mitad de la vida mía,
la flor de la poesía
escrita con oro fino.
Tu vientre templo de vida,
obra por Dios concebida,
excelente inspiración.
¡Perfección!
Un bonito atardecer,
cuando se oculta coqueto
un sol que guarda el secreto
del secreto de mujer.
Desde que fuiste parida,
das amor y das la vida
con plena dedicación.
¡Creación!
¿Dónde el pincel que te encuadre
o la mano prodigiosa
que dibuje primorosa
el prodigio de una madre?
Por tus sueños, por tu aporte
por nunca perder el norte
en un mundo sin razón.
¡Ovación!
Gajo de la nuestra viña
y puro amor es toda ella,
no existe rosa por bella
comparable a nuestra niña.
Madre de muchos quilates,
son sus besos acicates
que arroban el corazón.
¡Devoción!
Y tú, mi adorada esposa,
incansable luchadora,
en tus luceros aflora
la mirada más hermosa.
Si orgulloso soy por padre
todo lo debo a la madre
y a su fiel dedicación.
¡Emoción!
No me olvido de otras muchas
heroínas de mis odas,
nunca os pagarán a todas
el valor de vuestras luchas.
Loa y reconocimiento
al más puro sentimiento.
Y a la más fiel condición…
¡Bendición!