Me protejo con el sueño me siento dueño de mi silencio.
De mi silencio no puedes alegar ¿me rebates Prudencio?
Mi prudencia es el misterio, como Séneca sentencio:
si en la calle hace frío aún me río en la condena
del Génesis, del némesis y estiro la cadena.
¿Pecado es vivir? Pecado es morir, yo lo elijo
a mis años, mudo, siento que el mundo es rebaño no acertijo.
¿Más detalles? No te ralles: es muy claro, no es tan grave,
la puerta que cierro se abre a mi verso, que es la clave.
Perdonad perdonavidas la verdad no es doctrina,
dudar es la oración que alucina mi retina.
Vi Damocles en la noche como perro callejero,
nací,
llegué, y vencí: con filosofía de César aprendí.
¿Te suena esto? No es invento ni portento, ni bronca de yuntero,
tantas formas, tantas normas el cielo se compra sin dinero.
Con razones sacristanes, no mentiras, la Navidad es putada
de nada y sin rumbo, sin curro donde el burro es la fachada.
Y vosotros de rodillas, no me extraña que las tengáis duras.
No juzguéis no seréis juzgados, no os quejéis dijeron los curas
y no admito impostura; ten cordura, dijo mi abuela Manuela.
Villancico que mastico es un rap que dedico a su esquela.
Sueño que sueño a oscuras, volar sin mordaza.
Porque el miedo no me atrapa, ni es abrazo ni amenaza
el cielo del mañana, un dilema que taladro;
prefiero el suelo, soy el amo, me llaman perro y ladro
cuanto puedo, cuanto quiero, no pierdas de vista mi jugada:
borracho de hachas estridentes -dijo Miguel- de mi boca a la tuya
¡qué patada!
Roger Nelson
elPerro