y mariposa ahogada en el tintero.
Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!
(Lorca – Vuelta de Paseo (Fragmento)
dónde se desesperan, en qué boca,
la rabia y los bramidos.
¿Qué lágrima tendrá de un cartel la sonrisa
que atraviesa los lechos
que hieren los rescoldos del mañana?
¿Qué lápida me espera para olvidar tu cuerpo,
para enterrar los senos de escultura
qué enturbiaron mi orgullo en el llanto del alba?
Destroza un corazón y sírvelo a la noche,
prende en tu propia llama los recuerdos
para ver descarnados los desnudos,
mece en tu negra espuma el fulgor de los astros
que aprisiona tu espalda
y memora en tus piernas la herida de los lirios.
Ahora me pregunto dónde mueren tus ojos,
dónde planchas tu blusa, tu leyenda y la falda
que no encuentra la voz
para abrir el camino ebrio de tu perfume,
para llevar al mar los vientos del deseo,
para inundar tu pluma caprichosa
con la palabra intensa
que reza melancólica en el templo
que rinde un culto amargo a los vestigios
perversos de tu sombra
mientras el aire gime cálido en tu caricia.
Para romper los brazos del mar que no se abrieron,
la puerta de tus labios decadentes
y la ventana oscura de tus muslos errantes,
para perder la huella de las horas perdidas
y escribir en los árboles sin rastro ni raíces
la amarga sinrazón de los te quiero
cuando no queda amor, Reina de corazones,
en el jardín sombrío que naufraga en tu frente.
Para hacerte divina en tus rasgos humanos
y mostrarte una estrella
que pueda protegerte cuando nadie te busque
ni anhele tu misterio que amenaza en las ruinas
de un desastre infinito,
temible y asustado
que asalta el corazón de tu ardiente silencio.
Porque quiero quererte sin amor,
porque quiero quererte sin reparos,
encenderme en tu llama
y atravesar la ausencia siniestra de tu túnica
que fervorosa cae en mi deseo
y castiga la fiebre del pasado.
Pero los ojos siguen en la cuesta empinada
que agolpa los murmullos,
los delirios y el aire de amores que pasaron
como si hubieran muerto en tu perfil tardío,
en normas encalladas,
en llanto con espinas que recorre las venas,
Reina de corazones.