En mi interior.
_________________
No te desparrames fuera:
entra dentro de ti mismo…
porque en el hombre interior
reside la Verdad.
__________________
¡Escuchadme, por favor:
necesito un haz de leña
y un buen atizado, para
reavivar la hoguera de mi
pecho. Si alguien me los puede
ofrecer, le ruego que me
llame con urgencia, o me
escriba un correo!...
(Las ramas, y el picón que se
consume, no los quiero…
sólo me interesan los troncos
de la encina y del olivo,
y los leños que hacen brasas
que crepitan y perduran
mucho tiempo...)
Y también quisiera -si no
os causa ningún problema-,
un brazado de esperanzas
y otro de optimismo, para
vivir con alegría y
lleno de ilusión… y otros
tantos de humildad y amor,
para erradicar mi orgullo
y demostrar mi afecto sin
palabras ni frases que
se aprenden en los libros,
sino con actos, y muestras
de cariño, que no lleven
etiqueta, y se hagan con
el corazón…
Y, para que no me pierda
en la oscuridad, me hace
falta el resplandor de una
luz y una nave que sea
muy ligera, con un mástil
que lleguen hasta los cielos y
unas velas sin costuras
ni inscripción:
¿Hay alguien que me
las puedo ofrecer?...
(Los barcos pesados no me
sirven para esta travesía:
tan sólo me interesa una
barca marinera, con un
fanal que me alumbre hasta
el Amanecer.)
.
Esta petición, la hago
a las doce de la noche,
mientras miro las estrellas,
y la luna llena desde
mi balcón…
aunque pienso,
que la luz y la alegría
y el amor y la esperanza,
y el mástil y las velas…
-y el atizador que pido
para reavivar mi fe-,
no los conseguiré, hasta
que extirpe el egoísmo de
mi alma y deje de mirar
y buscar afuera…
¡y lo haga en mi interior!
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No te desparrames fuera:
entra dentro de ti mismo…
porque en el hombre interior
reside la Verdad.
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¡Escuchadme, por favor:
necesito un haz de leña
y un buen atizado, para
reavivar la hoguera de mi
pecho. Si alguien me los puede
ofrecer, le ruego que me
llame con urgencia, o me
escriba un correo!...
(Las ramas, y el picón que se
consume, no los quiero…
sólo me interesan los troncos
de la encina y del olivo,
y los leños que hacen brasas
que crepitan y perduran
mucho tiempo...)
Y también quisiera -si no
os causa ningún problema-,
un brazado de esperanzas
y otro de optimismo, para
vivir con alegría y
lleno de ilusión… y otros
tantos de humildad y amor,
para erradicar mi orgullo
y demostrar mi afecto sin
palabras ni frases que
se aprenden en los libros,
sino con actos, y muestras
de cariño, que no lleven
etiqueta, y se hagan con
el corazón…
Y, para que no me pierda
en la oscuridad, me hace
falta el resplandor de una
luz y una nave que sea
muy ligera, con un mástil
que lleguen hasta los cielos y
unas velas sin costuras
ni inscripción:
¿Hay alguien que me
las puedo ofrecer?...
(Los barcos pesados no me
sirven para esta travesía:
tan sólo me interesa una
barca marinera, con un
fanal que me alumbre hasta
el Amanecer.)
.
Esta petición, la hago
a las doce de la noche,
mientras miro las estrellas,
y la luna llena desde
mi balcón…
aunque pienso,
que la luz y la alegría
y el amor y la esperanza,
y el mástil y las velas…
-y el atizador que pido
para reavivar mi fe-,
no los conseguiré, hasta
que extirpe el egoísmo de
mi alma y deje de mirar
y buscar afuera…
¡y lo haga en mi interior!