente,
y en el centro un dolor se escondía,,
recuerdos con la violencia del viento
en mi jardín de versos lloraron
las penas entre la palmera
delante de la puerta el desierto.
La indefensa Capilla del Monte
con mis fantasmas se prendía,
entre las paredes de un viento
que se torno sollozo en el huerto
donde madura la herida.-
La tormenta ya ha pasado,
y mi pluma se yergue lapidaria,
porque voy a escribir los versos
más tristes desde mi alma solitaria