Vuelo Almería - Gatwick

[Marius Gabureanu]

En un vuelo de Almería a Gatwick
supe que mi vocación de perdedor
estaba mal distribuida en el recuerdo,
había demasiados momentos felices
y a esas alturas, me preguntaba
cómo pueden aguantar a diario los pájaros
tanta belleza, los relieves del puerto,
el mar divulgando sus secretos de cera,
y miraba a los demás pasajeros
con la sensación de que iban a estrangularse
por saber que las distancias no se recorren, se duelen.
Las azafatas llegaban con un carrito lleno
de tazas de café, relojes, en una palabra
estaba prohibido pudrirse a esas alturas
y nadie extrañaba su sombra,
la voz del capitán anunciaba turbulencias
y yo solamente pensaba en las piedras que traía en el maletín,
en los siglos que tardó la naturaleza
para moldearlas y para que nazca alguien
que quiera arrancarle el rostro a la soledad,
las tazas de cafe temblaban en el carrito
pero las azafatas mantenían la sonrisa fija
y hacían preguntas amables, hasta me preguntaban por ti.
A la policia de frontera le expliqué que las piedras eran para construir una tumba
y entonces me dejaron pasar,
parece que hay que traer tumbas de otro país,
parece que los pájaros emigran como buscando su tumba,
que hay promociones del silencio en la rama de los naranjos
y ese gramo de polvo blanco se esfuma en la mesita de noche.
Ahora, si miro la fecha que muestra el calendario,
no hay otra playa para practicar nudismo que la de los recuerdos:
allí mis huesos muestran su vergüenza de formar un esqueleto
sin una historia que contar.
Nadie extrañaba su sombra
en ese vuelo de Almería a Gatwick
ni siquiera los recién nacidos,
los miraba por el binocular del insomnio
adictos a los pezones de su madre
como desarrollando una nostalgia de puentes,
los recién nacidos y sus madres con pezones de luna llena
en un espacio tan restringido
que la voz del capitán anunciando turbulencias
era broma, y que las azafatas sufrían de temblor en las manos
y mis piedras, también.

[Hallie Hernández Alfaro]

Extraordinario, este vuelo es de una riqueza poética difícil de ovacionar. Me ha superado esta maravilla, querido amigo.

Un poema con mil siglos dentro.

Abrazo enorme.

[Rosario Martín]

Has vuelto con una maleta llena de vivencias, compañero,
cada uno de los poemas que te he leído( aunque no haya comentado)
son de una gran altura poética, Marius, poemas pájaros
que vuelan por el cielo de este portal
en V mayúscula de verso.
Mi admiración a tu obra y tu persona.Un abrazo grande.

[Lunamar Solano]

Inmenso y contundente querido amigo... miradas colmadas de emociones...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Pablo Ibáñez]

Alucinante. Es como meterse un tiro de ácido. Empiezas, te paras, sales por otro lado, vuelves al sitio anterior, razonas, te rayas, intentas otra salida loca, analizas delirantemente, en el último momento giras bruscamente... A mí me encanta.

Un abrazo.

[Luis M]

Sencillamente magnífico, Marius. Un muy buen poema. Mis aplausos, querido amigo, y un fuerte abrazo.

[Antonia Mauro]

Nos transportas en cada poema, nos llevas a la escena, a vivirla contigo.

Tienes magia, como Mary Poppins. Y eso es bueno. Muy bueno.

Qué vamos a decir ya, si ya lo hemos dicho, que eres muy bueno chaval.

Un abrazo.

[Rosa Marzal]

Otra obra para enmarcar. Tu inspiración no tiene límites, Marius.

Mi sincera felicitación.

Abrazo.

[Rafel Calle]

Grandes obras en Alaire: Vuelo Almería-Gatwick, de Marius Gabureanu.

