Luis M escribió: ↑Dom, 06 Dic 2020 18:28
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Pequeño, curioso y peludo ser de la galaxia.
Tú, hijo predilecto de Bastet.
Numen de Szymborska, Huxley,
Kerouac, Warhol, Twuain,
Picasso, Mattise o la ultradiva Liz Taylor.
A ti, que naciste gato y callejero,
te digo:
Si fueras un gato listo te acercarías
al primer bípedo con buena pinta* que veas.
(* entiéndase en el sentido más humano:
o sea, con cara de bueno, ojos de esos
que están llenos de aguas dulces,
de yo no sé si Dios existe
pero no soporto el sufrimiento ajeno
ni la suerte tan escasa y mal repartida)
Así mismo olvídate de los que tienen
mirada rara o esconden la mano.
Luego deberías ejecutar piruetas graciosas,
poner mirada triste o de cordero degollado,
como la que debió poner Judas
al reencontrarse con su antiguo socio
en etéreas latitudes.
También te aconsejaría que intentes ponerte de rodillas
(ya, ya sé que tus articulaciones
no están hechas para tal postura).
Pero, amigo,
muy posiblemente te va la vida en ello,
sería genial dislocar, incluso, tu estructura ósea
con el fin de conmover
sobremanera al dios de poco pelo.
Después, si te acariciara, yo que tú
ronronearía como un jodido loco,
hasta que ni se escuchen la música del móvil,
los cláxones de ningún coche
o las dudas que pudieran surgir
a ese humano sobre los gastos de alimentación,
esterilización, del veterinario cuando seas viejo
o la tristeza a soportar el día
que te vayas al otro barrio.
Recuerda, que si al cabo de un minuto
sonríe y no sale corriendo
con la cabeza gacha y los ojos vueltos hacia dentro,
tendrás muchas cartas a tu favor
para que tu existencia transcurra
entre montones de suaves cojines,
latas de sabrosas delicatessens,
calores paradisiacos y caricias para dar y tomar,
(la libertad es solo un sueño engañoso)
Mi querido amigo gato,
la vida es así, también la de vosotros los gatos.
Que sepas que nadie estamos exentos
de tener que maullar por una ración
de efímera felicidad, dar en ocasiones
nuestra zarpa a torcer;
"
Quien no llora no mama"
es un refrán también aplicable
a vosotros los felinos.
Te diré, que en realidad, todo gira
en torno al caprichoso y mero azar.
para ti, para mí, y para todo hijo de vecino.
Eso sí, de igual modo debes saber
que hay alguna probabilidad
que te topes con el tipo equivocado:
que te dé una patada en la barriga,
te regale un plato de matarratas,
te encierre en un puto cuartucho,
o en el mejor de los peores casos,
simplemente te bufe y siga su camino.
Hermano gato, yo te entiendo,
aunque tú no me entiendas a mí.
Todos en un momento dado
podemos ser tanto adorables
juguetes de peluche un día,
como feos, pulgosos y malolientes gremlins,
-carne de lunas y vertedero-
al día siguiente.
Y es que al final todo depende
de ese instante fortuito e inescrutable
en que nos cruzamos con algún ángel
tan perdido como nosotros
(de nuestra misma ralea),
o, si el viento sopla en contra,
con el mismísimo y puto diablo...
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