Nadires y profecías

[Ricardo López Castro.]

Yo qué coño sé de "poetizar".
A ver, si acabo pidiendo en la puerta de una iglesia, ¿qué pediré, limosna o bendición?
Todo lo que he escrito se cumple, se va cumpliendo.
¿Un don sobrenatural?
No lo creo.
¿Que si me he creído Jesucristo?
¡Por supuesto que sí!
Pero no cargo con la culpa, solo con la verdad, de puertas para adentro.
Miento, no tomo el pelo.
Lo hago para sobrevivir, aferrado al poco materialismo que me queda.
Ya casi ni me masturbo.
Intento, en este berenjenal llamado capitalismo, honrar a mi padre y a mi madre.
No creo en el amor, sino en el interés.
En el miedo.
O las ilusiones.
Creo en ello, mas no lo comparto.
Salgo poco de casa.
Mis relaciones son casi nulas.
He coqueteado con el suicidio.
Mis ideas oscilan entre lo ingenioso y lo enfermizo.
¿Quién demonios dejaría este mundo, con la seguridad de que hay algo mejor al otro lado?
Un dibujo mío me dice que no hay nada más allá de esto, de esta vida.
Y yo voy y me lo creo.
Eso es lo que tengo.
Quizá lo único.

[Concha Vidal]

Yo qué coño sé de "poetizar".
A ver, si acabo pidiendo en la puerta de una iglesia, ¿qué pediré, limosna o bendición?
Todo lo que he escrito se cumple, se va cumpliendo.
¿Un don sobrenatural?
No lo creo.
¿Que si me he creído Jesucristo?
¡Por supuesto que sí!
Pero no cargo con la culpa, solo con la verdad, de puertas para adentro.
Miento, no tomo el pelo.
Lo hago para sobrevivir, aferrado al poco materialismo que me queda.
Ya casi ni me masturbo.
Intento, en este berenjenal llamado capitalismo, honrar a mi padre y a mi madre.
No creo en el amor, sino en el interés.
En el miedo.
O las ilusiones.
Creo en ello, mas no lo comparto.
Salgo poco de casa.
Mis relaciones son casi nulas.
He coqueteado con el suicidio.
Mis ideas oscilan entre lo ingenioso y lo enfermizo.
¿Quién demonios dejaría este mundo, con la seguridad de que hay algo mejor al otro lado?
Un dibujo mío me dice que no hay nada más allá de esto, de esta vida.
Y yo voy y me lo creo.
Eso es lo que tengo.
Quizá lo único.

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Eso es lo único que tienes... y yo añado, ¡ y la vida ¡.

Poema anti-diez mandamientos, donde te plantea preguntas y casi te respondes a ellas, poema introspectivo para analizarlo frente a uno mismo.

Saludos mediterráneos¡

[Ricardo López Castro.]

Yo qué coño sé de "poetizar".
A ver, si acabo pidiendo en la puerta de una iglesia, ¿qué pediré, limosna o bendición?
Todo lo que he escrito se cumple, se va cumpliendo.
¿Un don sobrenatural?
No lo creo.
¿Que si me he creído Jesucristo?
¡Por supuesto que sí!
Pero no cargo con la culpa, solo con la verdad, de puertas para adentro.
Miento, no tomo el pelo.
Lo hago para sobrevivir, aferrado al poco materialismo que me queda.
Ya casi ni me masturbo.
Intento, en este berenjenal llamado capitalismo, honrar a mi padre y a mi madre.
No creo en el amor, sino en el interés.
En el miedo.
O las ilusiones.
Creo en ello, mas no lo comparto.
Salgo poco de casa.
Mis relaciones son casi nulas.
He coqueteado con el suicidio.
Mis ideas oscilan entre lo ingenioso y lo enfermizo.
¿Quién demonios dejaría este mundo, con la seguridad de que hay algo mejor al otro lado?
Un dibujo mío me dice que no hay nada más allá de esto, de esta vida.
Y yo voy y me lo creo.
Eso es lo que tengo.
Quizá lo único.

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Eso es lo único que tienes... y yo añado, ¡ y la vida ¡.

Poema anti-diez mandamientos, donde te plantea preguntas y casi te respondes a ellas, poema introspectivo para analizarlo frente a uno mismo.

Saludos mediterráneos¡

En efecto, Concha.
Yo siempre me he mantenido firme en mis ideas.
Este poema es mi reflejo.
Un saludo, y gracias por pasar y comentar.

[Rafel Calle]

Hermoso e interesante trabajo, amigo Ricardo.
Abrazos.

[Guillermo Cumar.]

Qué bien discurre el sentir que poetiza y cómo abre o cierra puertas según el
regocijo o la apostura.

Me gustó tu poema y lo aplaudo con el rigor de la poesía.

Un abrazo