[E. R. Aristy]

En un vuelo de Almería a Gatwick
supe que mi vocación de perdedor
estaba mal distribuida en el recuerdo,
había demasiados momentos felices
y a esas alturas, me preguntaba
cómo pueden aguantar a diario los pájaros
tanta belleza, los relieves del puerto,
el mar divulgando sus secretos de cera,
y miraba a los demás pasajeros
con la sensación de que iban a estrangularse
por saber que las distancias no se recorren, se duelen.
Las azafatas llegaban con un carrito lleno
de tazas de café, relojes, en una palabra
estaba prohibido pudrirse a esas alturas
y nadie extrañaba su sombra,
la voz del capitán anunciaba turbulencias
y yo solamente pensaba en las piedras que traía en el maletín,
en los siglos que tardó la naturaleza
para moldearlas y para que nazca alguien
que quiera arrancarle el rostro a la soledad,
las tazas de cafe temblaban en el carrito
pero las azafatas mantenían la sonrisa fija
y hacían preguntas amables, hasta me preguntaban por ti.
A la policia de frontera le expliqué que las piedras eran para construir una tumba
y entonces me dejaron pasar,
parece que hay que traer tumbas de otro país,
parece que los pájaros emigran como buscando su tumba,
que hay promociones del silencio en la rama de los naranjos
y ese gramo de polvo blanco se esfuma en la mesita de noche.
Ahora, si miro la fecha que muestra el calendario,
no hay otra playa para practicar nudismo que la de los recuerdos:
allí mis huesos muestran su vergüenza de formar un esqueleto
sin una historia que contar.
Nadie extrañaba su sombra
en ese vuelo de Almería a Gatwick
ni siquiera los recién nacidos,
los miraba por el binocular del insomnio
adictos a los pezones de su madre
como desarrollando una nostalgia de puentes,
los recién nacidos y sus madres con pezones de luna llena
en un espacio tan restringido
que la voz del capitán anunciando turbulencias
era broma, y que las azafatas sufrían de temblor en las manos
y mis piedras, también.

Tu poetica es extraordinaria, superlative, indispensable. Gracias por compartir de tu honda Belleza, Marius. Abrazos, ERA

[Pilar Morte]

Comprendo que se me pasara. Hoy lo leo con la suma atención que merecen tus poema. Qué grande eres!! Geniales versos.
Abrazos

[Armilo Brotón]

En un vuelo de Almería a Gatwick
supe que mi vocación de perdedor
estaba mal distribuida en el recuerdo,

y yo solamente pensaba en las piedras que traía en el maletín,
en los siglos que tardó la naturaleza
para moldearlas y para que nazca alguien
que quiera arrancarle el rostro a la soledad,

A la policia de frontera le expliqué que las piedras eran para construir una tumba
y entonces me dejaron pasar,
parece que hay que traer tumbas de otro país,

los recién nacidos y sus madres con pezones de luna llena
en un espacio tan restringido
que la voz del capitán anunciando turbulencias
era broma, y que las azafatas sufrían de temblor en las manos
y mis piedras, también.

Querido Marius, con una mezcla extraña y delirante, en mi cabeza, de Shidarta buscando a Buda, de flecha buscando al arco, cuando releí este poema decidí volar como tus pájaros, comer en el camino iniciático que describes para comprobar de qué fuente surgen tus versos ¡si yo pudiera adentrarme en las profundidades del hacerse poético!
Llené mi maleta de piedras y cartones de tabaco, en Inglaterra es muy caro, y me fui al aeropuerto de Almería con vuelo a Gatwick. Todo era sospechosamente normal, no atravé las paredes como Harry Potter, para encontrarme un avón distinto al del común de humanos.
Pero lo más jodido de todo es que no hubo turbulencias y dada mi genética Bolsón me quedé dormido: Ni pezones, ni azafatas, ni relojes pudieron con mi inconsinencia meditativa. Ningún poema salió de mis torpes neuromas. Tampoco nadie en migración me preguntó por los tres kilos de piedras que portaba. Frustrado le pregunté al taxista: Oiga señor, ¿usted sabe dónde vive el Metro de la poesía? Es que quiero llegar pronto al nirvana. Evidentemente, me bajó del taxi y así es como te encontré, sin rumbo, perdido en el espacio/tiempo, dejando mi mente en blanco te encontré. Ya lo dijo Buda: No pienses más de la cuenta que viene Maya y te la come.

Un abrazo amigo

[Ana Muela Sopeña]

Alucinante poema, Marius:

En su momento me lo perdí. Celebro el rescate.

Un beso enorme
Ana

[Ana García]

Celebro este rescate y compruebo que echo de menos los poemas tuyos Marius.
Cómo a algunos de los anteriores compañeros se me ha pasado está maravilla.
Es un viaje duro y no parece que fuera para llegar a Ítaca. Me recuerda alguno que hice yo. Y es lo que tiene escribir de esa forma tan gráfica, que nos sumergimos en tus vivencias.
Un abrazo.

[F. Enrique]

Magistral, Marius. Entre lo mejor de Alaire.

Un abrazo.