caer en la cuenta
de que toda la desnudez de la luz
nos sostiene,
desde el génesis del mañana…
A través de suelos estelares,
terrenales y oceánicos,
la fúlgida encrucijada
entrelaza nuestras almas…
Apostada en tu fuente
continúo en el gozo balsámico
de saberme vibrando y brillando
en el crepitar de tu silencio…
Fundida al arrabal de tu sombra,
al este de tu porfía,
enredada en tu lengua indómita,
concibiendo poesía…