Phlebas el fenicio, muerto ha quince días,
olvidó el grito de la gaviota, y la resaca en el mar profundo,
las pérdidas y los beneficios.
recordó las hazañas de su tiempo y juventud
al traspasar el remolino.
respeta a Phlebas que alguna vez fue alto y hermoso como tú!
Death by Water
Phlebas the Phoenician, a fortnight dead
Forgot the cry of gulls, and the deep sea swell
And the profit and loss.
He passes the stages of his age and youth
Entering the whirlpool.
Consider Phlebas, who was once handsome and tall as you.
(Traducción: F. E. León)
Nada más leer este poema, sentí un impulso irrefrenable por traducirlo con mi inglés de mercadillo. El fenicio...es uno de nuestros mitos, es nuestro 1714, pero sabemos que es solo eso, un mito, que los catalanes (no sus cabecillas) de la época es muy probable que lo único que esperaban es que se resolviera el partido, ya en tiempo de prolongación innecesario por la agonía orgullosa y obstinada del Rey Sol, para saber cuál de los dos equipos les iba a fastidiar la vida. Para un ceutí España es lo primero; la pequeña gran burguesía exhibe sus banderas y otros pensamos que amar a tu país es aceptarlo cuando miras a los ojos de su fragilidad, pero tenemos una sentimentalidad que nos une a los fenicios y a los portugueses (ellos, al fin y al cabo fueron los que nos reintegraron a Occidente). Me emocionó Vargas Llosa, él, que viene de tan lejos, logró que, probablemente, por primera vez en mi vida, esas banderas fuera de lugar me parecieran hermosas.
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
(José Emilio Pacheco)