
Llegas perdón
encontrando el año desbocado,
pidiendo auxilio desde el frío trébol de añoranzas.
No ves estremecerme ni rendirme
cuando creías que morir con ganas era tan usual.
Ya ves,
queda el parpadeo y esa noche que dijimos cielo
y pareciera que nuestro secreto es quedo
pero no es así,
no lo es
no lo fue
no será.
Llegas perdón a confundirme
callando lo que mi sangre dice
porque un día besé con mis sueños
la retórica de tus ojos.
SeLeNiA