para que se duerman los niños,
pero tambien para que despierte el hombre
H. C. Andersen
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Vieron los discípulos
que el maestro llevaba varias horas
sin moverse, sentado bajo la sombra de un tilo,
entre ellos se preguntaban si le habría pasado algo.
Decidieron ir a su lado, al mirarle de cerca apenas respiraba,
Tímidamente le preguntaron:
¿que haces, maestro?
el respondió: soy
¿eres? volvieron a preguntarle extrañados
Si, volvió a responderles con serenidad,
soy uno con la hierba, con las nubes, el canto del rio
y el rumor del viento ....