Aves de escritorio X (Vuelos macabros)

[Ricardo López Castro.]

Algo me encandilaba
bajo el sol y la luna
luces, todas a una,
como un sol que se lava,
con su melena brava,
de ruina y de fortuna,
de hacer y deshacer
el cielo a su medida,
dura toda una vida
conciliar sueño eterno.

Ay amor, mi cuaderno
ha sufrido feroces embestidas,
ha cruzado palabras desvalidas.

En el ocaso enfermo.
Y por la noche duermo.
Estos ojos verán
cómo el crujir del pan,
duro y recién partido,
perpetuará el sonido
de esta ilusión que hemos compartido.

Tengo y guardo una sed
terrible e insistente
que trasluce y trasciende
como un halo de fe,
como una vela alumbra
como un perfume abusa
del pasado, quererte o no querer.

He disipado espuma,
a fin de hacerte ver
que es una travesura
de oleaje a través.

Y el mar bravo en la noche
se escucha como su primera vez,
y quiero hacerte ver,
manifestar mi enorme
ser sin hambre ni piel.

Soy el mar más espeso,
profundo en el saber,
salado en el reflejo
de estrellas que inundé.

Ojos de halcón y manta de salitre,
los recuerdos en mí se desvanecen,
por todo lo que callo ya lo dije,
sabes de buena tinta:
Desapareceré.

El día menos pensado
caeré sobre la piedra,
exhausto y arrugado,
y ya no volveré.

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo, amigo Ricardo, donde desarrollas tu interesante serie, esta vez en heptasílabos y aprovechando la gran musicalidad de la rima.
Abrazos.

[Ricardo López Castro.]

Muchas gracias por tus palabras,Rafel.
Abrazos y felicidad, amigo mío.