Novena estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
del largo y dulce razonar con ella
(Francesco Petrarca, Canción LXXIII)
junto a un laurel cual ínclito poeta,
bajo tu verde lira, musageta,
asciendes por la grada hacia el Parnaso.
Fugaz inspiración, latido laso;
arduo trabajo en lar de duro asceta;
punzante estilo, estética obsoleta;
burla de vuelo y rienda sin Pegaso.
Nunca se conoció tal coyuntura:
Calíope quebrada en largos trenos
y Apolo consolando sus clamores.
Soneto: si las nueve en noche oscura
se pierden; si tu estro viene a menos,
pídele a él su vena y sus primores.
