Era un domingo azul de primavera
Con rumores de tango en la cantina;
La flor de tu belleza verdadera
Me atrapó con su aroma en una esquina.
Y fui de tu sonrisa postinera
La víctima propicia y genuína;
La seda de tu piel fue mi bandera,
Tus labios de ababol mi golosina.
Y en un bajel de locos desvaríos
Navegamos sin rumbo, como crios
Que han descubierto un cielo de ambrosía;
Dos almas de pasión aconchabadas,
Y el mundo un carrusel sin algaradas
Flotando sobre un mar de poesía.
Autoría: Rafael Zambrano Vargas
Autoría: Rafael Zambrano