y el viento
lleva esencia sutil de azahar : tu aliento”
Ayer pasé muy cerca
y todavía
quedaban mil sentidos para pensar en ti.
Una estrofa con flores escarlatas
y un saxofón a golpe de ronquido,
y tú en ese lugar.
Algún que otro vestigio de material ausente,
el corazón sonando a desierto y a isla,
los pasos amarillos del vino y la ceguera.
Ayer, con todo humano,
me acordé de los mapas que acababan allí.
Ya no había lenguaje,
ni pintura,
ni corredores lentos regidos por mujeres silenciosas,
ni bajadas al mar en bicicleta.
Y todo porque entonces
las gentes de este mundo
no dedicaban tiempo a fabricar noticias,
o porque yo cerraba los ojos para ver
cómo amaba tu cuerpo.