Breves amores pictóricos VIII

[Ricardo López Castro.]

La luciérnaga ciega
vagaba por lugares
no palpando las hojas ni los árboles,
el pantano jamás amanecía,
centraba sus sentidos en su luz.

El amor que te dí
no llegó a lo profundo
no cayó en saco roto
tampoco se perdió en el horizonte.
Nunca me ha abandonado ni desdicho,
él solo se perdió entre correspondencia.

Hay árboles con sed en el jardín,
la canícula cae
en tiras de papel
los dominios del sol
desalojan su esférica apariencia.

Quien margina las almas
que persiguen la calma,
sabe acaso que la segregación
es tan superficial como abismal.
Quien libera una guerra por su cuenta
se inmiscuye en labores
que desempeña el mito de sus ídolos
e ilusiones.

No te quise tan solo con deseo
las flores se marchitan
y su última capa
les devuelve a su origen.

En el tiempo transitan
mis pasos redoblando el segundero.
Solo escucharlo duele
no quiero que esta orquesta
me revele tus notas musicales.

Recupero tu amor siempre que quiero
que me quieras.
Nunca dí ningún paso
en falso.
Solo que te alejaste y sigo detenido en ambiciones
que no duelen no al menos
que intente confiarte mi destino.

Eres como esa brisa.
Transparente y traviesa
que silencia mi casa
salir cómo salir
si me miro por dentro a cada paso.

[Rafel Calle]

Arriba con esta hermosa muestra de tu interesante saga de Breves amores, amigo Ricardo.
Abrazos.

[Pilar Morte]

El poema me gustó pero algunas estrofas son muy logradas y bellas. Felicidades.
Abrazos
Pilar

[Ricardo López Castro.]

Rafel, Pilar, gracias miles por vuestra presencia y comentario.
Abrazos y felicidad, amig@s.