Pilar Morte escribió:Me reciben caminos de hormigas,
Van y vienen en orden, como antaño
gozamos procesiones,
Vienen y van mientras recuerdo
el uniforme y el manto de tul blanco.
Te acostumbrabas a ver la espalda de la compañera,
y el mundo fuera eran espaldas, solo espaldas.
Tenía que transcurrir tiempo hasta saber
que había pájaros con alas.
Yo pedí unas prestadas, brillantes, irrompibles
con las que pudiera, incansable, volar por encima del dogma.
No era posible, las hormigas pasaban por mis pies
dibujando el camino que ahora visualizo
como un río sin desembocadura.
Quizás exagera el recuerdo o quizás fue cierto
que nos vestían con túnicas de letanías
y una exigencia demasiado grande
para el despertar adolescente.
Era tarde cuando comenzaron a salir las primeras alas
y un viento huracanado las deshizo al probar su resistencia.
Entonces volvías a ver de nuevo la espalda-compañera,
único espejo en el que mirar los deseos.
Ahora me crecieron alas demasiado pesadas,
y ya no puedo con ellas, con la utopía del vuelo.
Sin embargo,
todavía me quedan ojos para el horizonte
y césped en el suelo para los pies cansados.
Realmente captas una época, Pilar. Me hiciste volar al pasado y ver que era una programación sistemática y de mentes estrechas. Recordé mis años en el colegio Santa Clara, Hermanas de la caridad y pude ver que ellas también solo veian sus espaldas. Me parece un poema bien escrito y libre. Vuela en historicidad y encuentra la linea invisible del horizonte. Te felicito. ERA