Una mañana

[Alejandro Costa]

Hice tanto por quedarme,
tanto, tanto,
que la piel sangraba a escondidas.

En aquel suburbio ignoré la paz que tanto me atormentaba,
la lluvia ácida de un sudor
que resbalaba por el sinsentido de mi cuerpo,
por una de tantas páginas alocadas de mi vida.

Las mañanas me golpeaban como huracán
que no encuentra el camino de salida;
las tardes eran de autocrítica, de pensamientos,
de inanición mental sin respuesta;
las noches se posicionaban como vía de escape,
entre alcohol, nocturnidad y actos extravagantes
trataba de huir de esta azarosa situación
en pos de una angustiosa y traumática cobardía.

He hecho tanto por quedarme,
hice tanto por evitar la caída
que aún no logro asimilar la derrota.

Ahora, sin fuerzas, sin fe,
envuelto en hábitos de soledad,
tan solo soy capaz de escribir letras en el pasado,
marcar territorio con las uñas agrietadas,
atormentar el tedioso movimiento del segundero,
las drogadas noches
y las mañanas sin rumbo, sin destino.

He hecho tanto, hice tanto,
que ahora tan solo me queda pedir perdón
y esperar que una mañana,
una sola mañana,
me dé la bienvenida.

[Javier Dicenzo]

muy interesante trabajo lleno de aciertos poético y búsqueda.

[Pilar Morte]

Es triste el poema pero al final llega la mañana con su nueva luz. Me gustaron tus versos. Felicidades.
Abrazos

[Rafel Calle]

Arriba con esta nueve propuesta de Alejandro Costa.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Muy buena entrega, Alejandro, potente e íntimo.

Todo un placer de lectura, viejo amigo.

Abrazos y salud.

[Lunamar Solano]

Precioso y conmovedor desahogo querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[E. R. Aristy]

Hice tanto por quedarme,
tanto, tanto,
que la piel sangraba a escondidas.

En aquel suburbio ignoré la paz que tanto me atormentaba,
la lluvia ácida de un sudor
que resbalaba por el sinsentido de mi cuerpo,
por una de tantas páginas alocadas de mi vida.

Las mañanas me golpeaban como huracán
que no encuentra el camino de salida;
las tardes eran de autocrítica, de pensamientos,
de inanición mental sin respuesta;
las noches se posicionaban como vía de escape,
entre alcohol, nocturnidad y actos extravagantes
trataba de huir de esta azarosa situación
en pos de una angustiosa y traumática cobardía.

He hecho tanto por quedarme,
hice tanto por evitar la caída
que aún no logro asimilar la derrota.

Ahora, sin fuerzas, sin fe,
envuelto en hábitos de soledad,
tan solo soy capaz de escribir letras en el pasado,
marcar territorio con las uñas agrietadas,
atormentar el tedioso movimiento del segundero,
las drogadas noches
y las mañanas sin rumbo, sin destino.

He hecho tanto, hice tanto,
que ahora tan solo me queda pedir perdón
y esperar que una mañana,
una sola mañana,
me dé la bienvenida.

Expresas, Alejandro, un senitmiento que todos tenemos en común...cómo, cuándo, por qué tiempo actuar? Lo mejor, muchas veces es quedarse quieto por un rato. Me conmueve el tono de culpa, pero eso también es parte de nuestra realidad. Abrazos, ERA

[Julio Gonzalez Alonso]

Celebro estos versos tuyos tan repletos de intensas reflexiones y que reclaman una deuda que, quizás, nunca se cobre. Un abrazo, Alejandro. Salud.

[Concha Vidal]

Jandro, mira que chulada acabo de recuperar.
Pues nada, abrazos de mar compartido.