Dios juega a los dados

[Javier Dicenzo]

Dios juega a los dados

¡Oh, exclamación virtuosa del sangriento pájaro en la vertiente infinita!
Dios juega a los dados,
en la muerte, en la lágrima y este anochecer de ahorcados en el firmamento…

¡Oh, grito que fluye como poeta que ruega a la amada… ámame! Ámame!

Sombras, de esa crisálida maldita, de amaneceres, de días y muertes,
Con las sogas colgando esperando un nacimiento pleno.

¿Tú buscas la máscara, la musa que es música ruego de dioses lastimados?

Tu caracola se clavó en mi nombre, en mi vidrio de caricias mundanas.

Antes, que el aleteo de la mariposa estás, en ese giro del espejo.
¿Dónde dejarás la palabra, esa que ahora te entrego, está en tu corazón?

Mascara sexuada de los apócrifos mitos de un juego entre la vida y la muerte,

Tus lunas, tus lunas, tus lunas, son como las lunas las lunas…
Pero no quiero regresar a ese infinito… donde las cruces son negras,
Amanecer vivo, es la cuestión de cada hombre y mujer,

Regresa a la playa donde dejé los sueños amarrados, a esa luz.

Pero la mar… ese mar de paraísos en medio de la nada,

Son poemas, son ruegos al universo.

Cuando crezcas como un árbol iré a regar tus praderas,
Luego llamearé como una runa, un perro, un gato, un mito
Para renacer
Hacia donde los pájaros huyen, huyen como simientes que no regresarán.

[Ricardo López Castro.]

Bellísimo y expresivo poema, compañero.
Gracias por compartirlo, esas aves simientes que florecen horizontes.
Felicitaciones.
Un abrazo fuerte, con mis mejores deseos y bendiciones!

[Àlex Gállego]

Un poema cargado de símbolos poderosos. Me gustó la lectura.

Saludos

Àlex

[Javier Dicenzo]

Ricardo, gracias por tu paso por este poema.