
Estás de coña.
Yo jamás he violado un solo verso.
Sé que quieres cambiar no sé qué de mí.
Pero amada, mi mundo gira mucho más rápido.
No tergiverso lo que escribo,
ni me he vuelto retorcido.
Esos versos los lego a los exégetas.
Decía que no hay más arte en lo que digo.
No invento ni reinvento lo que soy
-A no ser que me tome todo a chiste-,
ni tampoco me centro en lo que pienso.
El poema es un método de engaño,
y tiene todos los boletos
para llevarse el gato al agua.
No sabes el trasfondo que penetro.
Déjame, pues en paz, sal de mi mente,
ya no puede salvarte mi tormento.
En este mundo mío en que prometo y juro,
he visto a la poesía doblegarse,
seguir dos trayectorias paralelas.