Ramón Castro Méndez escribió:Manuel Sánchez escribió:¿Por qué ahora que estorbo
a este viento llegado de los trenes,
me han entrado estas ganas
de darme unos consejos?
Mira como nos llaman
las playas de diciembre,
con su esqueleto negro (reino de cormoranes),
de espuma que ha llorado
antes de atardecer.
Y es que se están borrando las cigüeñas
en cada lentitud de campanario,
las sombras junto a la luz del rio,
y los niños corriendo en busca de la edad
como si fueran tiempo
y no cambiase nada.
Cuando vengas a verme
tráeme algunas cosas que a veces desconozco,
el helado topacio de tus manos heladas,
el lunar que ha esperado a que fuera de día,
la canción que una noche se marchó poderosa
y no sé dónde duerme.
Tráeme, si me aprecias,
un poco de aquel mar en tus bolsillos.
Pero quizás, no es lo mejor que vengas,
porque si estás aquí
no podré imaginarte,
ni hacer que tú me escuches desde un anfiteatro,
ni soñar con tus ojos a solas en la pérgola.
Fantástico poema. Un placer de lectura. Mi atronadora ovación.
Un abrazo.
Ramón te agradezco mucho tu comentario, amigo. Eres muy amable. Perdona el retraso en contestar pero me hice un lio y ahora me he dado cuenta del caso.
Un fuerte abrazo