
No es preciso el talento para hacer un poema -los carentes son todos iguales-.
Regalo ideas que suenen a distinto, a distintivo.
Mi grito no se aplica a sus desavenencias.
Es más, soy generoso con ese tipo de carencias.
¿Porque siga un camino recto he de elegir -estilo-?
Me quedo con la verdad por delante -nunca supe de envidia cierta y corroborada-.
¿A quién van a ilustrar sus comentarios -que no sea de paja o de hojalata o de serrín-?
No hay calibre que mida lo inhumano de mis retorcijones poéticos -no son pro-éticos, ni siquiera proféticos. Simplemente se cubren por si mismos las espaldas-.
Nadie hay que se lo crea.
Probablemente el humo que les vendo
pueda haberse ofendido.
"Yo no amo la poesía por sí misma.
De no ser por mi pluma no podría ni ver la luz del día.
Un boli en mi mesilla sabe infinitamente a tinta, o a cultura, o a boniato."
¿Que yo defraudo con lo que escribo -para esto no existe un lavado de cerebro. Más que nada por la propia facultad de juicio... Mejor me callo-?
"Si la literatura fuese algo manejable les daría el control solo para fardar de ser caótico."